d o c e

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Al llegar a la base, tengo que ayudar a Riley a bajarse del taxi y luego guiarla al interior, no sin antes pagarle al conductor y disculparme por las dos veces que Riley estuvo a punto de vomitar

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Al llegar a la base, tengo que ayudar a Riley a bajarse del taxi y luego guiarla al interior, no sin antes pagarle al conductor y disculparme por las dos veces que Riley estuvo a punto de vomitar.

Ella tararea una canción y trata de bailar mientras la ayudo a subir las escaleras que nos separan de su habitación. Cuando estamos a dos escalones del segundo piso, ella tropieza y suelta una estridente carcajada.

—Estoy bien, estoy bien —dice riendo y luego tomando mi mano para volver a ponerse de pie—. Parece que esto no fue tan buena idea como tenía pensado.

—¿Parece?

Ella me mira con una sonrisa burlona y los ojos entrecerrados.

—Quiero vomitar —dice llevando una de sus manos hasta sus labios. Miro hacia todos lados buscando algún lugar que esté accesible para que ella vomite porque está claro que no llegaría al baño al final del pasillo. Y luego otra carcajada se escapa de sus labios—. ¡Estoy bromeando! ¡Yo no vomito! ¡Solo la gente débil vomita! ¡Yo no soy débil!

—Ya, vamos fortachona —digo poniendo mi mano en su brazo para llevarla hasta su habitación.

Al abrir la puerta, ella ingresa y se deja caer boca abajo sobre la cama.

Tengo que tener cuidado de no pisar nada. Hay una consola de vídeo juegos en el suelo y la televisión está encendida. Las cortinas están cerradas así que lo único que ilumina su habitación es la luz del vídeo juego que Riley había estado jugando antes de salir.

—¿Recuerdas a Korg? —dice ella dándose la vuelta y luego sentándose en el borde de la cama, batallando con sus botas.

Lleva puesto una vestido negro ajustado, con botas de combate, porque si alguien en el mundo se va a poner pesadas botas de combate con puntas de acero y un vestido, esa es Riley.

Niego con la cabeza y me arrodillo en frente de ella.

—Te ayudo —le digo llevando mis manos hasta los cordones que amarran sus zapatos para comenzar a desabrocharlos—. ¿Qué decías de Korg?

—Que es un llorón —dice ella riendo, niego con la cabeza escondiendo una sonrisa, mientras batallo con los cordones—. Siempre que le gano en Fortnite, termina acusándome con Thor y después Thor me grita.

—¿Qué es Fortnite? —pregunto y ella me mira soltando un grito ahogado—. Estoy bromeando.

Dejo caer las pesadas botas a un lado de la cama, y ella se mete debajo de las cobijas, abrazando una almohada.

—Oye Steve —dice quitándose el cabello de la cara, tiene los ojos cerrados, mi corazón parece estrujarse dentro de mi pecho.

—¿Si?

—Uh, tú... —ella titubea en busca de las palabras y luego suelta un suspiro. Cuando vuelve a abrir los ojos, los tiene cubiertos en lágrimas, y no sé si es porque está cansada o por otra cosa—. ¿Tú crees que soy una mala persona?

carry on | steve rogers | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora