Estoy paralizada, no sé que responderle. No puedo negar que él siempre ha sido solo un amor platónico, su propuesta me ha dado demasiado que pensar. Lo aprecio demasiado, tal vez el saber que siempre seríamos sólo amigos me hizo pensar que lo que siento es cariño, cuando lo que en verdad siento es amor. Me agrada demasiado la idea de vernos cada día, que valla por mi al trabajo, cenemos juntos por la noche, nos besemos cada vez que podamos. Imaginar sus brazos alrededor de mi es algo excintante.
Sus ojos buscan los míos, las lágrimas se han detenido, en su lugar una mirada llena de promesas penetra mi ser.
-Jules dime, no me hagas esperar más- me ha sacado de mis pensamientos, su respiración es irregular.
-Si- suelto.
-¿Si?, ¿Si qué?- sonríe.
-Si quiero ser tu novia- sonrío y en medio de risas me toma entre sus brazos y sus labios se dirigen a los míos, un beso dulce, sin prisas, disfrutando de nuestros primeros minutos juntos como una sola persona.
-Te prometo que te haré la mujer más feliz-
-Lo sé Ian- beso de nuevo sus labios, un beso rápido. Regresamos a mi sofá y termino entre los brazos de Ian, con mi cabeza en su pecho.
Ya es tarde, Ian se despide y me da un beso de adiós, su lengua penetra mis labios y absorbe la mía, un beso muy apasionado.
-Pasare mañana a tu trabajo, podemos ir a comer o por un helado.
-Es excelente, tengo un novio que me llevará por un helado- me burlo de él, me toma de la cintura con sus enormes brazos.
-Te amo, nos vemos mañana-
-Te estaré esperando, ve con cuidado- y finalmente se va.
Tomo una ducha y me recuesto, mañana será un buen día. Sin darme cuenta me quedo dormida.
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-Soy tuya, Siempre-
RomanceJulia trabaja en una empresa internacional, su jefe el Sr. Christian es un hombre muy reservado tal vez sólo con sus empleados. Julia tiene pretendientes dentro de la oficina y quizás eso no le agrade a su jefe.