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Cinco años después

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Cinco años después.

Me despierto tarde como de costumbre.

El departamento está helado, y me quedo entre las sábanas, abrazando una almohada, hasta que reúno el valor suficiente para salir.

No siento olor a café ni escucho el sonido de la ducha en el baño, así que asumo por la cantidad de silencio que Jamie debe de haberse ido a trabajar hace rato.

Salgo de la habitación con mis pies entumiéndose con cada paso que doy y me dirijo a la cocina. Jamie limpió la taza y el plato que usó al tomar desayuno, así que está todo en orden.

Un bostezo se escapa de mis labios. Veo la hora en un pequeño reloj en la pantalla del horno a un lado del refrigerador.

12.57

Podría ser peor, me digo a mi misma, cuestionándome si debería tomar desayuno y también preparar el almuerzo, o simplemente almorzar considerando lo tarde que es.

Una nota amarillo fluorescente llama mi atención. Está pegada al refrigerador con la ayuda de un imán. Me acerco a leerla. Tengo que entrecerrar los ojos para poder alcanzar a identificar las letras.

"Espero que tengas un lindo día, bebé. Te dejé café en la cafetera. ¡ESTOY SEGURO QUE PODRÁS TERMINAR EL MANUSCRITO! Llámame cuando despiertes, te amo. –J."

Hago una mueca y me volteo con las manos en la cintura.

Hay cerca de cinco cajas de cartón en la sala de estar, todas llenas hasta el tope con las cosas que solía guardar en mi antiguo departamento, y ahora esperan ser desempacadas, después de que a Jamie se le ocurriera la maravillosa idea de invitarme a vivir con él.

Debí haber dicho que no de inmediato.

Pero la situación es la siguiente.

Estoy tan cerca de al fin terminar el primer borrador de la película que llevo escribiendo por décadas, que cuando Jamie me dijo que podía venir a vivir con él y despreocuparme de pagar las cuentas, y que podría al fin renunciar al infierno al que consideraba empleo, la parte soñadora de mi cerebro no se tomó ni dos segundos para pensarlo y accedió sin considerar el hecho de que tendría que VIVIR CON ÉL.

Y ahora me siento como una bruja maldita, jugando con los sentimientos de un gran hombre por un capricho.

Arranco el post it del refrigerador y lo tiro a la basura.

El café en la cafetera, obviamente está helado. Igual que mis pies.

Suelto un suspiro.

El departamento es un verdadero lujo. Antes de mudarme oficialmente, prácticamente vivía aquí, ya que pasaba cada minuto libre admirando la vista de Londres por las grandes ventanas en la sala, las cuales son polarizadas así que del exterior no se puede ver nada. De todas maneras, no importaría mucho, ya que estamos en un piso veintidós, y para poder espiar al interior, tendrías que hacerlo de un avión o algo.

carry on | steve rogers | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora