-Hola, Leona. -saluda Christian.
-Hola, Christian. -digo antes de que el profesor empiece la clase.
Sinceramente no tengo ninguna idea de lo que esta explicando el profesor. Intento prestar atención pero me resulta imposible. Estoy nerviosa desde la charla con mi padre, no dejo de dale vueltas al tema, y más teniendo en cuenta de que ya han muerto -matado- a tres de los nuestros.
Tiene que acabar ya con ese maldito problema o esto se nos saldrá de las manos.
Copio las cosas que salen de la boca del profesor -que poco sentido tienen para mi- y lo que escribe en la pizarra. Apunto los ejercicios que nos recomienda hacer para el examen, que tendremos en poco tiempo.
Christian a mi lado, apunta cosas en su cuaderno, y para mi asombro parece entender bien esta clase, la cual es un martirio para mi.
Hoy muchos de sus tatuajes quedan a la vista. La camiseta negra de tirantes que lleva deja todo sus brazos al descubierto, y veo su chaqueta de cuero apoyada en el respaldo de la silla.
Veo como juguetea con el bolígrafo que sostiene con la mano cuando el profesor empieza a aclarar algunas dudas.
Yo procuro estar atenta, trabajo bien difícil, ya que soy malísima en este clase y además me aburre demasiado.
Después de una hora de tortura el timbre suena. El profesor corta su explicación y todos empezamos a recoger nuestras cosas.
Tardo unos segundos en guardar lo que he utilizado en la maleta, así que no tardo en salir de esa clase con la mochila al hombro en dirección a mi siguiente clase, para la cual tengo que andar bastante para llegar.
Me hago paso entre la marea de gente que se ha formado antes de segunda hora por el pasillo. Antes de llegar a mi próxima clase noto como mi móvil suena.
Me meto en el primer baño que encuentro y descuelgo antes de llevármelo al oído. Es un número que no tengo agregado.
-Frankie. -me saluda una voz grave a la que reconozco perfectamente.
-Vincent. -saludo al padre de Shantel.
-Tenemos un problema, Frankie. Tu padre todavía no ha terminado allí y ahora saben que él no esta aquí. Están esperando para atacar, y no va a ser tarde.
Cierro los ojos, con el teléfono aun pegado a la oreja y me froto el entrecejo con la mano que tengo libre. Esto se está complicando, cuando un jefe se va, otro jefe de otro sitio quiere atacar.
-Joder, -digo- mierda Vincent.
-Hay que hacer algo, Frankie, tu padre tiene que venir pronto, sin él parecemos débiles y ya llegan rumores de que quieren atacar.
-Pero si casi no ha estado fuera. -suspiro- Hoy a las 7 tendremos una reunión, avisa a los importantes en el sitio de siempre.
-Esta bien, nos vemos allí.
Cuelgo y me meto en mensajes. Busco el contacto de mi padre, con el que hace algo más de una hora hable con él, y escribo un breve texto.
¨Pa, resuelve rápido el problema, aquí empieza a complicarse la cosa. Luego te llamo¨
Envío el mensaje, luego apago el móvil y lo guardo en mi bolsillo.
Me dirijo a uno de los espejos colgados en la pared, encima de los lavabos. Mis labios forman una fina línea y tengo los rasgos tensos. Intento relajarme, tomo dos grandes bocanadas de aire e intento formar una pequeña sonrisa con mis labios.
Cierro unos segundos mis parpados.
Cuando los abro, mis ojos grisáceos están más suaves, mis rasgos menos tensos.
Me dirijo a la puerta del baño y me dirijo a mi próxima clase. Llego de nuevo justo antes de que empiece la clase. Me siento al lado de una chica a la que he visto alguna vez por los pasillos, no nos dirigimos la palabra en toda la clase.
A la hora del almuerzo me dirijo al comedor a paso lento. Miro el móvil cada dos segundos pero no me llega ninguna nueva notificación. Mi padre no responde.
Abro de nuevo nuestro chat pero ni siquiera lo ha leído. Suspiro, intentando relajarme. No le ha pasado nada, me repito una y otra vez en la cabeza. Estoy haciendo una montaña de un grano de arena.
Apago el móvil y me quedo estática en mitad del pasillo. Cierro los ojos al mismo tiempo que tomo una gran respiración.
Cuando estoy algo más tranquila meto mi móvil en el bolsillo de mis pantalones y vuelvo a caminar en dirección comedor. Seguramente Shantel y Miranda ya estén allí.
Cuando voy a abrir la puerta del comedor, otra mano lo hace por mí. Una mano que pertenece a alguien que esta detrás mía, muy pegado a mi espalda. Su mano y parte de lo que se le ve de brazo está lleno de tatuajes.
Christian.
Me giro despacio, y tengo que alzar bastante la cabeza para poder mirarlo a los ojos. Esta demasiado cerca.
-Hola de nuevo, leona. -saluda.
Esta claro que ese apodo se va a quedar para siempre.
-Christian.
El abre más la puerta, que se encuentra ahora a mis espaldas, y se pega más a mi cuerpo, cuando nuestros torsos se pegan por un segundo, noto como se me para la respiración. Tardo poco en volver en la realidad. Tengo que centrarme.
-Las damas primero. -dice simpático, más de lo normal.
Parece que hoy soy yo la única que no estoy feliz.
Me giro, desconectando nuestras miradas que habían estado conectadas en todo momento, para entrar al comedor.
Siento como una mano me agarra el brazo. Giro mi cabeza de nuevo.
-¿Esta todo bien, Frankie? -pregunta utilizando mi nombre.
-Si, solo... estoy algo cansada.
-¿Segura?
Asiento y le muestro una pequeña sonrisa. Parece que se lo cree, parece convencido.
-Gracias. -digo cuando entramos.
Sin esperar respuesta camino en dirección a la mesa donde están las chicas. Debo de tranquilizarme y cambiar la expresión de mi rostro. No puedo dejar que nadie más me vea así, así soy débil, no puedo demostrar cuan preocupada estoy por mi padre y por los grandes problemas que tenemos.
Nunca se sabe quien esta vigilándote, y no puedo arriesgarme. Ha sido un fallo dejar que Christian me viera así, pero parece que él no le dará importancia.
¡HOLA! Lo primero espero que todos en vuestras casas estéis bien, lo segundo espero que os gustase el nuevo cap.
Un abrazo y ánimo a todxs.
JULY
ESTÁS LEYENDO
Las apariencias engañan
Non-FictionFrankie lleva una vida normal, o eso es lo que todos piensan. Pero su cuerpo cubierto de tatuajes, que no quiera dar demasiada información sobre ella y su pasado, es extraño. Ella tenía todo bajo control hasta que aparecieron. Ahora su fachada esta...