Me despierto con la respiración acelerada e irregular. Mira hacia todos lados sintiéndome desorientada, por un segundo no se donde estoy, aunque pronto reconozco que estoy en mi cama y en mi habitación.
He vuelto a tener una pesadilla. Bufo. Hacia ya meses que no las tenía, pero hoy han vuelto. La misma escena desagradable se reproduce en mi cabeza una y otra vez en bucle, y siento ganas de chocar mi cabeza contra la pared de mi habitación.
Estiro mi mano y agarro mi móvil. Son las cuatro y cuarto de la madrugada. Se que no voy a volver a conciliar el sueño y mañana estaré quedándome dormida por las esquinas. Y ya no tengo las pastillas para dormir.
Me levanto de la cama y bajo a la cocina, con el móvil en la mano, por un vaso de agua.
Me apoyo en la encimera y me meto en algunas aplicaciones. Cuando me meto en mensajes y estoy a punto de salirme veo a alguien en línea. Dominic.
¿Qué hace Dominic a las cuatro y cuarto de la madrugada despierto?
No le doy importancia y me salgo de la aplicación.
El móvil vibra cuando me llaman. Dominic aparece escrito en la pantalla. No le doy muchas vueltas cuando descuelgo y me llevo lo acerco a la oreja.
-¿Dominic? -pregunto.
-Hola, Frankie.
No tiene la voz adormilada o más ronca por el sueño así que asumo que no se ha despertado hace poco.
-¿Qué haces despierto?
Él tarda unos segundos en responder, donde todo queda sumido en un silencio absoluto.
-He llegado a mi casa hace poco y aun no me he ido a la cama, tenía cosas que hacer. -explica, sin dar muchas explicaciones.
Hago un ruidito para que sepa que lo he escuchado.
-¿Cual es tu escusa? Te he visto en línea.
Me encojo de hombros como si él pudiera verme, cosa que no puede hacer.
-Me he despertado y no podía dormir. -comento.
Menos mal que ayer me acosté pronto, cuando llegue a mi casa después de dejar a Shantell en la suya, estudié un poco, cene temprano y me acosté muy pronto.
-¿Alguna pesadilla que te atormente el sueño, pequeña? -me pongo tensa ante la mención de pesadillas y de su apodo cariñoso.
-Si, algo así.
-¿Estas sola en tu casa? -pregunta.
No dudo cuando respondo:
-Si.
Mi padre no regresará hasta dentro de dos días.
Siento como sonríe desde el otro lada de la línea.
-Espera... ¿Y tú para que necesitas esa información?
-Ahora nos vemos, Frankie. -responde.
-¿Pero... qué?
Y cuelga. Lo único que escucho es un suave pitido desde la otra línea que me lo indica.
Aparto el móvil de mi oreja y me lo quedo mirando unos minutos.
¿De verdad es Dominic capaz de venir hasta aquí -aunque no se donde vive- cuando son más de las cuatro de la madrugada de un martes?
Cojo el vaso de agua que me empecé a beber antes y me lo llevo a la boca. De un solo trago me bebo todo el agua que queda dentro. Cuando termino dejo el vaso en el fregadero y salgo de la cocina.
Minutos después la puerta de la entrada es aporreada. Me levanto del sofá y me dirijo a la entrada. Allí parado delante mía con el hombro apoyado en el marco de la puerta, me mira fijamente Dominic.
-De verdad has venido. -no puedo evitar decir llena de sorpresa, de verdad creí que lo decía en broma.
Es la primera vez que lo veo desde el viernes, y aunque creía que las cosas iban a ser incomodas, me doy cuenta de que en realidad no lo son en absoluto.
Dominic se agacha un poco y deja un suave beso en mi mejilla. Toda mi piel se eriza ante ese contacto.
Cuando se separa me mira directamente a los ojos.
-No te podía decepcionar, Fransheska. -dice.
Y mi nombre completo saliendo de sus labios suena muy sexy. Su voz varonil y ronca envía escalofríos por todo mi cuerpo, aun estando yo en la puerta de mi casa y él fuera.
-¿Puedo pasar?
Asiento y me aparto de la puerta para dejarle espacio.
Cierro cuando él entra y lo sigo hacia mi salón. Dominic se para de pie en medio de mi salón.
-¿Tu cuarto?
-Arriba a la derecha. -contesto.
Y él empieza a subir las escaleras sin ningún problema, a mi no me queda más remedio que seguirle.
Abre la puerta de mi cuarto y le echa un buen vistazo.
No esta muy desordenado al menos.
Veo como se quita las botas militares que trae puestas y las tira a un lado, luego coge el dobladillo de su camiseta y se la saca por la cabeza.
A mi se me corta la respiración cuando veo su torso desnudo. Se esta desnudando en mi habitación y demasiado cerca de mi cama.
No se lo que él quiere, pero yo no se si sería capaz de decirle que no a lo que él quisiera.
-¿Dominic...? -susurro casi en un jadeo.
Él me mira y me sonríe.
-Solo vamos a dormir. Ve y tumbate en la cama.
Yo sin rechistar me meto en ella, como él me índica. Yo solo visto unas braguitas y una camiseta ancha, y él cuando se mete conmigo en la cama, solo unos boxers.
-¿Por qué has venido? -le susurro entre la oscuridad de la habitación y las sábanas.
-No te oías muy bien por teléfono, Frankie. Y no me molestaba venir y hacerte un poco de compañía.
Él acaricia mi brazo desnudo y me acerca a él. Yo le abrazo la cintura y apoyo mi rostro en su pecho.
Él me rodea con sus brazos y besa mi coronilla.
Cierro un instante los ojos. Imagino que la Frankie que soy ha desaparecido y soy otra, una Frankie con una vida normal, que no tiene pesadillas desde hace años y que no carga un montón de problemas a su espalda. Solo soy una chica universitaria que se esta enamorando de un chico, también muy normal, bueno y que no la va a ilusionar para luego destruirla y desecharla.
Aunque no conozco bien a Dominic, y no se que esta pensando ahora mismo.
Pero no le doy vueltas a eso.
-¿Dominic?
-¿Si?
Lo miro cuando me responde.
Acerco mi rostro al suyo y beso suavemente sus labios. Él me corresponde al instante. Es un beso corto, dulce y cariñoso, su sabor me embriaga, cigarrillos y menta.
Separo nuestros labios y apoyo de nuevo mi rostro en su torso desnudo.
Lo último que siento antes de quedarme dormida es como él mete la mano debajo de mi camiseta y acaricia dulcemente la espalda.
Es la primera vez que duermo tranquila después de tener una pesadilla.
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¿Cómo va la situación en vuestro país con estos del coronavirus? ¿Estáis bien? El periodo de cuarentena a mi al menos, se me esta haciendo eterno. 😂😂JULY
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Las apariencias engañan
Non-FictionFrankie lleva una vida normal, o eso es lo que todos piensan. Pero su cuerpo cubierto de tatuajes, que no quiera dar demasiada información sobre ella y su pasado, es extraño. Ella tenía todo bajo control hasta que aparecieron. Ahora su fachada esta...