CAPÍTULO 25

349 24 10
                                    

Cierro la puerta de la entrada de casa y salgo al exterior. Falta menos de una hora para que sean las siete, debo darme prisa. 

Llego al garaje y me subo a mi Cadillac. Salgo rápidamente de allí y me dirijo al lugar de reuniones. Voy completamente de negro. Unos vaqueros ajustados y una camiseta con el logo de alguna banda antigua que me regalo mi padre hace años, botas militares y mi querida chaqueta de cuero. Mi pelo esta sujeto en una coleta alta en mi nuca. Mis labios resaltan, pintados en un tono rojo sangre. 

Las ventanillas están completamente bajadas y el aire entra en mi coche libremente mientras conduzco a una velocidad bastante alta. Una canción que desconozco suena en la radio e intento relajarme mientras conduzco. Se supone que los problemas en mi antigua ciudad ya los ha solucionado mi padre, nos hemos quitado un gran peso de encima. Lo malo es que no me siento así, ni mucho menos. Tengo la sensación de que todavía no esta solucionado, y que además tenemos incluso más que antes. 

Toma una gran bocanada de aire al tiempo que giro bruscamente a la derecha. Ya casi estoy llegando. 

Tengo que informar de que mi padre ya ha solucionado el problema allí, y que espero que cuando regresen, también se solucionen aquí, o al menos se calmen un poco las cosas. 

Necesito un cigarro ahora mismo, tengo que relajarme un poco. Pero estoy conduciendo. 

Minutos después llego a la gran nave, puesta a nombre de la compañía de mi padre, una farsa. Aquí no hay siquiera un empleado de mi padre trabajando para esa empresa. Una simple tapadera, que ha servido perfectamente. 

Esta nave se utiliza para el principal trabajo que el tiene, si acaso se le puede llamar trabajo a esto. Suspiro al tiempo que aparco el coche y apago la radio. 

Bajo del coche y cierro la puerta. Saco de mi bolso un cigarrillo y lo poso sobre mis labios rojos. Lo enciendo y guardo el mechero en uno de los bolsillos de mi pantalón. Me cuelgo el bolso del hombro y me aseguro que llevo dentro mi pistola.

Hay varios guardias vigilando esto, guardias, aunque nadie se extraña, se supone que es una gran empresa, y una empresa tiene guardias.

Avanzo a grandes zancadas hasta la puerta, pero antes de poder abrirla, alguien lo hace por mi. 

Su pelo negro azabache esta mucho más despelucado que la última vez que lo ví. Va enchaquetado, su traje es completamente negro, incluso la camisa, que tiene varios botones abiertos y deja a la vista parte de su pecho. 

-Hola, Frankie. -saluda al tiempo que yo expulso el humo del cigarro por la boca.

Casi me atraganto cuando lo veo, hacía siglos que no lo veía por aquí, aunque claro, también hacía tiempo que ni siquiera yo venía. Aunque vivía en otra ciudad, esta es la guarida principal y viajaba  muy a menudo aquí, esa también es una de las razones por las que nos mudamos aquí y no a otra ciudad.

-Luke. -saluso al hermano de mi amiga Miranda. Cuando lo miro no puedo evitar pensar en su hermana, mi amiga de pelos rosas, por ahora.

-Vamos, entra, Vincent y los demás ya están aquí.  

Entro y la luz tenúe de varios focos me saluda. Este sitio nunca me llego a gustar del todo. Y no se bien si es por el olor, o por la canidad de mierda que se hace aquí casi diariamente. Aquí han pasado cosas tan horribles, que incluso el más fanático de las películas de terror se moriría de miedo, escuchando a penas el principio.

Luck se sitúa al lado mía y los dos nos dirigimos a la conocida sala de reuniones. No hablamos mucho mientras andamos. 

Miranda y Shantell saben todo lo que ocurre aquí. Pero no están muy metidas, sus familiares prefieren dejarlas al margen, tanto Vincent, segundo al mando y padre de Shantell y Dakota, la madre de Shantell. Y Luck, no le  gusta que Miranda se meta, aunque en más de una ocasión las dos se han involucrado. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 21, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las apariencias engañan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora