[31]: Mi Chica

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Bueno chicas, hoy les voy a regalar dos capítulos así que espero me dejen muchos votos y comenten en cada párrafo para que me hagan sentir amada

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Bueno chicas, hoy les voy a regalar dos capítulos así que espero me dejen muchos votos y comenten en cada párrafo para que me hagan sentir amada.

Empecemos...

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No he dejado de admirar el rostro de Brett. Me la he pasado toda la noche y parte de la madrugada observando a ese chico que amo, detallando cada parte de su rostro, deseando que el tiempo se detenga en este momento.

La luz de la gran luna llena que se cuela por la ventana de la habitación es responsable de que mis ojos puedan mirar al chico que tengo delante y se lo agradezco desde lo profundo de mi alma.

El cuerpo de Brett se mueve un poco y un gran suspiro abandona su ser, sus ojos lentamente se van abriendo y al ver mi rostro una sonrisa se curva en sus labios.

—Esto es justo lo que siempre desee —murmura en un balbuceo y su mano derecha cae en sobre mi cintura, atrayéndome más a su cuerpo. —Siempre fantasee con abrir mis ojos y lo primero que observará fuera tu rostro, tu precioso rostro.

Mi brazo rodea su dorso y levanto mi cara para que quede a la altura de la suya —pues, he cumplido su fantasía, señorito.

Sus ojos vuelven a cerrarse como si estuviese sintiendo algún dolor.

Mi cuerpo se tensa al pensar que no puede estar sintiéndose bien.

—Brett, ¿estás bien? —cuestiono con voz firme; sin embargo, en mi interior soy un manojo de nervios.

Niega con su cabeza en un movimiento lento y descuidado.

—Estoy bien, cariño. Estoy bien —sus ojos poco a poco se van abriendo y sus labios besan la punta de mi nariz —. Quería asegurarme de no estar soñando.

Lo abrazo con mucha más fuerza —no estás soñando, cariño —replico y mis labios impactan los suyos. Finalmente mi cabeza cae en su pecho. Entre sus brazos siento una serenidad que nunca había experimentado con nadie. Me siento como en un cálido lugar del que jamás quiero irme.

—Selene.

Mi nombre se escucha tan sexy en su gruesa voz que mi corazón se comienza a acelerar.

—Dime —contesto, sin dejar de mirar la tela negra se su camisa.

Escucho su respiración sobre mi cabeza y los latidos de su corazón.

—Tengo que confesarte algo —susurra en voz muy baja, tan baja que si no estuviese tan cerca de él no habría escuchado esas palabras.

Suena como si estuviese arrastrando las palabras de lo más profundo de su ser.

—Nunca he envidiado a ninguna persona, pero al ver a Lucca contigo —se interrumpe y suelta un suspiro entrecortado. Un dolor bastante violento asalta mi pecho. Hago un puño con la mano que descansa sobre su dorso para contener las ganas de acariciarlo como si consolara a un niño pequeño. —Ver como él te miraba, como tú lo mirabas, como sonreías por algo que él decía. En esos momentos sentí envidia de él, de no poder tenerte de esa forma —se vuelve a quedar en silencio y siento como los latidos de su corazón se vuelven más rápidos —. Quise clavarse unos cuantos puños en la cara, pero él brillo que se colaba por tus ojos me hizo entender que con él te sentías bien, que eras feliz —hay un nuevo silencio —, él había conseguido el tesoro que creía mío. Por eso lo envidie.

Mil Enigmas| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora