Parte 4

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―Entonces ¿está todo bien?

―Sí, Hinata-chan. Shinachiku está perfectamente. El mes que viene tiene la siguiente revisión y ahí ya le pondrán las primeras vacunas. ―Hinata cerró los ojos y sintió como la tensión se iba de su cuerpo.

Había estado muy preocupada por aquella primera visita al pediatra del pequeño Shinachiku, no tanto por el niño como por su atolondrado padre. Naruto tendía siempre a exagerar las cosas y a ponerse sumamente nervioso ante situaciones que eran nuevas o que no podía controlar. Y llevar a tu hijo al pediatra por primera vez sin duda entraba en ambas categorías.

―M-me quitas un peso de encima, Naruto-kun. Gracias por llamarme.

―¡Era lo menos que podía hacer'dattebayo!―Hinata sonrió―. Soy yo el que debería agradecerte. En serio, Shina-chan y yo habríamos muerto este primer mes si no hubiese sido por ti, Hinata-chan. ―La chica se sonrojó al oír las amables palabras de Naruto. Dio gracias porque fuera una conversación telefónica y que así él no pudiera notar su rubor―. ¿Cuándo volverás?―Hinata suspiró y se dejó caer en su cama, con el móvil pegado en la oreja.

―E-en un par de semanas. L-los chicos están muy preocupados, también. Quieren ir a visitarte. No paran de preguntar por ti. ―El silencio que se hizo al otro lado de la línea le indicó a Hinata que Naruto estaba en estos momentos lidiando con una batalla mental.

Al final, escuchó un largo suspiro.

―Diles que estoy bien, aunque... bueno, si quieren venir... ¡pe-pero no todos a la vez!―Hinata soltó una risita.

―Les diré, entonces.

―¿Y tú cómo estás, Hinata-chan?―El corazón de la muchacha se aceleró al percibir sincera preocupación en la voz masculina.

―Bi-bien. A-ando arreglando todo el papeleo para la universidad.

―Si recuerdo bien querías estudiar diseño gráfico ¿verdad? Tus dibujos eran siempre los más bonitos en la clase de plástica. Y ganaste varios concursos cuando estabas en el club de arte del instituto. ―Hinata se quedó momentáneamente sin respiración. ¿Se acordaba de todo aquello?

―S-sí. Hi-hice las pruebas para la facultad de Bellas Artes y, con el tiempo, me especializaré en diseño.

―¡Eso es genial'dattebayo! ¡Ya verás como te admiten! ¡Y si no es así yo mismo les patearé el culo por no saber apreciar el verdadero arte!―Hinata rio. Iba a agradecerle cuando percibió un lloro a través del teléfono; Naruto soltó un bufido―. Apenas ha dormido una hora... de verdad, Hinata-chan, necesito que vuelvas pronto. Cuando estás tú duerme más tiempo'ttebayo. ―Hinata sonrió de nuevo.

―Se-será mejor que vayas, Naruto-kun.

―Sí, claro. Seguramente será un cambio de pañal. No lo vas a reconocer cuando vuelvas, Hinata-chan. ¡Está enorme! ¡Y come más! Es un glotón.

―Tiene a quién parecerse―soltó Hinata. Enseguida se llevó la mano a la boca―. Na-Naruto-kun, l-lo sien-

―Tienes razón―la interrumpió el rubio―, Shina-chan se parece a mí en lo comilón. ―Hinata volvió a sonreír―. En fin, Hinata-chan. Gracias por todo, otra vez, de verdad. ¡Y ven pronto!

―S-sí. Ha-hasta pronto, Naruto-kun. ―Finalizó la llamada y dejó caer el brazo a un lado de su cuerpo sobre el colchón, con el corazón palpitando como loco en su pecho―. ¿Qué estoy haciendo?―se preguntó en voz alta.

―Conquistar al chico al que amas. ―Aquella voz femenina y algo chillona la hizo saltar en la cama, quedando sentada con las piernas colgadas por el borde.

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