v e i n t i u n o

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—Es un restaurante de comida italiana —dice Jamie en mi oído, poniendo su mano en la parte baja de mi espalda, sus dedos acariciando la piel que queda al descubierto por mi vestido—

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—Es un restaurante de comida italiana —dice Jamie en mi oído, poniendo su mano en la parte baja de mi espalda, sus dedos acariciando la piel que queda al descubierto por mi vestido—. Sé que te gusta.

Trato de sonreírle mientras seguimos a la muchacha que se mueve entre las mesas hasta guiarnos a la nuestra, en una esquina del restaurante, justo a un costado de una de las tantas ventanas, velas adornando la superficie e iluminando la canasta de pan y las copas vacías.

Jamie me ayuda con mi silla y murmuro un gracias, él me responde con una sonrisa y da la vuelta para sentarse al otro lado de la pequeña mesa.

—¿Puedo traerles algo para beber? —pregunta la misma muchacha que nos guió hasta la mesa, sacando una pequeña libreta del bolsillo de su falda de vestir.

—Vino —responde Jamie antes de que pueda abrir la boca—. El mejor que tengas.

—En un segundo se los traigo —dice la muchacha sonriendo—. Les dejo los menús para que piensen que pedirán por mientras, su mesero designado vendrá de inmediato.

Ella se voltea y de un pequeño carro a un par de metros saca dos menús, le tiende uno a Jamie y me pasa el otro a mí.

Concentro la mirada en el menú, leyendo los nombres de los platos, todos en italiano. Frunzo los labios tratando de entender los nombres. La palabra pizza llama mi atención, pero considerando que el nombre de todos los ingredientes también está en italiano, la suerte tendrá que estar de mi parte esta vez y no enviarme un con anchoas o brocoli.

Cierro el menú y levanto la vista para encontrar a Jamie leyendo el menú con detenimiento. Saco un trozo de pan y me lo meto a la boca.

Silencio.

Silencio.

Silencio.

Quizás debería decir algo.

—¿Cómo te fue en la reunión? —pregunto y Jamie levanta la vista por dos segundos.

—Bien —responde y vuelve los ojos a la lista de platillos.

Saco otro trozo de pan.

¿Qué demonios estoy haciendo aquí?

Un chico joven se acerca a los segundos con una botella de vino en las manos. Al llegar nos saluda y comienza a servir las copas, luego deja la botella en medio de la mesa, saca una libreta y un bolígrafo.

—¿Están listos para ordenar? —pregunta.

—Estaba pensando que podríamos compartir una pizza —dice Jamie alzando la vista del menú y hablando más de dos palabras desde que llegamos.

—¿Compartir? —pregunto un poco confundida, el asiente entusiasmado—. Ah, mmmh, pues... claro.

—Son bastante grandes —dice el mesero sonriendo—, así que es una buena decisión compartirla. ¿Cuál les traigo?

carry on | steve rogers | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora