Maratón, 2/3.
Tres meses atrás.
Las voces de sus compañeros se fueron escuchando cada vez menos, como si se alejara, mientras se perdía entre sus pensamientos.
Joaquín tenía miedo.
Hace poco más de una semana que Santiago, su novio, comenzaba tratarlo de malas maneras, lo insultaba y lo hacía sentirse una basura. Por vergüenza y temor no le había dicho aún a ninguna persona sobre eso.
El anuncio de final de clases le hizo dar un brinco en su lugar.
—¿Estás bien?—preguntó Alexa al verlo tan nervioso.
—Si, solo un poco distraído.
La chica pelirroja asintió creyéndole fácilmente, para después salir del salón entre risas con su grupo de amigas.
Se levantó torpemente guardando sus cosas con rapidez para poder salir lo antes posible y no ver al chico de ojos azules. Puso su mochila sobre sus hombros y salió como alma que lleva el diablo. Al estar fuera de la institución pudo respirar tranquilo.
Sus pasos se normalizaron y sonrió a la solitaria calle.
Hasta que un par de brazos lo jalaron hacia atrás y lo adentraron a un callejón obscuro.
—Amor.
Al escuchar aquella voz su boca se secó y empezó a temblar, no quiso encararlo.
—Mírame—pidió con voz suave.
No le hizo caso, en cambio trato de salir de aquel lugar, sin lograrlo. Santiago lo sujetó del brazo hasta quedar juntos.
—¡Qué me mires mierda!—exigió.
Joaquín levantó su mirada cristalizada y lo vio directamente.
—Déjame ir Santi—suplicó sintiendo un nudo en la garganta.
—Claro.
El castaño le vio esperanzado.
—Después de jugar un poquito—dijo con una sonrisa.
—¿Jugar?
—Tienes que mamármela—estableció.
—No...—balbuceó—. Déjame ir, por favor.
El pelinegro rió cruelmente y lo empujó hasta hacerlo chocar en la pared. Quitó su playera amarilla a base de tirones, dejándole el torso desnudo.
—Suéltame—murmuró temblando.
—No sé porque te da tanta vergüenza que te vea, si eres precioso.
Comenzó a pasar sus manos en aquella suave piel, acariciando sus clavículas, el cuello y llegando al perfilado rostro, deteniéndose en los carnosos y rosados labios color cereza.
—¿Por qué me haces esto?—preguntó humillado.
—Llevamos meses juntos y no has querido hacer nada, me estoy aburriendo—contestó para después bufar.
Lagrimas se amontonaron en sus ojos, pero no quería darle el gusto de verlo llorar. Le dedicó una mirada de odio.
—No me mires así chiquito.
Lo tomó de los hombros, y con su fuerza lo hizo ponerse de rodillas. Comenzó a desabrocharse el botón de los pantalones con la mano derecha mientras que con la izquierda tomaba con fuerza los rizos del castaño, para que no pudiera escapar.
Joaquín sintió terror verdadero, ¿hasta qué punto iba a llegar?, jamás había pasado de gritarle.
Esto sobrepasaba los límites, se sentía sucio, cerró los ojos para no ver lo que ocurriría a continuación. Cuando escuchó el cierre bajar, la adrenalina llenó su cuerpo, se liberó aunque sintiera un terrible jalón en el cuero cabelludo, lo empujó y salió corriendo.
—¡¿A dónde crees que vas?!
Volteó y vio a su novio perseguirlo, este tenía una mirada furiosa, se subía los pantalones mientras trataba de seguirlo. Joaquín corrió como jamás lo había hecho en su vida, las pocas personas que lo veían lo miraban con curiosidad, pero no hacían nada.
Entró a un supermercado, sabiendo que no podría hacerle nada ahí.
—¿Estás bien chico?—preguntó una señora de mediana edad, la cual llevaba el uniforme del establecimiento.
Negó y por fin las lágrimas contenidas en sus ojos comenzaron a salir.
—¿Qué te pasó?
No respondió, la mujer le miró con ojos tristes, viendo a su hijo en él.
—Ven, te curaré eso.
Lo llevó al pequeño cuarto para personal, lo dejó sentado en un sillón y se fue para buscar un par de cosas. El celular de Joaquín comenzó a sonar, este atendió con nerviosismo.
—Mamá ven por mi—susurró con la voz entrecortada a causa de los espasmos de sus sollozos.
—Mi niño, ¿estás bien?, ¿dónde estás?
—En el pequeño súper cerca de la escuela—respondió.
—Voy para allá—afirmó—, no te muevas.
La empleada del lugar regresó con alcohol, algodón y una playera limpia, le tendió esta, Joaquín se la puso, después le limpió la sangre que salía de su brazo, en esta se notaba que habían aplicado mucha fuerza con la mano, pues tenía marcas de uñas.
—¿Quieres contarme qué pasó?
Hizo un pequeño ruido de negación y se quedó en silencio hasta que llegó su progenitora.
—¡Joaquín!
Lo rodeó con sus brazos sintiendo una presión en un su pecho. Hace varios días sentía que algo no iba bien con su hijo, debió preguntarle.
—Vamos a casa.
︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶
Aún más corto que el anterior:(
Me estoy sintiendo súper mal por hacerle esto a mi niño hermoso.
Ya saben, a los 50 votos la siguiente parte y fin del maratón.
Pd: Emilio va a vender mañana los boletos en mi rancho y ando con el estrés full:))
![](https://img.wattpad.com/cover/193367191-288-k683538.jpg)
ESTÁS LEYENDO
•accιdenтalмenтe enaмorado• EMILIACO
Fanfic────────── . │ │ │ . . │ │ ◦ . . │ ◦ 「❛ "Donde Ana se enamora de Joaquín y le pide ayuda a su mejor amigo Emilio. Lo que no tomó en cuenta son los sentimientos que se...