Capítulo 9

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—¿Qué pasa?— me mira Justin, en ese momento le tiro el móvil a la cama y parece entenderlo todo. — Puedo explicártelo, vamos a sentarnos— me dice, intentando con solarme— Es que no, no me lo puedo creer— y digo, y vuelvo a llorar—¿desde cuándo? ¿Desde cuando estás con ella? O eso también me lo vas a ocultar— le digo intentando tranquilizándome, pero me es imposible— desde que te fuiste, me invitaron a una fiesta y ahí surgió, no lo busqué, pero pasó. Pero vamos, Car, que tu tampoco eres una santa— y me quedo patidifusa— ¿qué coño acabas de decir?— le digo levantando más la voz— Pues que en la cena, en el momento que fuiste al baño y él también iba, venga ya, Car. Te abriste de piernas— y en ese momento le cruzo la cara y se le queda la mejilla roja y mi mano también— vete— le digo a Justin— ¿cómo?— y está sorprendido, algo que me sorprende aún más— que te vayas, que eres un cabrón y que no quiero volver a verte, vete, ¡¡vamos!!— y como no veo que se mueve, decido cogerle la maleta y tirarse la por la ventana, algo a por lo que él va enseguida y cierro la puerta, quedándome ahí, sentada detrás de ella y llorando. Viene luego Joseph e intenta consolarme— Car, lo he oído todo. ¿Cómo estás?— y me quedo seria— Pues como una puta mierda. ¿Dónde está Spencer?— pregunto— ha bajado a por leche, quería calentarse un poco— y me acurruco a su lado, mientras que él me abraza y me dice que tranquila— la puerta se abre y hago una mueca de incomodidad—sshh, tranquila— ¿qué pasa? — pregunta Spencer— Joseph le hace una mueca de silencio— ha roto con Justin. Al parecer la estaba engañando con otra— le dice a Spencer—  ya, me lo he encontrado abajo, con la maleta en el suelo. Sinceramente yo habría hecho lo mismo, ha tenido muchas agallas, y le está bien empleado— y ellos dos se sonríen me modo poniéndose de acuerdo— voy a dormir con ella, creo que no hemos pasado mucho tiempo jubtas, y voy a hacerlo más— le dice a Joseph— Buenas noches— se dicen mutuamente, y me ayudan a desvestirme y a meterme en la cama.
Cuando me despierto, veo que solo llevo una camiseta blanca, de manga corta y medida larga, debe de ser de Joseph. Hay una nota con un zumo de naranja, debe de ser para la resaca, y me lo tomo, acto seguido veo que se gira el pomo y es Joseph, está sudado, será de haber venido de correr— Buenos días Car, ¿cómo te encuentras?— me pregunta Joseph— mejor de lo que me merezco. ¿Me desvestiste tú?— y asiente— ¿me metiste en la cama?— y vuelve a asentir—¿dónde está Spencer?— pregunto para cambiar de tema— y dice con pena— ha tenido que irse a Madrid, su abuela ha muerto, se quedará tres días— y me entristezo— ¿quieres comer algo?— me pregunta para cambiar de tema— Pues si la verdad.
—¿Qué vamos a hacer Joseph?— le pregunto mientras que comemos en la mesa— no lo sé la verdad. Después de lo que te ha pasado, te gusto todavía?— y tengo que meditar mucho esa pregunta— no lo sé. Después de lo que ha pasado ya no sé qué pensar, no sé— Pues yo sí que lo sé— y me besa. Es un beso inesperado, sus labios se juntan con los míos y es extraño. Hay una lucha muy fuerte entre las ganas y mi sentido, pero al final mi mente da por vencido a mi sentido. Nuestros labios se juntan una y otra vez, al compás de nuestra inspiración y exhalación, su lengua lame la mía y noto cómo sus dedos se enredan en mi pelo y los míos lo estrechan con fuerza, sin querer soltarlo. Sus dientes me muerden el labio inferior y noto cómo su respiración se nos acelera, sus gemidos me llenan, y no puedo evitar gemir, a su mismo tiempo y compás. A medida que avanza me lame el cuello, mientras que sus manos bajan por mi cuerpo hasta que están en mis muslos, y me atrae hacia él aún apretando más, pero se detiene
— ¿Qué pasa?— me da miedo preguntar, por si no he hecho algo bien— es que es tu primera vez, y quiero que esto sea... Perfecto, tanto para ti, como para nosotros— y no puedo evitar quererlo y desearlo todavía más— vale, tu mandas, al ser el que tiene más experiencia— quiero que estés segura, Car, porque esto va a cambiar totalmente, va a ser la primera vez, y es algo que tienes que estar segura. Te quiero, creo que te quiero desde el primer momento en que te vi, en el que entraste por la puerta y en el que te consolé, desde que hablamos de todos esos libros y del momento en el que te consolé. Que cuando te vi con Justin alomejor podría olvidarte alomejor, pero me es imposible porque no puedo sacarte de mi cabeza. Porque ya te lo dije, no sabía ni qué decir, o hacer, o pensar, porque eres mi pensamiento: ese en el que te quiero encontrar en el apartamento con tu pijama y leyendo un libro o viendo a la loca de Phoebe cantando o pillarte durmiendo. Eso eres tú, y te prometo que en cuanto que venga Spencer del viaje se lo diré, que quiero estar contigo,porque esa es la verdad, porque veo contigo algo que aún no sé  lo que es, pero quiero que sea lo más largo posible para estar cada milésima de segundo contigo— pero no sé si estaré a la altura— y entonces, me coge más de la mejilla y me dice—olvídate de todos esos detalles y dudas por esta noche.
Te deseo y te he deseado desde que fisgonee en el espejo, y sé que es mutuo, sino no seguirías aquí y— si, estoy segurisima, de verdad— y en ese momento tan personal, siento que es alguien que va a marcarme de por siempre.

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