Capítulo 17

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Llegamos a la casa y no puedo parar de pensar en lo que ha pasado en el restaurante — por última vez, te digo que no pasa nada — me dice Joseph como si nada — no si que pasa, confío en ti pero es que con todo lo que ha pasado... — le digo, aún con vergüenza — ya lo sé, a ver, que no todos somos somos iguales, pero que es normal — me responde comprensivo — además he actuado como una loca acosadora — y se acerca y me besa — te vas a callar ya, y a meterte en esa cabecita que no tiene importancia, además, alguna vez he actuado así — y me sorprendo con lo que me dice Joseph — ¿cuando? — le pregunto — cuando estaba aquí Justin — me dice, y me explica el día que hizo eso — pues la verdad, es un consuelo — le digo, y se ríe - venga, vamos a hacer algo, ¿al cine si quieres o al teatro? — me dice Joseph, que sabe que es viernes y me vuelve loca ir a ver un estreno de alguna película que le haya echado el ojo.
Vamos al cine en torno a las 8:15p.m., a ver "Gorrión Rojo", de Jennifer Lawrence, y nos encanta, vamos directamente la cine, ya que nos hemos hinchado de palomitas y no podemos comer nada, o sino reventaremos los pantalones — mañana tendré que quemar todo esto — le digo a Joseph — pero si ya quemas todo lo que comes, sales siempre a correr, que no digo que esté mal, pero que ya es obsesión — me dice — pero si solo corro cuatro días de siete que tiene la semana, además, tu vas a boxeo tres días — le respondo riéndome. Llegamos a casa y tengo dos llamadas perdidas de mi madre, que si la llame... Pero acabo de caer en que le tengo que decir a Joseph lo de navidad, así que salgo al pasillo y a la vez Joseph — tengo que contarte, no no, tu prim, insisto, yo, jajajaja — decimos los dos a la vez — mis padres te quieren invitar esta navidad a la casa — y decimos también a la vez — Pues mi madre quiere en nochebuena — me dice Joseph — ya, pues la mía el veinticinco — le digo — vamos a ver cómo nos organizamos para esos dos días —.
Nos ponemos en marcha y buscamos vuelos, tenemos pensado que cogeremos el vuelo el veintitrés, más tarde iremos a Londres a la casa de Joseph para el veinticuatro y el veinticinco a las cuatro de la mañana iremos a Madrid.
Llegamos al aeropuerto y cogemos el avión: me duermo mientras que Joseph lee, me despierto a la media hora, jugamos a las cartas, comemos algo, él se duerme y yo leo, escucho música mientras que él se pone a terminar una redacción para la clase, para quitársela cuanto antes. Ya estamos en Londres, nos ha pillado niebla, pero es precioso, llegamos a la casa de Joseph: es un piso, negro y burdeos, tocamos al timbre y nos abre la puerta la madre de Joseph: no es muy alta, morena, pelo lacio y recogido con una coleta medio baja-alta, y con las capas en la cara —  ya estáis aquí, que alegría — nos abraza a los dos, nos miramos Joseph y yo sorprendidos antes tal saludo, cuando se aparta Joseph ella sigue apretándome de la emoción — ya vale Rachel, la vas a estrangular antes de que diga nada — dice una voz, y es el padre de Joseph — hola — me dice con dos besos — hola, soy — pero me interrumpe - Caroline, lo sé, un placer — y me saluda — yo soy Paul, como este que te ha traído — y me extraño — pero, él es — y acaba su padre la frase por mi — Joseph, ya, no le gusta el nombre, pero es el suyo también — y lo miro sorprendida — ¿así que eres Joseph Paul? — y me corrige Joseph — más bien Paul Joseph — y le sonrío — a mi me encanta — y sonríen sus padres — bueno, enséñame la casa, ¿no? — le digo, y vamos a su habitación: es blanca, con una gigante biblioteca, un armario grande y un futbolín, la verdad, no me la imaginaba así, y veo que tiene un lienzo y una paleta además de un vaso lleno de pinceles de todos los tamaños — ¿pintas? — le pregunto, y sonríe, orgulloso — si, pinto cuando me quiero relajar, me encanta la verdad — y se acerca a mi - ¿me pintarías algún día? — le pregunto con curiosidad — ¿cómo en "Titanic"? — me pregunta  de broma — también me vale — le digo, riéndome — puede, nunca he dibujado un desnudo, y alomejor pruebo contigo, podrías ser la primera — me dice, nos sentamos en la cama y me noto un dolor en los hombros, y se percata de ello — te voy a dar un masaje — me dice y empieza a masajearme los hombros — que tensión acumulada — me dice apretando — si, es que es de constitución — le digo riéndome — alomejor puedo — me dice, y empieza a besarme la espalda, me agacho y lo beso, se apoya con los brazos y me besa, se quita la camiseta por el cuello y voy a quitarle los pantalones, solo lleva el bóxer, que le queda de maravilla, me mira el sujetador negro lido y me quita las bragas, me mete dos dedos y mi espalda se levanta en forma de puente — espera — me dice — estás segura después de lo de Harry — lo puso, pero miro a Joseph y estoy segura de que sí que quiero — si, lo estoy — le digo, y le quito los pantalones, me besa el cuello y detrás de la oreja, lo paro y le pregunto si tiene condones, alarga el brazo hacia la mesita de noche y se lo pone, me besa y en ese mismo momento me penetra, lo siento y le aprieto más para que se pegue más a mi, entra y sale sin parar, y yo sólo puedo gemir — te quiero — me dice — y... yo a... ti — y estoy a punto de llegar al clímax y él a punto de correrse, estamos sudados, y yo mojada, por lo que al parecer resuelta más fácil, y de repente toca a puerta su madre y nos vestimos lo más rápido posible porque solo nos avisan para decirnos que está la cena ya en la mesa.

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