Capítulo 26

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— En cuanto que salí de aquí me fui al  piso que tenía con Harry, le reproche lo que me había enterado, de que casi te violaba, pero él sólo me dijo que te lo habías inventado, que era el típico calentón de la alumna por el profesor, me convención, como tonta que soy — se dice reprochándoselo a ella misma. — Más tarde, durante todo este tiempo, empezamos a hacer cosas de las que no estoy orgullosa: bebiamos, fumábamos de todo (tabaco, drogas) y empezamos a drogarnos, caballo, de todo. Un día discutimos, he intentó hacerme lo mismo que a ti, pero de repente, él se quedó dormido, así que intenté salir del piso, pero de repente me agarró de la pierna, como un niño chico a su madre, y le pegué un taconazo en la mano y salí corriendo — y en ese momento Spencer empezó a llorar, así que fui corriendo a abrazarla, ella me hizo lo mismo y siguió llorando — me voy — susurra Joseph — vale — le digo sonriendo — no tendría que haberte dicho eso Car, ni culparte, es solo culpa mía — me dice Spencer, rota por dentro — no es culpa tuya, es de ese hijo de puta, pero ya estás aquí, tranquila — le digo, consolándola.
Nos quedamos dormidas en el sofá, me despierto y veo que la puerta de Joseph está con luz, así que me acerco, se ha quedado dormido leyendo, le quito el libro, lo arropo y me apoyo en él, se revuelve y me abraza — necesitaba esto — digo en voz baja. Lo necesito después de ver cómo mi amiga se desmoronaba y se odiaba a sí misma. Algo que no debería de pensar siquiera, vale, se enamoró de él, pero ella no tenía nada de culpa y espero que no se le acerque, porque sino no respondo.
A la mañana siguiente me despierto temprano, y eso significa que saldré a correr, está el cielo nublado, tiene pinta de que va a llover, pero ya me ha cogido la lluvia y me he empapado. Llego al piso y veo que no está Spencer, pero si Joseph, — ¿dónde est — pero me interrumpe — se ha ido al gimnasio, me ha dicho que si  le dejaba la tarjeta, hará como una hora — la verdad es que no le vendrá nada mal moverse un poco, lleva un tiempo bastante mal y le hacía falta estar activa. Miro el correo, bebo agua, quito la cocina, pero en ese momento me abraza la cintura Joseph, puedo saberlo por sus manos. Me da gusto y me giro para besarlo, lo tira todo al fregadero y me sube a la encimera. Lo vuelvo a besar, le toco el pelo y me agarro a él, se pega aún más a mi y yo desciendo hasta que le meto la mano debajo del bóxer, aprieta aún más a mi, nuestras respiraciones se sincronizan, y ambos soltamos un gemido que llena el silencio de la habitación, cuando oímos la puerta cerrarse e intento parar — podría ser Spencer — le digo a Joseph — ¿y, por dónde íbamos? — me dice, pero le pego en el brazo de coña — Spencer, que pronto has vuelto — le digo a Spencer — bueno, son las dos y media de la tarde y me fui a las ocho, así que creo que más bien ha sido pronto para vosotros — me responde, y me quedo muerta de vergüenza — bueno, para ella por lo menos se le ha hecho largo — dice en voz alta Joseph, y aún se me cae más la cara de vergüenza — lo has — le digo, pero me salta Spencer — ¿oído? Preguntate más por quien no lo habrá oído — y Joseph la mira perplejo, al igual que yo. No había visto así a Spencer nunca, la verdad.
Decidimos comer en la casa, hay tacos, carne, guacamole... la tensión que hay se podría cortar con un cuchillo — y ¿qué habéis hecho en navidades? Porque yo no muy bien al verdad — pues me lleve a Joseph a Madrid a ver a mi familia, y bueno, estábamos en la habitación, y de repente me coge de los hombros Joseph y me pasea por toda la casa, encontrándonos a mi madre, la verdad, no sé qué fue más gracioso, si el paseo por el piso como un saco de patatas o la cara de mi madre, y cuando nos pilló Elijah — le digo riéndome — a ver, no, técnicamente tocó, menos mal que echamos el pestillo, y claro él diría, estos estáran follando, y claro, cogió esta y se fueron la hora más temprana a recorrerse todo Madrid, en moto, solos Elijah y ella — cuanta Joseph con tanta intensidad — si, pero es que me buscaron y hasta que no cogí el móvil no di señales, ahora, que cuando contesté , todo el mundo a lo suyo, haciendo sus cosas, como es normal — y me besa Joseph con tanta fuerza que le tengo que agarrar para no caerme, delante de Spencer, — bueno, si habéis terminado de ser tan vomitivos, me voy a mi cuarto — nos dice Spencer, y nos quedamos mal los dos — oye, — pero le cojo del brazo a Joseph para que no diga nada — pero Caroline — me dice Joseph, y gesticulo  en señal de negación — tampoco te pases Spencer — y le doy en el brazo a Joseph — ha estado mal besarnos delante de ella — le digo a Joseph, pero él no está de acuerdo — es que no puede hablarnos así — pero le digo que no insista más. Pienso en qué puedo hacer para que se sienta mejor, ha estado mal besarnos delante de ella y en haber echado un polvo, sabiendo que en cualquier momento podría entrar, u oírnos, o las dos cosas que han pasado. Pero de repente pienso y voy a mi cuarto — ¿a dónde vas? — me dice Joseph — a mirar una cosa — cojo la agenda y resulta que su cumpleaños es dentro de dos semanas, llamo a Joseph para que venga y se lo comento —¿ y cómo lo vas a hacer con doña contrariedad? —  me dice Joseph, y al momento pienso — una fiesta sorpresa — le digo a Joseph — no estaría mal, pero a ver cómo te las arreglas — y me quedo indignada — ¿se te está olvidando que hablas con una persona que tiene control obsesivo, no? — le reprocho, y me responde —la verdad, no — me dice Joseph — pues listo, ya tenemos un plan — le digo a Joseph. Y eso espero, que el plan salga perfecto.

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