Capítulo 25

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Llegamos a la casa y nos tumbamos en la cama. Nos despertamos y son las ocho de la mañana, no hemos sacado nada, ni el equipaje siquiera.
Me lavanto, desayuno un café y un gofre que me echó Elijah en la maleta, me siento y veo Netflix mientras que Joseph se levanta y se pone un vaso de leche, lleva la camiseta gris del viaje y los boxers negros, joder, que bien le quedan, se estira, me ve, y sonríe, se ha dado cuenta de que me he quedado embobada mirándole — buenos días — me dice Joseph — y tan buenos — le sonrío — me voy a duchar — me dice, y me quedo con la boca abierta — ¿me estás invitando a ducharme contigo? — le digo, cuestionándolo — no, solo te informo — y suspiro — además, no necesitas invitación, estas con el VIP, — y abro bastante los ojos, mientras que veo cómo se va alejando, se va bajando el bóxer delante mía, y abro la boca — esto es chantaje — le advierto — no, esto es el panorama que te vas a encontrar — me dice Joseph, viene hacia mi, y me susurra algo al oido — perdona, no te he entendido — le digo, se vuelve a acercar y me dice — digo, que se que has mojado las bragas, es normal, suelo causar esa sensación — y me sigo quedando anonadada, — madre mía —, es que no dejas ni un respiro — y me mira confuso — vale, los dos no dejamos ni un suspiro — y me sonríe — lo sé, y sabes, es normal, porque somos dos personas que juntas, necesitamos ese aire, al que nosotros recurrimos en un suspiro, uno, en el que sólo existimos dos, — y en esa milésima de segundo, salto del sofá y empiezo a besarle: le pillo de manera indiscreta mientras que me abraza besandome con muchísima fuerza, más tarde, me pone con la pared, y me masajea las tetas, mientras que yo lo empujo, le arranco la camisa, y me subo encima de él, abre la puerta del baño, pero de repente nos pegamos un susto cuando vemos a Spencer tirada en el baño — dios mío — gritamos los dos a la vez, y es Spencer la que está tendida en el suelo — está temblando, cómo... — como cuando te encontré con Harry — me dice Joseph, y lo miro perpleja. Se pone la camiseta, coge unos pantalones y  la lleva a su dormitorio.
— Madre mía, ¿qué le habrá pasado — dice Joseph — la verdad, no lo sé, siendo como es Harry y lo que me podría haber hecho a mi, ha saber a ella, porque no dejó muy claro que le iba a dejar — digo a Joseph — ¡¡¡ no, sueltame, Harry, no, yo no soy ella!!! — vamos corriendo los dos a su cuarto, y esta gritando, — traeme agua, alomejor se despierta y está sedienta, no sabemos cuánto ha estado aquí — y Joseph va corriendo a  por el vaso — Spencer, estoy aquí, tranquila — se despierta y me ve, me abraza con fuerza, pero de repente, veo que me aprieta, noto que me cuesta respirar, me está ahogando — Spencer, para, la estas asfixiando — ¡¡¡¡¡es por tu culpa, sino te hubieses reisitido, no me habría pasado lo que me ha pasado, por tu culpa!!!!! — y se tranquiliza, abrazándose a Joseph, salgo de la habitación, en blanco, —  ¿a dónde vas? — me pregunta Joseph  — veo que no pinto nada aquí, voy a bajar a tomarme una tila — así que cojo una sudadera y salgo a la calle — está bien, pero no te preocupes por ella, mañana si se tranquiliza, alomejor nos cuenta algo — me tranquiliza a mi Joseph.
Bajo y me he tomado media botella de tequila — eh, ponme otro chupito — le digo al camarero, borracha — ni de puta coña — y suspiro harta — mira, llevo un día de mierda: he vuelto de Madrid, y cuando iba, a echarle un polvazo a mi novio (porque soy muy buena en eso), me encuentro a mi exmejor amiga tirada en el suelo, por que no sabemos qué le ha pasado y me echa a mi la culpa, así que lo único que me consigue salir adelante  y poder seguir llevando la conciencia bien es tu tequila — me mira el camarero y se compadece — vaya, lo siento, si necesitas desahogarte o lo que sea — y pongo los ojos en blanco — si si, eres psicólogo, ya veo, pues necesito de tu psicología — y le muevo el vaso en señal de que quiero más. Se abre la puerta y veo que es Joseph — hombre, mi tarea pendiente, ¿la acabamos en el baño? — lo voy a besar, y me hace la cobra — vaya, que pedo llevas, pero es normal, anda, vámonos — me coge de la muñeca, pero hago que me suelte — Car, como no vengas — y no le dejo acabar la frase — ¿que me vas a hacer? —y corro por todo el bar, mientras que él va a por mi, pero me coge y me tira al suelo, y le beso — venga, vamos, ¿pero qué te pasa? — y lo miro  como si lo fuera a matar — que ¿qué me pasa, enserio me lo  preguntas? Te lo diré: mi ex mejor amiga me culpa de que el tío que casi me viola sea culpa mía de que alomejor la haya violado o algo peor y en serio estás flipando con que me haya emborrachado una vez? La verdad, no me parece muy lógico que te preguntes eso — le reprocho a Joseph, me coge como un saco de patatas, me lleva a mi cuarto, y me quedo dormida.
A la mañana siguiente, me levanto con una resaca extrema, diciéndome a mi misma como un mantra, nunca más — buenos — y mando callar a Joseph — ssshhhhh, silencio — me pongo un vaso de agua con una pastilla para la resaca — mira quién se ha despertado — miro y es Spencer, me sonríe, pero yo no le devuelvo el gesto — me voy a la cama otra vez — les anuncio, pero oigo que se levanta Spencer — siento mucho lo que te pasó, o lo que te haya pasado Spencer, pero no tengo la culpa, y ayer, no eras tú, pero me sentó como una parada en el culo — me giro y me voy a la cama, pero me coge del brazo y hago fuerza para que me suelte — mira, puedes odiarme, lo que te dije es lo peor del mundo, no tendría que haberte dicho y entiendo que tu resacin sea así porque es normal, porque fue cero tuya, pero por favor, al menos oye por qué he acabado aquí — sigo adelante hacia mi cuarto, pero algo me hace retroceder, así que cojo unas zapatillas, me pongo mis pantalones de chándal, me siento para oír a hablar de qué le habrá pasado para estar así.

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