Capítulo 9: Y...me enamoré.

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NARRA LAURA

Estábamos en casa de María cuando, de repente, me llegó un mensaje de Fran que decía:

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Hola Laura soy Fran. Me preguntaba si volverías a salir otro día...

¡Hola Fran! Seguro que nosotras volvemos a salir con vosotros.

¿Nosotras?

¡Claro tontito! María y yo saldremos más veces con vosotros.

¡Ahhh! Claro claro...

Jajajaja bueno, tenemos que acostar a Lola, si no lo hacemos, se llevará toda la noche con los efectos del alcohol.

Vale, ¡adiós!

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María me preguntó que porque tenía esa sonrisa tonta en la cara y yo le dije que creía que me había enamorado. Ella se emocionó y pegó un salto de la cama, a ella le interesaba mucho el tema del amor. Me empezó a hacer preguntas de que sentía cuando hablaba sobre él y cosas así, hasta que me preguntó que como se llamaba. Me quedé paralizada, no sabía si decirselo o no. Por una parte, tenía la necesidad de contárselo a alguien para quitarme el peso de encima pero a la otra parte de mí le daba miedo de que se llegara a enterar él. Ella me dijo que confiara en ella, que me ayudaría y haría lo posible para que todo acabase bien. Accedí a contárselo y, de repente, le sonó el teléfono. Salió de la habitación para hablar dejándome a mi con mis pensamientos. Cada vez estaba más asustada de lo que los demás pensaran de mi, también pensaba en Rubius, en como se lo tomaría al saberlo. Me quedé quieta, muy quieta, pensando en todo cuando María entró en la habitación saltando.

NARRA MARÍA

En el otro lado de la línea, se escuchaba gritar a una chica:

-Ahhh, no te lo vas a creer- dijo ella muy ilusionada.

-¿Piolín?- dije yo. (La chica también se llama María así que ese es su mote).

-Sí, ¡sí!- dijo ella, se escuchaban los saltitos al fondo.

-Dios, cuanto tiempo desde que no hablo contigo, dime ¿qué querías?-dije yo también ilusionada.

-¡Me voy de vacaciones a Madrid!-dijo ella gritando.

-¿Qué me dices? ¡Te quedas en mi casa durante ese tiempo!-dije yo.

-Ya me contaréis sobre los amigos especiales...- se le escuchó decir con voz pervertida.

-Sí, sí... han ocurrido bastantes cosas durante estos días...-dije yo imitando su voz.

-¿Cómo qué?- dijo ella interesada.

-Ahhh, ya te contaré-dije yo.

-Pero no me dejes con la intriga...-dijo ella triste.

-Bueno ¡adiós!- dijo yo antes de colgar.

-Pero...- la interrumpí finalizando la llamada.

Entré en la habitación pegando saltos y, cuando le conté todo a Laura, ella saltó como yo. Yo me relajé y le pregunté quién era esa chico tan especial y no me lo quiso contar, le presioné para que me lo contara y me quedé petrificada al escucharlo...

-Me he...enamorado de...Fran-dijo ella nerviosa.

-Ohhh, que pareja más mona, ya notaba yo unas miraditas en el coche-dije yo dándole un codazo.

-Anda, calla- dijo mientras me daba un empujoncito.

Nos pasamos la noche hablando de él. El chico no era feo y le tenía mucho aprecio, le veía divertido pero responsable. Se escuchó a Lola cantar una canción en francés, nos reímos y fuimos a acostarla. Decidimos dormirnos también, era muy tarde y nos esperaba una mañana con dolores terribles.

Al despertar, me di una ducha para quitarme el dolor de cabeza y funcionó, aunque me seguía doliendo. Me dirigí hasta la habitación y, allí seguían las dos durmiendo, no quería despertarlas así que bajé y desayuné sola. Mientras desayunaba, pensé en lo que me dijo ayer Laura, agarré su móvil y marqué el número de Fran.

-¿Sí?-dijo él con la voz ronca.

-Buenos días dormilón, primero, no soy Laura y, segundo, necesito que me hagas un favor- dije muy feliz.

-Depende, ¿puedo confiar en ti?-dijo él incorporándose.

-Deberías confiar en mi, es por tu bien- dije yo.

-Vale, cuenta- dijo él intrigado.

-No, pero por aquí no, debe de ser íntimo- dije con voz bajita.

-No quiero nada contigo ¿ehh? No es que seas fea ni nada por el estilo, me gusta otra- dijo el con tono serio pero a la vez divertido.

- ¿Ah si? Te van los hombres ¿no? Es broma, aunque no tengo nada en contra de los bisexuales, es más, me parecen super monos. Bueno, que me entretengo, esta tarde a las cinco en la Plaza España ¿vale?- dije.

-Vale, allí nos vemos, adiós- me dijo feliz.

-Adiós dormilón- dije más feliz aún.

Cuando colgué, vi a Lola detrás mía, lo había escuchado todo. Le dije qud no contase nada, que era un secreto entre nosotros. Para mi sorpresa, esta fue su respuesta:

- No tengo ni idea de lo que me estás diciendo, yo solo quiero saber como me quito este dolor de cabeza- dijo ella agarrándose la cabeza.

- Te dijimos que no bebieras, tú culpa es- dije riéndome.

-Me cago en todo- dijo ella.

Llegó la tarde y esperé a Fran sentada en un banco, se estaba retrasando, me iba a ir en cuanto vi que él estaba sentado en otro banco. Me acerqué a él y le dije que mi banco era mejor. Él se rió y me dejó sitio para que me sentase. Comenzamos a hablar hasta que salió el tema:

-Y ¿qué piensas de Laura?- dije yo arqueando las cejas.

-Pues, no está nada mal...-dijo él nervioso.

-JA, te pillé. Aquí debe de haber tema- dije yo levantando los brazos.

-Pero haber, ¿qué hago?- dijo él sosteniéndome los hombros.

-Por algo me llaman la Secretaria del Amor, se directo, no te cortes, ella siente lo mismo- dije sonriente.

-¿Cómo lo sabes?- dijo él confuso.

-Me lo dijo anoche, se ha enamorado de ti. Ahora coge el móvil e invítala a cenar en un restaurante, me imagino su cara al ver el mensaje- dije yo con mi sonrisa imborrable.

-Gracias Doctora del Amor -me abrazó- ahora mismo la invito.

Quedaron para esa noche. Fran y yo nos despedimos y me dirigí a casa de Laura. Cuando entré, me la vi muy feliz:

-Gracias- dijo ella abrazándome.

-¿Por qué? Es mi trabajo, uniendo parejas desde el día en que nací- dije riendo.

Ella rió y yo le busqué ropa y la maquillé para que estuviera perfecta para esta noche.

Intentando no enamorarnos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora