d i e z

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Ya llevo cinco cervezas y faltan treinta minutos para que empiece la fiesta

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Ya llevo cinco cervezas y faltan treinta minutos para que empiece la fiesta.

Termino la lata en mi mano y me pongo de pie con rapidez para ver si esta hizo algo, o fue un caso en vano al igual que las otras cuatro.

A veces es una bendición tener buena resistencia al alcohol, otras veces es tortura en su máxima expresión.

Miro a mi alrededor. Zara está terminando de poner los últimos platos con bocadillos en una mesa solitaria a un costado de la sala de estar del departamento que comparte con Zara, el cual perfectamente podría ser catalogado como penthouse.

—No les creo nadita que mantienen esta mansión con el dinero que ganan en la pastelería —digo caminando al basurero para tirar la lata al interior de este, evitando hacer una mueca por lo mucho que mi estómago duele.

Ahora recuerdo la razón por la cual dejé de beber cerveza.

Sofía suelta una carcajada.

Está sentada en uno de los escasos sillones terminando de hacer la lista de reproducción, mientras muerde su dedo pulgar.

—Puede ser que hayamos tenido que hacer un trabajito por aquí y por allá —dice ella sin mirarme—, pero completamente inofensivos. Apartes conoces a Zara, sabes que le gusta la vida lujosa.

—No podría esperarme otra cosa.

Avanzo por la sala recorriendo el espacio.

Zara se aseguró de quitar todas las cosas que fueran de valor de los estantes, y los estantes en sí mismo, los cuales están ahora dentro de su armario en su habitación, y esta se encuentra cerrada con llave.

También dejó unas cuantas sillas por ahí y por allá para los invitados aburridos que nunca quieren bailar.

Y por último contrató a un barman para que atendiera la barra, con la estricta indicación de: "No darle a Riley nada más fuerte que una cerveza."

Lo malo es que las cervezas me hinchan como mil demonios y luego termino vomitando por el exceso de gas y no el alcohol, algo que Zara no quiso entender.

—Vamos a pasarlo bien, no a borrarnos, Riley —me había dicho ella, no dándome paso a tener una conversación civilizada.

Así que traje mis propias municiones.

Si hay algo que las niñas scouts me enseñaron, aparte de hacer nudos y sobrevivir en la intemperie bebiéndote tu propio pipí, es de siempre estar lista.

Me escabullo por el departamento hasta la habitación de Sofía, la cual es la puerta a un lado del baño, y busco mi bolso entre las sabanas de la cama desecha. Al encontrarlo, meto la mano en el interior de este, y saco tres pequeñas botellas vodka que compré ayer a última hora en el supermercado. No son más grandes que mi mano, pero en la etiqueta dice que traen 150ml en cada una.

Debería ser suficiente.

Abro una de las botellas mirando por sobre mi hombro al hacerlo, una vez que te haces espía, es bastante difícil deshacerse de los hábitos. Y después de quitar la tapita, llevo la boquilla a mis labios y doy un sorbo.

Me trago el líquido evitando hacer una mueca.

Odio beber vodka sin jugo, pero no tengo otra opción.

Me aseguro de beber toda la botellita antes de salir y la tiro a la basura de la cocina, dejándola caer justo detrás de una bolsa de patatas fritas para que nadie pueda verla.

Espero un par de minutos, y una vez que empiezan a llegar todos los invitados, me obligo a tomarme la segunda botella.

El dolor de estómago pasa a segundo plano.

La música resuena en las paredes, y me río al pensar que los vecinos podrían llamar a la policía en cualquier momento.

Los amigos de Jason son más simpáticos de lo que esperaba, y por sobre todo, son más en número de lo que esperaba. Al parecer, cuando le dijimos que trajera a todo el mundo, se lo tomó más en serio de lo que pensamos.

Cerca de las diez, ya el departamento parecía estar por caerse debido a la cantidad de gente en el interior de este, bebiendo como si no hubiera un mañana, justo como en los viejos tiempos.

Me termino de beber mi última botella de vodka, y al salir de la cocina, escucho como tocan a la puerta. Me dirijo hasta ella para abrirla, pero Sofía llega antes que yo.

Una mano se posa en mi codo, obligándome a darme la vuelta.

—¡Vamos Riley! —dice Jason jalando de mi hasta la mitad de la pista de baile, donde habían puesto estratégicamente la mesa de centro de madera de Zara. El mundo me da vueltas y todo suena como buenas ideas en mis oídos—. ¡Es tu momento de brillar!

Jason me entrega una botella de champaña y me mira con una sonrisa burlona.

—Ya sabes que hacer —dice con un guiño y me abre el paso hasta la mesa, y luego me ayuda a subirme.

La música comienza a resonar con más fuerza, y bailo al mismo tiempo que agito la botella.

Una vez que sé que la botella está lista, me volteo hacia donde se encuentra la mayor cantidad de personas, moviendo sus caderas al son de la música, mirándome expectantes, y abro el corcho, pongo mi dedo en la boquilla de esta, y el líquido sale disparado hacia las cabezas de todas las personas debajo mío, las cuales lo esperan con las bocas abiertas con la esperanza de que un par de gotas caigan en ellas.

El remolino de Riley.

Solían llamarlo.

No sé si soy yo, pero no salió tan bien como antes.

Debería tratar de nuevo.

Doy un paso para bajarme de la mesa, y mis ojos se encuentra con todos los vengadores mirando la escena confundidos, y una vez que mi mirada choca con la de Steve, me doy cuenta que este no es la idea de fiesta que ellos tenían pensado.

Mi tobillo se dobla en el borde de la mesa, las luces me ciegan, y Jason, que había estado esperando mi bajada, envuelve sus brazos en mi cintura asegurando que no caiga de trasero al suelo.

—La misma Riley de siempre —dice ayudándome a incorporarme, su típica sonrisa ladeada pegada en sus labios—, tengo que admitir que todos te echamos de menos.

Ruedo los ojos y me encojo de hombros.

—Es imposible no echarme de menos —digo de broma, golpeando su hombro.

—En eso tienes razón —dice él haciendo que el agarre de su mano sobre mi cintura se haga más fuerte, paso mis brazos por sus hombros y dejo que me guíe al centro del remolino otra vez.


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HOLAAAAAAAA, ¿Cómo están?

Espero que les haya gustado el capítulo, y les adelanto que el próximo, cof cof, será narrado por steve :)

Lo subiré en la tarde, así que tendrán que esperar un poquito, pero les aseguro que la espera valdrá la pena jejejeje

carry on | steve rogers | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora