Segundo libro de "Cero Flacas"
Selene luego de vivir momentos devastadores ha aprendido a amarse, su confianza y autoestima han mejorado, convirtiéndola en una persona más fuerte. Ha logrado entrar a la universidad para estudiar lo que tanto le gus...
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Narrado por Brett Herrera:
Mis ojos se mueven lentamente por todo el auditorio donde recibimos la última clase del día. Todos los estudiantes están sumergidos en lo que explica la profesora con tanto esmero mientras que yo pienso en distintas cosas.
—La anatomía es muy compleja ya que debemos estudiar la estructura de los seres vivos, lo que quiere decir que debemos entender la forma, topográfica, la ubicación, la disposición y la relación entre sí de los organismos que la componen —escucho la voz de la profesora, pero no la miro —. Sin embargo, debo felicitarlos. Sus análisis de verdad fueron impecables, chicos —siento que la mirada de la profesora se detiene en mí —. Brett, el de usted fue el mejor.
Al escuchar mi nombre giro mi cabeza hasta que me encuentro con los ojos azules de la mujer que va vestida muy elegantemente.
Aprieto el lapicero que tengo en mi mano izquierda y no hago ninguna expresión.
La profesora al ver mi reacción parece sorprendida.
—¿Se encuentra bien, señor Brett?
Asiento con mi cabeza —perfecto.
Juega con los análisis que sostiene entre sus manos y sin esperar más camina hasta la fila donde estoy sentado. Al llegar cerca de mí estira su mano, entregándome el análisis que realice una noche donde el insomnio me termino venciendo. Como lo hace noche a noche.
—Todo en este análisis es perfecto —mira lo que me está entregando como si fuese un espectacular diamante —. Cada letra parece haber sido escrita con demasiada precisión, cada letra fue analizada de verdad. Lo felicito.
Antes de tomar el análisis mis pensamientos me llevan al pasado, a esa persona que me enseñó cómo hacer un análisis.
Estiro mi mano y cojo lo que me está entregando la profesora.
Guardo cada cosa en mi bolso, acomodado lo más ordenado posible.
Una vocecilla calmada que se escucha por las bocinas que hay dentro del auditorio nos informa que la clase ya ha culminado.
—A los chicos que ya les entregue sus análisis pueden salir. Hasta luego.
Cuanto estoy listo para colocarme de pie una voz me lo impide.
—Hola.
Subo mis ojos hasta mirar el marrón de unos ojos que rápidamente intuyo que están más rotos que cualquier mirada que haya visto.
Sin responder al saludo de la chica que tengo delante, me coloco de pie y arreglo el bolso en mi espalda.
—Necesito que me ayudes —comenta al ver mi indiferencia.
