Mientras comemos charlamos de cosas sin impotancia, aunque me lo paso bien.
Mi móvil suena avisando que me ha llegado un mensaje nuevo. Lo cojo del bolso y lo enciendo. Observo que tiene muy poca bateria. Es mi padre quien me ha mandado el mensaje.
"Voy a salir un rato con Vincent, no vuelvas tarde, mañana tienes universidad. Ten cuidado, te quiero." -Papa.
Vincent es policía y es el padre de Shantel, son amigos desde hace mucho tiempo.
Le respondo un "ok" y un "yo también te quiero".
Vuelvo a guardar el móvil y sigo hablando con Christian.
-¿Qué te ha parecido la universidad? -me pregunta mientras le pega un buche a su cerveza.
-Esta bien, y los profesores no son malos. No me puedo quejar.
Bebo de mi cerveza.
Cuando terminamos de comer y queremos pedir algo de postre su móvil suena.
Lo descuelga y se lo lleva a la oreja.
Observo como le cambia la cara. Parece enfadado y aprieta la madíbula.
Se levanta de su silla y sin dejar de hablar por teléfono coge la taquella de la silla y se la pone como puede.
-Si, voy para allá. -es lo único que oigo que dice antes de colgar y meterlo en el bolsillo.
Yo lo miro estupefacta y confusa sin decir nada.
Él saca su cartera y unos cuantos billetes. Me mira y pone los billetes en la mesa.
-¿Pero qué...? -digo mirándolo.
-Tengo que irme. -me corta- paga con eso y tienes que irte como puedas, llama a una amiga o un taxi, lo que sea.
-¿Pero... te vas a ir así? ¿Sin ninguna explicación?...
-Me ha surgido algo, lo siento. Tengo que irme.
Dicho esto y dejándome con la palabra en la boca empieza a andar. Dejándome allí sola.
El camarero viene y yo le pago con el dinero que él me ha dado. Se que debería darle al menos la mitad. Pero como me ha dejado aquí, sola y sin ninguna explicación, no lo voy a hacer.
Me levanto de la silla y me dirijo a la puerta, donde unos quince minutos antes salió Christian.
Él me trajo así que no tengo como irme. Saco el móvil, llamare a Shantel o a mi padre.
Lo enciendo.
Mierda.
Un dos por ciento.
Cuando me meto en llamadas mi móvil muere.
-¡Mierda! -no puedo evitar decir.
Camino unos pasos y busco una cabina telefónica. Pero claro, no hay por ningún lado. Estamos en el siglo veintiuno, y todo el mundo llevo móvil encima.
Supongo que me tocara caminar hasta que encuentre una cabina o un taxi.
Empiezo a caminar por la acera por el lugar por donde vinimos antes. Pero antes estaba acompañada, iba en moto y era por la tarde, ahora es completamente denoche, pasada medianoche, estoy sola, hace frío y voy andando.
¡Cualquiera sabe a cuanto esta mi casa de aquí andando!
Me abrazo a mi misma intentando coger algo de calor.
No pasa ningún coche cerca.
Unos veinte minutos después sigo andando y odiando a Christian.
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Las apariencias engañan
Non-FictionFrankie lleva una vida normal, o eso es lo que todos piensan. Pero su cuerpo cubierto de tatuajes, que no quiera dar demasiada información sobre ella y su pasado, es extraño. Ella tenía todo bajo control hasta que aparecieron. Ahora su fachada esta...