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Sentía que cada vez la manecilla del reloj iba más lenta. Tan solo diez minutos y las clases se habrían terminado. Miré el papel por última vez. Esa tarde había de llegar pronto a casa pero quería pasar por la hípica antes de llegar. Necesitaba hablar con Wooseok.

Kino ya había vuelto a la escuela y se sentaba a mi lado. Hongseok, en cambio, había decidido escaquearse del instituto. 

Agarraba el papel con las manos. Era un papel medio roto. En él habían dibujados unos mapas y los horarios del bus para estar en la hora exacta que mi madre había dicho que estuviera en mi casa. Todo esto pudiendo pasar antes por la hípica.

- ¿Qué piensas decirle a Wooseok? - Kino me susurró. Mierda. Volví a mirar el papel. Lo tenía todo preparado, todo controlado, los horarios. Todo. Pero Wooseok se salía de mis planes. Aun que planeara cualquier cosa sabía perfectamente que al verlo de cara no iba a recordar lo acordado.

- No lo sé - me sinceré a mi amigo. Él se rió por lo bajo. Me puse a hiperventilar -. No hace gracia, ¿y qué pasará cuando lo vea? - levantó los hombros así indicándome que él tampoco lo sabía.

Sonó el timbre y mi barriga empezó a sentir nervios. Recogí las cosas torpemente. Me despedí de Kino y marché hacia la hípica.

Entré con los puños cerrados. Las manos me sudaban, mis pies eran fríos y cada dos por tres me lamía los labios. Sentía un nudo en la garganta y mi barriga estaba vulnerable. Busqué a Wooseok con los ojos dirigiéndome hacia los establos. Vi a unos niños pequeños montar a caballo, Hui los instruía.

De repente noté una mano en mi hombro y me giré rápidamente. Mi corazón saltó y el nudo de mi garganta se apretó. Tenía la piel fría, el sudor también estaba helado, aún así sentía muchísima calor. Las rodillas me temblaban.

- ¿Te has perdido? - pero ese no era Wooseok. Realmente no sabía quién era. Creía que los únicos que trabajaban en la hípica eran Yanan, Hui, Wooseok, Yuto y el señor del bar. Pero esa cara parecía nueva. Quizás se trataba de un alumno.

- No, estoy buscando a Wooseok - mi respiración volvió a ser la misma y dejé de sudar. Mi cuerpo ya tomaba mi propio control. El chico se quedó pensando en el nombre que acababa de decir. Parecía que lo había oído pero no lo recordaba. De repente se miró su camiseta y un poco arriba de su pecho reposaba una mariquita. Empezó a moverse y a chillar mucho.

- ¡Una mariquita! - chillaba sin parar y finalmente se la quitó de un manotazo. Yanan salió de la caseta de recepción por los gritos y se rió al ver al chico cansado por moverse por culpa del insecto.

- ¿Qué haces tú aquí? - dijo después de reírse del chico con el pelo moreno, me miró extrañado y recordé que era martes y en teoría yo no debía de estar ahí.

- He venido a ver a Wooseok - sentía que la curiosidad de Yanan se preguntaba el porqué, pero decidió no hurgar.

- Wooseok no trabaja - no pensé en la posibilidad de que el chico sólo trabajara los findes.

- ¿Sólo trabaja los findes?

- No, trabaja cada día pero se ha dado de baja - mi corazón se paró -. Derecho este es su sustituto - señaló al chico que se había asustado con una simple mariquita -. Se llama Shinwon - me saludó sonriendo pero no le devolví la sonrisa. Mi cabeza no paraba de pensar en Wooseok. Debía estar en su casa, la misma casa que Hyuna, la chica que me odiaba. 

Mientras maquinaba mis planes para poder acceder en esa casa, alguien me llamó en el móvil. Miré la pantalla y vi el nombre de Hongseok.

- ¿Qué quieres ahora? - miré a Yanan y Shinwon quienes se quedaron incómodos y decidieron entrar en la caseta de recepción.

Quiero montarte [Wooho/Wooseok x Jinho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora