Capítulo 4: Muchas cosas, poco tiempo.

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NARRA MARÍA

Al parecer, Rubén me llevaba hacia un matorral. Fui demasiado directa y pensé: ¿Ya? ¿Tan pronto se querrá liar conmigo? Pero Rubén no era de esa clase de chicos, era diferente, aunque había algo en mi que me incitaba a parar, ¿Qué sería? Cunado llegamos al matorral, se escuchó un sonido que parecía ser el sonido de cuando alguien se sorprende:

- Y bueno, estos son Mángel y...- le interrumpí.

-¿Alex?- dije sorprendida.

-¿María? Dios santo- me abrazó, casi me ahogo con su fuerza- ¿Cuánto tiempo no?- dijo separándose al ver mi cara de apretujada y la de Rubén un poco celoso.

-¿Se conocían?- dijo Rubén acercándose a mi.

-Claro, como para no conocernos, era mi ex- dijo Alex como si fuera lo más normal del mundo.

NARRA RUBÉN

What?! Alex conocía a María, peor, ¡fue su ex-novio! Traté de tranquilizarme pero yo seguía meditando sobre esto.

-¿Hola?, Tierra llamandoh a rubiuh- dijo Mángel con su extraño acento.

Al escuchar María ese acento, se le escapó una risita, lo cual provocó mi sonrisa, no podía enfadarme con ella... pero nadie me prohibía cabrearme con Alex. Pero ¿Qué dices? Anda mente, cállate que de muchos de los consejos que me has dado nada salió bien. Pero Alex es uno de tus mejores amigos, no puedes separarte de él solo por una chica. Mi mente tenía algo de razón, no me enfadaría con Alex, él no hizo nada malo al fin y al cabo ¿no?

-Rubius, no empecemos con los lapsus que siempre te dan al hablar de María-dijo Alex riéndo y María se sonrojó.

-Anda, callarse e irse, esto es algo íntimo-dije señalando a María.

-Ah, sí, verdad, vámonos Mángel, ya hemos espiado lo suficiente- dijo Alex riéndo y despidiéndonos con la mano.

Al estar a solas, hubo un silencio incómodo para ella y para mí. No sabía cómo poder retomar la conversación:

-Así que ex-novios ¿eh?- dije cagándola, como se lo tomara mal o algo, mi cita se iría a la mierda.

-Sí, pero eso ya es muy pasado, y el presente es que me ruge la barriga-dijo María tocándose la parte nombrada.

-Bueno, vámonos una heladería cercana, allí tomaremos unos helados-dije señalando una heladería.

-Bien, vamos.

NARRA LAURA

Salimos de casa de María, yo estaba muy enfadada y a la vez arrepentida por todo lo que había pasado:

-Laura, podemos ir a una heladería ¿no? Ya sabes, donde la gente suele comer helados y esas cosas fría que tanto me gustan a mí-dijo con cara pervertida.

-Vale, no me vendría nada mal despejarme por un rato- dije.

Nos acercamos a la heladería más cercana y, allí estaban María y Rubén. Una parte de mí quería saludarlos pero otra me pedía que me sentase en una mesa no muy alejada de ellos, para que pudiera observar cada movimiento que realizaban. Mandé a Lola a comprar los helados mientras yo me escondía con la carta. No fue muy buena idea enviar a Lola:

-Haber dependienta, aquí- dijo Lola colándose entre todas las personas.

-Perdona, tiene que esperar la cola-dijo la dependienta.

-Tengo dinero- dijo ella mirándola  fiijamente.

-Y yo tengo unas normas, si no las cumplen, se va usted con su acompañante-dijo señalándome.

¡Mierda! Todo el mundo me miró, hasta María, que cuando se dió cuenta de mi existencia, agachó la cabeza y la oí gruñir. Gracias a Dios que Rubén estaba lejos de la heladería hablando por teléfono. Lola se estaba acercando hacia mi con tres helados, yo suspiré tranquila al ver que ya llegaba. Cuando volví a alzar la mirada, Lola estaba en frente de María con las tarrinas de helados vacía y todos encima de la cabeza de María:

-¿PERO QUÉ COÑO HACES?- dijo María muy enfadada.

-Eso te pasa por puta- dijo Lola sacándole la lengua.

-Eh, eh... relajarse ¿qué pasó aquí?- dijo Rubén acompañado de Guillermo.

- Eso mismo quiero saber yo- dijo María quitándose trozos de oreo de la cabeza.

Corrí hacia ellos cuando una mirada fulminante de parte de María hizo que me detuviera:

-¿Estás bien?- dije acercándome a ella.

-¿Cómo te atreves a mandar a tu hermana para que me arroje tres, TRES tarrinas de helado?-dijo algo dolida.

- Lo siento, yo no pretendía, de verdad, no quiero estar tan mal contigo- le dije con los ojos cargados de lágrimas.

-Pues eso mismo no pensabas esta mañana, cuando me dijiste eso...- dijo María con una lágrima en su mejilla.

-Pero, ¿qué ocurre aquí?- dijo Guille extrañado.

-Larga historia- dijo Laura secándose las lágrimas.

- Yo ¡yo os la explicaré! Por la mañana, Laura y yo fuimos a visitar a María y Laura se extrañó al verla tan arreglada. Nos explicó que tenía una cita contigo y Laura se puso un poco celosa, más tarde, empezaron a pelearse y María nos echó de su casa, FIN- dijo Lola.                                                 Rubén y Guille arquearon las cejas, se miraron y rieron juntos:

-¿En serio os peleáis por esas tonterías?- dijo Rubén.

-Pues sí ¡No se rían más!- dije cabreada.

María comenzó a reir y eso provocó que yo también riera, eran tan contagiosas sus risas. María se puso de pie y corrió a abrazarme:

-No quiero más peleas de este tipo ¿vale? Si un chico quiere algo con una, la otra lo entenderá y, ¿quién sabe?, a lo mejor le llega otro mejor- dijo María guiñando un ojo a Guillermo y este, esbozó una sonrisa.

-Entendido ¿Amigas?-dije mirándola a los ojos.

-¡Amigas!- dijo volviéndome a abrazar más fuerte aún.

-Puede ser que si sigues así, me dé un ataque cardiaco- dije riéndo.

-Uppss, perdona, no me había dado cuenta de lo fuerte que soy-dijo María riendo.

Todos nos reímos y, más tarde, intercambiamos nuestros números para poder quedar otro día. Ellos dijieron que el próximo día, nos invitarían a un bar y luego, a un local que alquilaron en un bosque para que nadie nos pudiera molestar. Nosotras aceptamos y nos dirijimos hacia la casa de María.

Intentando no enamorarnos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora