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                                                                                           𝑺𝒆𝒏̃𝒐𝒓𝒂 𝑭𝒐𝒓𝒎𝒂𝒏

Intento concentrarme en cortar unas zanahorias, pero no dejo de pensar en él pobre Fez y lo mal que lo debe de estar pasando en el hospital. Dejo el cuchillo y salgo de la cocina entrando en el salón donde está el mueble bar pero está vacío.

Creí que Red me ha quitado todas las botellas, pero esos idiotas se las llevaron y me dan ganas de hacerles lo que mi marido siempre les dice en sus culos.

Suena el teléfono inalámbrico del salón, lo cojo muy molesta pero al escuchar la voz de mi pequeño me calmo por completo.



                                                                                           𝑪𝒐𝒏𝒗𝒆𝒓𝒔𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒕𝒆𝒍𝒆𝒇𝒐́𝒏𝒊𝒄𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝑬𝒓𝒊𝒄

-Cielo.                               -¿Se encuentra Donna ahí?.

-No, está en su casa.                   -Metí la pata.

-No cielo.                                     -No lo sabes, ¿verdad?.

-¿Qué ha pasado?.                        -Peleamos por tonterías y deje que se marchara.

-Cielo, seguro que lo arregláis. Todo tiene arreglo en la vida.                     -No se...

-Regresa a Point Place y recuperala.                       -No le digas nada a Red de que vuelvo a                                                                                                                    casa.

-YUPIII.



Doy saltitos de alegría cuando Red entra en casa con un arma, al verme me despido de mi niño y cuelgo el teléfono.

-¿Qué pasa?.

Red- ¿Qué coño haces?.

-Nada, ¿y tú?.

Red- He ido de caza, ya te lo dije.

-¿Has cazado algo?.

Red- Tenía acorralado a un ciervo y consiguió escapar él muy cabrón.

-Lo siento mucho amor.

Red- Es igual, ¿y la bebida?.

-Los chicos, Kelso dejo una nota.

Red- Hijos de puta.

-Mañana iré a la licorería para reponer el mueble bar.

Red- Bien.

Nos damos un corto beso y sube las escaleras para cambiarse de ropa, entro de nuevo a la cocina y sigo haciendo la cena. Pongo la mesa y miro el calendario, dentro de tres días es el cumpleaños de Red.

Red- ¿Ya está la cena?.

-Sí, ahora te sirvo.

Abre la nevera y de ella saca una lata de cerveza, le sirvo a él primero y luego a mí. Me siento y miro la silla vacía de mi niño en nada le tendré de vuelta, pero a Red no le diré nada.

! Aquellos Maravillosos años!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora