Capítulo 11

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Me despierto y veo que Joseph sigue durmiendo, decido pornerme de pie y voy a la cocina. La verdad es que no me duele tanto, así que voy a preparar el desayuno: pongo música, cocino tortitas, y empiezo a bailar. De repente me giro y veo que es Joseph, que está sentado, mirándome y sonriendo — estas muy activa esta mañana — dice — ¿tienes hambre? — le pregunto sonriendo — mucha — dice con ímpetu — pues preparo tortitas — y nos reímos a la vez. Me voy a duchar — y me mira Joseph — ¿Cómo te encuentras? — dice con tono de preocupación — estoy bien — le digo, — es más, voy a dar un paseo, ¿vamos a los dos? — le digo, y asiente sonriendo.
Decidimos salir a dar un paseo, nos tomamos otro café, cogemos unas bicicletas y no paramos hasta que son casi las 6:00pm, así que decidimos ir a cenar a una pizzeria: yo me pido una Coca-Cola y Joseph una cerveza, pedimos una pizza para el centro y unos spaghetti. De postre un bizcocho de chocolate. Seguimos dando un paseo hasta llegar al apartamento. En cuanto que entro por la puerta me quito los zapatos y los vaqueros, nos ponemos el pijama y nos sentamos a ver dos o tres capítulos de Friends, me acurruco junto a Joseph y él hace lo mismo, de modo que se le ocurre y coger un libro de su estantería, ha cogido "Orgullo y prejuicio" y me lee dos o tres capítulos, más tarde me despierto y veo que nos hemos quedado dormidos. Estoy aburrida, así que decido revisar y hacer los apuntes de clase (me tomé tres días para pasarlos con Justin, así que tengo trabajo atrasado) lo termino pronto, no han dado mucho, así que mejor, acto seguido limpio mi cuarto, que horror, cuanto polvo.
No me percato de que Joseph está apoyado en el marco de la puerta, mirándome — pensaras que soy una loca del autocontrol — y le sonrío —  la verdad, pienso que eres una genio del autocontrol — y me da un beso — ¿hace cuánto te has puesto a ordenar, limpiar...? — pregunta  con curiosidad — Pues, dado que nos hemos dormido después de leer solo un capítulo, creo que bastante — y nos reímos los dos a la vez.
Decidimos que nos vamos a dormir, dado que ya es tarde. Dormimos en habitaciones separadas, para decírselo mañana a Spencer, tranquilamente.

Voy en la moto con mi padre, decidimos ir en dirección a casa de mi abuela, nos metemos por el túnel, y oigo un ruido, seguidamente estoy en el suelo, oyendo venir la ambulancia. Estoy sangrando, pero no puedo mover el brazo derecho ni la muñeca izquierda, a la vez que me noto cristales en la rodilla, voy cerrando los ojos. Hay una mujer de la ambulancia que me dice que no me duerma, pero lo único que hago es preguntar dónde está mi padre, pero nadie me dice nada. Entro por el hospital y está mi hermana a mi lado, deben de haberla llamado, no puedo oír nada — ¡¡¿¿Qué ha pasado??!! — y veo por un momento que la agarra Steve para que no entre en la sala de operaciones. Sigo sin oír nada, y no puedo abrir los ojos, pero me lo impide el dolor.
Me despierto y veo a mi hermano y a mi madre sentados, el al lado mía, dormido, cogiéndome la mano y mi madre está leyendo, se levanta y acto seguido se despierta mi hermano — ¿Cómo te encuentras? — me pregunta mi hermano, pero solo puedo hacer ruido — Elijah, busca a la enfermera y  dile que traiga agua por favor — y enseguida obedece — ¿dónde está? — pregunto, y mi madre permanece en silencio — ¿está en la habitación? — y me intento incorporar, pero veo que es inútil, dado que tengo la rodilla en una polea, el brazo escayolado y la muñeca vendada — ni se te ocurra moverte — me amenaza mi madre — voy a ir a verlo, ¡ya! — digo, poniéndome más nerviosa — ¡¡¿¿por qué no, eh, por qué no!!?? — digo, descontrolada — está en coma, Car. — y me quedo como si mi vida se hubiera ido a la mierda — ¿pero, cuanto llevo aquí? — le pregunto a mi madre desconsolada — llevas cinco días — y no puedo evitar llorar sin descontrol.
— Car, Car, despierta — y es Joseph el que está ahora en la cama al lado mía — ¿qué ha pasado? Da igual — digo, cogiéndolo del brazo y lo atraigo hacia mí, lo que él entiende — No tienes que decir nada, buenas noches — me dice, y eso es algo que me calma.
— ¿Qué te pasó anoche? — me pregunta — la verdad es que no me apetece hablar del tema — le digo — claro, perdona, he sido un insensible — y me compadezco — no, tranquilo no te preocupes, cuando pueda, a ti seré el que te lo cuente — le sonrió, y parece que se le contagia — cambiando de tema, Joseph, ¿cuándo le vamos a decir a Spencer lo que ha pasado? — pregunto a Joseph — y me mira atónito — no no, a ver. Se lo tendré que decir yo, no quiero que se enfade contigo — y me coge la mejilla — pero es que lo hemos hecho los dos, así que se lo diremos los dos — y consigo que  Joseph me de la razón — está bien, se lo diremos los dos. Se acerca a mi y me da un profundo beso, uno que me tranquiliza, en el que puedo estar segura de todo y reconfortante a la vez. Me agarra con delicadeza y vamos directos al sofá: me tumba y está él encima mía, le agarro de la camiseta y se la quita por la cabeza, él hace lo mismo y bajo las manos hasta la hebilla del pantalón y me dispongo a desabrochársela, y de manera inoportuna suena mi móvil, es Brad, así que decido ignorarla. Pero suena el teléfono fijo, y dejamos que salte el buzón de voz, pero es Spencer diciendo que está viniendo, que le queda poco — mierda — decimos Joseph y yo — bueno venga vístete — no va a sospechar nada, es Spencer — dice Joseph — madre mía, cómo se nos ha echado el tiempo encima — la culpa es tuya — me dice Joseph — ¡mía! —  le digo alarmada de coña — si tuya, te has enganchado a mi como un koala a su eucalipto — me dice tan alegre — perdona le digo otra vez de coña —bueno intentemos contenernos — me interrumpe con una sonrisa victoriosa — buena idea — sugerimos — intentemoslo, intentemoslo — repetimos los dos — a la mierda — me dice Joseph. Me agarra de la camiseta a la vez que me abraza y me besa. En ese momento se abre la puerta, es Spencer, nos giramos Joseph y yo a la vez y vemos que está en estado de shock.

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