CAPÍTULO 14

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Volví!! Aquí tienen el siguiente capítulo de esta historia!!
Bebo un gran buche de la botella de cerveza que sostengo en la mano.

Creo que es mi tercera, o cuarta, no lo sé.

Pienso, apoyada en las esquina, mientras observo a Dominic charlar con sus amigos, no paro de darle vueltas a la actuación de Dominic y Christian. ¿Qué le pasa a los dos?

Vuelvo a tragar otro buche de cerveza.

Aparto la mirada de Dominic y echo un vistazo a la pista de baile improvisada. Una canción antigua suena por todo el local. Y no niego que no entren ganas de bailar.

Me dispongo a hacerlo cuando noto que me tocan en brazo. Me vuelvo y me encuentro con la mirada de un chico al que no he visto en mi vida.

-¿Bailas? -pregunto.

Le echo un último vistazo a Dominic, en un rato lo buscaré.

Asiento.

El hombre me agarra la mano y me lleva a la pista de baile.

Los dos nos movemos al ritmo de la música. El apoya una mano en mis caderas, y yo le resto importancia, solo bailamos.

De un momento a otro su mano se aparta de mis caderas y lo veo irse a toda prisa.

Miro a su dirección mientras se larga, confundida y quieta.

Me giro cuando siento una mirada clavada en mi.

Los ojos de Christian están clavados en mi. Viste entero de negro. No lleva su habitual chaqueta de cuero, tan solo una camiseta negra de tirantes que deja ver muchos de sus tatuajes.

-¿Christian? -saludo, aunque más bien pregunto. ¿Qué hace allí y por qué ahuyentó a mi pareja de baile?

-Delia.

Sin despegar la mirada de mi, se acerca.

-¿Bailas? -pregunta.

Lo miro dudosa, pero acabo encogiendome de hombros, resignada.

-Solo porque ahuyentaste a mi pareja de baile. -le digo y veo como se forma una pequeña sonrisa en su rostro.

Empieza a sonar una canción movida.

En la pista de baile casi no se cabe. Muevo las caderas al ritmo de la música.

Christian me agarra las caderas y me pega a él. Nuestros torsos están pegados y yo poso un brazo en su hombro y con el otro le rodeo el cuello.

Nos separamos un poco mientras bailamos para luego juntarnos de nuevo. Muevo las caderas al mismo tiempo que poso las manos en su pecho.

Me despego de él y doy un giro que me deja de espaldas a él.

El se pega por detrás y pega su torso a mi espalda sin dejar de bailar.

Tengo la respiración agitada y el ambiente huele a humo, alcohol y sudor.

La canción termina y los dos paramos de bailar. Me giro y nos miramos de nuevo a los ojos.

-¿Quieres que tomemos algo?

Estoy a punto de responder cuando las luces del local se apagan y se escuchan de lejos la sirena de la policía.

-¡Policía! -gritan.

Mierda. 

Me doy la vuelta y me hago hueco entre la gente a empujones. Pierdo a Christian de vista en segundos. 

Todos se empujan, se escuchan gritos por todas partes, recibo empujones y no encuentro a Dominic en ningún lado. 

Me pongo de puntillas como puedo y recorro todo el local, de nuevo, con la mirada. 

Las apariencias engañan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora