Miro la hora en el teléfono de nuevo. Dominic debería haber llegado hace media hora, el tiempo que llevo esperándolo en la entrada de la universidad, apenas hay gente ya.
Le envío un breve mensaje, preguntando si vendrá a recogerme como acordamos. Diez minutos exactos después el todavía no ha respondido.
La brisa me roza la cara suavemente, al tiempo que meto mi móvil en el bolsillo de mis pantalones. El día esta nublado, grisáceo, tiene un aspecto lúgubre, triste y hace algo de frío. Acepto que Dominic no va a venir a buscarme ya.
Con el bolso con los materiales colgado al hombro salgo de la universidad. Me queda un largo camino por delante, las chicas ya se han ido, hace mucho, y Dominic me ha dejado tirada. No puedo dejar que nadie me lleve a ningún lado, me condicionan a la hora de irme.
Esto ya me ha pasado dos veces, una con Christian y otra con Dominic. Muy a mi pesar debo admitir que no tengo mucha suerte, incluso pienso que ninguna.
Los pies contra el suelo es el único sonido que escucho mientras camino, acompañado del suave ruido del viento que hace poco empezó.
Camino a paso ligero, no por miedo, se defenderme y llevo una pistola en la mochila, pero hace más frío y el cielo tiene pinta de que va a empezar a llover en poco tiempo, y por el tono gris oscuro que ha empezado a envolver el cielo y calculo que será en breve.
Conecto los auriculares a mi móvil y me los pongo, acelero un poco el paso, aunque se que si empieza a llover no me quedará más remedio que mojarme.
Un poco de agua no es mala para nadie, aunque puede que el resfriado que seguramente coja después si.
Noto un tirón en el brazo que hace que pare inmediatamente. Christian me mira sonriente cuando lo miro. Sentado en su moto, en marcha, pero a velocidad muy baja.
-¿Quieres que te lleve? -pregunta.
Y joder, si quiero que me lleve.
-Si no es mucha molestia, de verdad te lo agradecería.
Asiente y con un gesto me indica que suba. Y yo no me lo pienso dos veces.
No lleva casco, yo tampoco. No es muy seguro pero no será la primera vez que me monte en una moto sin casco. Aunque se el riesgo, ahora mismo lo que menos me importa es llevar un casco.
Me subo al asiento de atrás de la moto, ahora parada, y paso mis brazos por su abdomen, agarrandome a él.
-Sujetate fuerte. -es lo único que dice antes de arrancar la moto y salir disparados a toda velocidad.
El viento en mi cara me reconforta, mechones de mi pelo revolotean alrededor de mi rostro y me hace sentir bien. Por unos minutos me olvido de todos mis problemas y reduzco mi vida al momento en el que estoy viviendo ahora. Lo único que queda en mi cabeza es que estoy abrazada a Christian, en su moto y con el viento de cara.
Rato después la moto para delante de mi casa.
Yo quito mis brazos de su abdomen y bajo de la moto. Miro un instante la puerta de mi casa antes de mirarlo a él de nuevo.
Él cielo sigue nublado, y seguramente la lluvia no tarde en empezar.
-Gracias por traerme, Christian, te lo agradezco muchísimo, me has ahorrado una buena caminata. -confieso.
Me mira directamente a los ojos todavía sentado en la moto.
-No ha sido molestia, me coge de camino a mi casa. Por cierto, ya tengo que irme, se me esta haciendo tarde.
Asiento.
-Si, claro, ya nos vemos mañana. Gracias de nuevo por traerme.
Él me muestra una pequeña sonrisa antes de encender la moto e irse.
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Las apariencias engañan
No FicciónFrankie lleva una vida normal, o eso es lo que todos piensan. Pero su cuerpo cubierto de tatuajes, que no quiera dar demasiada información sobre ella y su pasado, es extraño. Ella tenía todo bajo control hasta que aparecieron. Ahora su fachada esta...