CAPÍTULO 9

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Dominic baja, cierra su puerta y rodea el coche. 

Abre mi puerta y yo con una sonrisa agradezco. 

Bajo y él cierra mi puerta. Todo esta muy oscuro y veo que hay muchos coches aparcados. 

-Vamos. 

Dominic me coge la mano y siento su palma cálida en contacto con algunos anillos plata que lleva, a juego con la cadena que le cuelga del cuello, que no logro ver bien porque lo lleva por dentro de la camiseta de mangas largas que lleva. 

Él me estira de la mano y empieza a andar.

-¿No me estarás llevando a matarme y esconder mi cuerpo aquí para que nadie lo descubra, verdad? -pregunto, parece broma pero en verdad si que me preocupa.

Dominic ríe y me atrae hacia él.

-No te pasará nada aquí, al lado mía.

Asiento. ¿Por qué confío en él? No lo sé, pero lo hago.

Caminamos un rato hasta que llegamos a un local grande con dos hombres en la puerta.

-Viene conmigo. -dice Dominic.

Los dos hombres asienten y abren la  puerta.

Dominic entra y yo lo sigo, todavía con las manos entrelazadas.

El local esta oscuro y con luces tipo disco. Hay mucha gente bailando, sobre todo en pareja, y muy pegados al ritmo de al música que esta a todo volumen y suena por todo el local.

Huele a alcohol y a tabaco, veo que la gente que baila o tiene una bebida o un cigarro en la mano. Aunque algunos puede que no sean cigarros. 

Dominic me acerca a él. Estamos cara a cara. Se agacha hasta que esta a la altura de mi oreja, y aun así tiene que gritar para que lo oiga. 

-No te separes de mi, si te pierdo entre tanta gente va a ser difícil buscarte. 

Asiento para que entienda que lo he escuchado. 

-He quedado aquí con unos amigos. Les veo un rato y nos vamos ¿Bien?

Se despega de mi y nos miramos a los ojos. 

Asiento con la cabeza y el me sonríe. 

Se da la vuelta y empieza a caminar entre los cuerpos de la gente. 

Yo lo sigo. 

Dominic parece saber hacia donde dirigirse porqué no busca a nadie con la mirada, tan solo sigue su camino haciéndose hueco entre la gente. En ningún momento me suelta la mano.

Minutos después mientras una canción algo antigua suena Dominic para y yo me pongo a su lado. 

Veo que mira una mesa donde unos cuantos chicos y chicas están sentados apartados de los demás. 

-Son estos, vamos. -me dice al oído. 

Asiento y vamos hacia allí.

Uno de los que esta sentado mira hacia Dominic y sonríe cuando lo ve. 

-¡Tío creía que no vendrías ya! -dice. 

-Quería veros aunque fuera un rato, Aisaac. Aunque vengo acompañado como puedes ver. -dice señalándome. 

-Oh, si claro. 

Se levanta del sitio y viene hacia mi.

Yo suelto la mano de Dominic para estrechársela a él. 

-Soy Aisaac, encantado. 

-Franshesca, pero llámame Frankie. 

Sonríe y asiente. Separa nuestras manos. 

Las apariencias engañan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora