[24]: Tú Eres El Mejor

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Este capítulo va dedicado especialmente a:

Vanesitha Rodriguez

Narrado por Alex Gómez:

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Narrado por Alex Gómez:

Mis ojos están fijos en aquel chico que he estado espiando por un par de meses, ese mismo que he visto un par de veces desnudo ya que mis amigas y yo colocamos una cámara en el baño que compartimos.

Su rostro es un poema, pero el poema más sexy que puedan escuchar tus oídos. Sus ojos tan negros como la noche observan con demasiada atención a la chica que está sentada a su lado, sus largas y oscuras pestañas le da ese toque único a sus ojos, su nariz es tan perfecta que podría asegurar que el que lo ha creado se esforzó por darle una nariz de un digno Dios griego, sus gruesos labios con un pequeño tono rojizo son tan provocativos que quisiera ir a su mesa y bésalo hasta que esos labios me pertenezcan, pero todo esto queda en segundo plano cuando sus labios se estiran y sus dientes se asoman por ellos. Verlo sonreír siempre será mi debilidad.

Una mano se sacude frente a mi rosto —Alex —la voz de Tamara hace que sacuda un poco mi cabeza y mis ojos se aparten de Troy de golpe.

Retiro mi cabello de mi frente, removiéndome un poco donde estoy sentado.

Selene que también vienen con Tamara toma asiento a mi par, dejando unos cuantos cuadernos y libros encima de la mesa. Tamara por su parten decide sentarse delante de mí y deja su bolso en el suelo.

—Me encanta verte, Alex —agrega Selene, regalándome un sonrisa.

Respondo a su sonrisa —¿Verdad que me veo muy bien? —pregunto con arrogancia.

Selene pone sus ojos en blanco y niega con su cabeza.

—Nunca cambias.

Siento la mirada de Tamara tan enterrada en mí que tengo que girar mi cabeza e impactar mis ojos con los suyos.

—¿Por qué me ves tanto? ¿Te gusto? }

Las cejas de Tamara bajan y le da un pequeño mordisco a su labio inferior.

—Te descubrimos admirando a ese chico —con su dedo pulgar señala hacia la dirección donde se encuentra Troy.

Le doy una corta mirada a Troy y vuelvo a poner mi atención en Tamara.

—Ajá ¿Y qué sucede? —humedezco mis labios —te recuerdo que estos son mis ojos —me toco la parte de abajo de donde se encuentran mis ojos —así que puedo mirar a quien yo quiera.

Tamara me desafía con la mirada y luego sonríe —eres un cobarde.

Esas tres palabras hacen que mis ojos se agiganten y mi cejo se frunza.

—¿Qué carajo te sucede? —inquiero y mi voz se vuelve seria.

Los codos de Tamara se apoyan en la mesa —te reto a que vayas a que ese chico y le digas cuanto te gusta —exige sin dejar de mirarme.

Mil Enigmas| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora