t r e c e

5.9K 588 207
                                    

Me despierto por el simple hecho de que mi cabeza parece estar siendo martillada por miles de pequeños duendes dentro de mi cerebro, y mi estómago se retuerce por todo lo que bebí anoche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me despierto por el simple hecho de que mi cabeza parece estar siendo martillada por miles de pequeños duendes dentro de mi cerebro, y mi estómago se retuerce por todo lo que bebí anoche.

Aunque no me arrepiento.

No hay mejor cura para las penas que el alcohol.

Me remuevo en la cama, agradecida de que no haya una gota de luz en la habitación, hasta que mi espalda choca con algo.

Cierro los ojos con fuerza y me cuestiono si quiero darme la vuelta y ver.

Trato de hacer memoria, pero lo último que recuerdo es haber bailado con Jason un par de canciones y luego escabullirme a la cocina y comerme unas sobras de lasaña que según Sofía no tenía más de dos días y después... negrura.

¿Traje un chico a casa?

¿Alguien me vio traer a un chico a casa?

¿A quién traje a casa?

Paso mis manos lo más imperceptiblemente que puedo por mi cuerpo. ¿Estoy vestida? 

Mi vestido negro sigue sobre mi cuerpo, aunque está arremangado en mi cintura, y mis bragas siguen puestas. Entonces no traje un chico a casa...

Estiro uno de mis pies por debajo de las sabanas y me encuentro con otro pie, está tibio, y es considerablemente más grande que el mío.

Riley eres una decepción. Aunque, igual hay formas de hacerlo sin tener que...

Sacudo la cabeza y tomo aire.

Me volteo antes de darme el tiempo de arrepentirme, y el aire se queda atascado en mis pulmones al ver el rostro de Steve sobre la almohada. Su ojos están cerrados, sus pestañas son tan largas que rozan la piel sobre sus pómulos y sus labios están entreabiertos.

Suelto una pequeña maldición.

Su mano izquierda está por sobre las cubiertas, posicionada donde mi cadera debería estar. Su respiración es constante y tranquila.

Me pregunto si podré escaparme antes de que se despierte, y luego fingir que no me di cuenta que era él.

O, mejor aún, ignorar que esto ocurrió hasta el día que me muera.

Apoyo mi mejilla en la almohada y suelto un suspiro.

Si salgo ahora lo más probable es que terminaré despertándolo, lo que llevará a una conversación de la cual no tengo ganas de participar, y lo peor de todo, es que haga lo que haga, no hay forma de evitarlo.

Steve se remueve a mi lado y cierro los ojos, cruzando los dedos para que no se de cuenta que estoy fingiendo.

Su mano izquierda se desliza por debajo de las frazadas y luego se extiende hasta llegar a mi cintura, contengo la respiración y dejo que Steve acerque su cuerpo el mío. Su dedos acarician la piel expuesta en la parte baja de mi espalda con delicadeza, al mismo tiempo que su brazo derecho pasa por debajo de mi cuello.

carry on | steve rogers | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora