CAPÍTULO 5

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-A la derecha de Christian esta Brock, su mejor amigo, el de la barbita con el cabello castaño hasta el pecho. Es guapísimo y esta soltero. 

La miro a ella. 

-¿Te gusta? -pregunto enarcando una ceja.

-¿Qué? ¡No! Pero... está como un tren...- suspira. 

Miranda y yo nos miramos. 

-Te gusta. -decimos las dos a la vez. 

-Dejaros de tonterías, sigo. 

Las dos asentimos para que siga. 

-El morenito, también con barbita y el pelo hasta por encima de los hombros es Dani. También esta soltero, me he enterado que lo dejo con la novia una semana antes de que empezara la universidad. 

-Pues si que esta bueno, y es guapo. -comenta Miranda. 

-Estoy de acuerdo. -digo. 

Volvemos a mirar a los chicos, que después de coger la comida se están sentando en la mesa que estaba libre. Supongo que esa mesa es lla que tienen reservada para ellos. No lo entiendo, son populares y ya tienen una mesa, tendrían que venir y buscar sitio como los demás. 

-El de piel blanquita y pelo negro carbón es Dael, y por desgracia amigas, es gey. 

-Una pena para el sexo femenino -comento con tristeza fingida- es guapísimo. 

Las dos asienten. 

-¿Y ese? - señala Miranda- El moreno de pelo largo y negro. Esta muy bueno. 

-Es Paul. 

-¿Esta soltero? -pregunta. 

Shantel asiente. 

Christian no me mira en toda la comida, no mira a nadie excepto a sus amigos. 

Cuando las clases terminan salgo acompañada de Miranda y Shantel. 

-Nos vemos. 

-Adiós.

Nos despedimos y me dirijo a mi Cadillac. 

-¡Frankie! -oigo que me llaman. 

Paro y me vuelvo. Miro a la persona que me esta llamando. 

Christian. 

-Christian. -saludo, cuando llega al lado mía. 

-¿Qué tal tu primer día? 

-Ha estado bien. ¿Que tal el tuyo? 

-Pues empezo bien -dice- y mejoro cuando tuve que ayudar a una muchacha que estaba perdida. -me sonríe. 

-Si, pues que suerte tuvo esa muchacha. 

Me vuelvo a girar y me dirijo de nuevo a mi coche. Él me sigue al lado mía. 

-Podríamos salir algún día. 

Yo lo miro cuando lo dice. 

Llegamos a mi coche. Quito el seguro y abro la puerta del conductor. 

Me vuelvo hacia él antes de subir.

-Mañana estoy libre. 

Él sonríe. 

-A las 7 puedo recogerte. 

Asiento. 

Saco un trozo de papel y un boli de mi bolso. Me apoyo en el coche para escribir. 

Le doy el papel. 

-Mi número de teléfono y mi dirección. 

Asiente y me sonríe. 

Las apariencias engañan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora