Capítulo 3

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—Parece que ha mejorado la fiebre— dice Spencer —¿No me piensas preguntar si me encuentro mejor? —pregunto con cara de asombro — la verdad, no hace falta, parece que no te ha venido tan mal quedarte— y me mira con una sonrisa sarcástica— y me refiero a nuestro compañero — y no puedo evitar sonrojarme— a ver si te crees que porque hayamos hablado solo ya se me caigan las bragas, sabes.
—Bueno alomejor es él el que quiere algo contigo— dice Spencer entonando la voz, y no puedo evitar ponerme roja y embarazosa a la vez. —Bueno a ver, he comprado: lechuga tomate para hacer una buena ensalada, también te he comprado cereales —¿qué cereales? —pregunta Joseph con intriga—tampoco tienes porqué saberlo— digo de una forma borde—¿Se puede saber qué te pasa? —
Me despierto por la mañana y estoy mejor, así que lo único que hago es ir a la biblioteca a terminar los trabajos y ya de paso escribir en el diario. De repente, veo entrando a Spencer, miedo me da.
—¿¡bSabes qué!?— y la tengo que mandar callar para que no me echen, y ella pone los ojos en blanco, y no puedo evitar soltar una risa tan alta, que parece que a la que van a echar es a mi. —Voy, no espera, vamos a ir a una fiesta y no hay peros que valgan, eh, que ya te conozco—no estoy muy  segura — digo con duda. — Te lo repito, tu vas a venir. ¿No quieres pasártelo bien? — hasta que no le llaman la atención no nos salimos fuera a hablarlo— si claro que quiero— me está tentando esta chica—no tú cállate no te metas en esto—pues cojo todas tus cosas tus libro tus apuntes y vamos a prepararnos para la fiesta.
—¿Qué te parece? — pregunto, pero sé que se me va a quitar la cara de ilusión cuando— A ver vas mona, pero es un poco formal y elegante también—dice Spencer, poniendo cara larga. —Llevamos cinco años de amistad y siempre me dices que sea yo misma, ¿porque esta vez no?— pregunto con intriga. —Es que no sé, quiero que te sueltes, ¿sabes? — Tengo novio Spencer recuérdalo— se lo digo porque sé que ella es así— ya pero a ver si hacéis buena pareja y tal, pero no veo que haya química.
Salimos de camino a la fiesta y de repente hay una despedida de soltero, uno vestido de pollo y no podemos evitar estar partiendonos de risa.
Me encuentro entre una multitud de gente pasando y una me derrama el ponche o lo que sea que esté bebiendo en el vestido y se me transparenta un poco,— ¡Ala, pero qué te ha pasado!— me dice sorprendida—me han derramado algo— eso está bien—y la miro con cara advertencia diciendo que no vaya por ahí —está bien, está bien, era una coña.
—Mira, te presento a esta gente estos son: Michael, David, Alex, Megan y Max. —Encantada de conocerte y él es Mason.—Esta es mi compañera de piso y mejor amiga.
—Espera, ¿a qué estamos jugando? —pregunto sorprendida— al yo nunca —me contesta Mason. —¿Pero s eso es de botellón? —Sí por eso jugamos,— me dice Megan —¿es que tienes miedo? —No te preocupes, sino te puedes ir, gorriona— dice con tono victoriosa—¿Por qué me llama gorriona? —no voy a irme —Perfecto—dice con sarcasmo—Empezamos diciendo cosas como que han meado en una piscina pública y al parecer todos beben, me he ido sin pagar, he robado en la tienda... Y al  parecer ahora pasamos a las preguntas gordas. — Bien a ver; yo nunca lo he hecho en un baño público, todos beben.— Vaya no bebes, no me extraña.— dice Megan con tono autoritario, y no tengo más remedio que morderme la lengua—Pues yo nunca lo he hecho en un jacuzzi—dice Mason— que verdad es esa,— dice Alex y me sorprendo que están besándose, al parecer son novios. Todos beben, madre mía es que hay un sitio donde no hayan follado... Hasta Spencer lo ha hecho, vaya, parece que conmigo se lo calla y con esta gente lo suelta todo.
— A ver no lo has hecho ni en un baño público, ni en un jacuzzi... ¡¿Dónde lo has hecho?!— grita Megan con euforia —Bueno es que se me olvidó contar eso— dice Spencer con un pedo horrible y como lo suelte lo va a lamentar— Es virgen— y no puedo evitar gritar— ¡¿Qué cojones dices y por qué coño lo sueltas así de sopetón, Spencer!?— Pues la verdad, no lo pareces— y se quedan todos patidifusos, cuando lo dice Max—¿qué pasa? Es la verdad, tiene un cuerpazo para morirse. — No pasa nada, ya que estamos, ¿por qué no decimos lo de Peter..? —digo con amenaza— ¿¡Qué pasó, qué pasó?! ¡Quiero saberlo todo!—dice Megan entusiasmada, vaya, si que es cotilla esta tía— Pues nada, que a vuestra amiga la pillé tirándose a mi novio en el vestuario— y no pueden evitar quedarse todos en silencio. No parecen quitarse la mano de la boca— Oh, Car, ¿enserio hacía falta soltar eso? — me dice Spencer—¿¡Después de lo que has soltado de mí, estarás de coña con que te pongas así, no!?—digo. Y, sin obtener respuesta, me voy y viene detrás de mi Spencer— Car espera, Car. —¿ Te crees que eso de soltar algo mío es normal cuando esos no son tus amigos, los acabas de conocer hace una hora por lo menos y ya son tus amigos? —y ahora mismo no me puedo relajar. —No creo que me tengas que decir eso— me dice Spencer. — Ya pues yo creo que no es tan fuerte lo tuyo como lo mío— me vuelve a soltar Spencer y me quedo anonadada.— Me voy al piso.
Me dirijo a la salida cuando choco con alguien... —¿¡Joseph!?—¿¡Car!?— decimos los dos con asombro.— Vaya, si que es coincidencia, y nos partimos de risa.—Car, Car— oigo gritar a Spencer—¿Esa es Spencer? — dice— sí hemos discutido  y no  quiero  verla y por que no sé si es culpa mía que hayamos discutido. Empiezo a llorar, —le  ha dicho a sus amigos que soy virgen y yo he soltado que ella se lo  montó con mi novio y empiezo a llorar —no llores Car venga vamos a mi habitación. —y me quedo sin palabra— ¿Tienes habitación aquí? —  sí, como no querías compañero, pues he tenido que buscarme una habitación aquí, en la fraternidad. —Bueno, no pasa nada, puedes quedarte aquí en la casa— y no puedo  evitar  seguir  llorando, cuando me dice que no siga y me lleva la mano a la mejilla. Me contempla los ojos y me seca una lágrima del rabo del ojo, lo miro y me encuentro  besándolo  y parece que lo pillo por sorpresa y lo interrumpo. —¿Qué coño acabas de hacer?— pregunto, —perdona, no debí de hacer eso, es que estaba mirándote, y... — y de repente soy yo la que me sorprendo cuando lo interrumpo al él y lo estoy  besando. No puedo evitar no apartar la boca de la suya y me sujeta de la cintura.

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