[12]: Perder

7K 1.1K 119
                                    

Hay palabras que te dicen otras personas y te duelen en lo profundo de tu ser, te hacen añicos el corazón y tus pensamientos lloran, pero ¿qué sucede cuando tus propias palabras son las que duelen, cuando las palabras que escapan de tus labios son...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hay palabras que te dicen otras personas y te duelen en lo profundo de tu ser, te hacen añicos el corazón y tus pensamientos lloran, pero ¿qué sucede cuando tus propias palabras son las que duelen, cuando las palabras que escapan de tus labios son las que destrozan tu alma? Justo ahora tengo la respuesta a esa pregunta. Cuando tú mismo te destruyes dejas de sentir, ya el dolor se hace parte de ti y sin darte cuenta te conviertes en el maldito dolor.

Lanzo un largo suspiro, dejando al descubierto solo un poco del dolor que me producen las palabras que hace un momento salieron de mis labios.

—No...no entiendo porque me afectas tanto —confieso, sonriendo secamente.

Lentamente me coloco de pie sin apartar mi teléfono de la chica que duerme profundamente y es allí cuando me doy cuenta de algo que solo empeora todo lo que estoy sintiendo. Mis ojos miran su cuello, este está completamente vacío, ya en su cuello no cuelga aquel collar que le regalé mientras mis sentimientos eran puros y sinceros.

Cuando vi que ella aun llevaba mi collar a pesar del tiempo que estuvimos lejos mi corazón se sintió bien, sentí que ella aun me llevaba en su corazón o quizás en sus pensamientos, pero hoy al no ver aquel crucifijo en su piel entiendo que...se ha acabado, ella se ha decidido a sacarme de su vida.

Echo mi cabeza hacia atrás mientras mi garganta queda seca.

—Tú mereces que te dé una buena explicación —apago la pantalla de mi teléfono y lo guardo —, y prometo dártela, algún día te hablare de lo que en realidad ocurrió.

Niego con mi cabeza, teniendo muy claro que ahora si podría perderla para siempre. Sin pensar en nada más llevo mis manos hasta el collar que cuelga de mi cuello, ese collar que es exactamente igual al que le regale frente al mar. Toco el broche y antes de que me arrepienta lo desabrocho. El crucifijo cae en mi mano, la mano con la que sostengo el collar tiembla sin embargo, alargo la mano hasta la pequeña mesita de noche que hay a un lado de la cama y ahí dejo descansar el collar.

Otra vez lo estoy haciendo, le estoy entregando una parte de mí a esa chica de ojos grises, la misma chica que está presente en mis pensamientos antes de irme a dormir. La chica de la que me enamore sin darme cuenta.

—No puedo solo dejarte ir —balbuceo, mientras aprieto mis manos en puños —; aunque creo que hace mucho te perdí —mis manos comienzan a temblar con intensidad al mismo tiempo que recuerdo como sus labios se estiraban cuando estaba con Lucca, como sus mejillas se ruborizaban cuando él la miraba, pero lo que más me frustra es recordar como sus ojos brillaban al mirar los del chico que me hizo separarme de ella —sí, estoy seguro que te perdí —confirmo en un roto murmullo.

Me quedo en completo silencio solo escuchando como mi respiración va haciéndose más ruidosa y sintiendo como los pensamientos oscuros comienzan a apoderarse de mi cabeza. Con las manos apuñadas coloco mis pasos en marcha para poder salir de este dormitorio. Al llegar a la puerta tardo un poco en encontrar la perilla, pero cuando lo hago la giro de golpe, saliendo a pasos airados en eso siento que alguien golpea mi pecho.

Mil Enigmas| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora