Christian empieza acaminar y yo lo sigo al lado suya.
Se mete las manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero a la vez que me pregunta: -¿Eres nueva, verdad?
-Si. En esta universidad y en la ciudad. Solo llevo viviendo aquí un mes. -respondo.
Asiente.
-¿Y porque decidiste mudarte aquí?
-El trabajo de mi padre, lo necesitaban aquí. -digo.
-¿Vives con tus padres?
-Solo con mi padre. -respondo brusca. Me molesta pensar en mi madre y creo que él lo nota.
Asiente.
-¿Tu vives solo? -le pregunto.
-Ya no. Me estoy mudando con un amigo a una nueva casa. Brock, ya lo conoceras.
-Bien.
Caminamos en silencio unos minutos.
-Ya estamos aqui.
Se para delante de una puerta cerrada con un cartel pegado donde se puede ver la palabra "secretaría".
Christian abre la puerta y me deja pasar a mi pimero. Le muestro una pequeña sonrisa como agradecimiento.
Él entra después de mi y cierra la puerta.
Hay una mesa grande y negra en medio de la habitación, pintada totalmente de blanco. En la mesa logro ver muchos papeles bastante desordenados. Una mujer esta sentada detras de ella, de mediana edad, y rebusca entre los papeles bastante apresurada.
Me acerco a ella, aunque no parece notar mi presencia, tiene luna gafas pequeñas por la mitad de la nariz, típico de abuela.
-Buenos días.
La mujer me mira por encima de las gafas. Noto como Christian se coloca al lado mía.
-Buenas. -dice ella- ¿que quieres?
-Soy Franshesca, vengo por mi horario y mis libros.
Asiente y vuelve a ponerse a rebuscar entre una montaña de folios.
Christian al lado mía no pronuncia palabra.
-¿Harms, Franshesca Harms? -pregunta la secretaria.
-Si.
-Aqui tiene su horario. Los libros están en la aquella sala. -Señala la puerta cerrada que hay en la habitación.
-Bien, gracias.
-Ve y cógelos, te espero aquí. -dice Christian.
Asiento y me dirijo a la puerta. Escucho comohablan Christian y la mujer antes de abrir la puerta y entrar en la habitación.
Hay varias montañas de libros con carteles con nombres puestos encima de ellos. Me acerco a ellos y busco el mío.
Cojo la montaña de libros y dejo el cartel con mi nombre donde antes estaban los libros.
Me dirijo a la puerta y la abro como puedo, son demasiados libros. Salgo de la sala y cierro de la habitación. Veo como Christian termina de hablar con la mujer y me mira a mi.
Me acerco a él.
-¿Has terminado ya?
-Si. -responde- ya nos podemos ir.
Asiento.
-Déjame ayudarte. -dice al tiempo que coge más de la mitad de los libros que cargo.
-No hace falta que carges tanto... -me corta.
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Las apariencias engañan
Non-FictionFrankie lleva una vida normal, o eso es lo que todos piensan. Pero su cuerpo cubierto de tatuajes, que no quiera dar demasiada información sobre ella y su pasado, es extraño. Ella tenía todo bajo control hasta que aparecieron. Ahora su fachada esta...