7- Dotes artísticos

142 22 2
                                    

La última semana de Septiembre, los entrenamiento de Quidditch de los cuatro equipos comenzaron. Nicholas junto a todos sus compañeros de equipo debían practicar tres veces por semana, en las tardes antes de la comida. Y después de que Zachary James se uniera al equipo, el entrenamiento era aún más necesario.

Esa tarde, la del último viernes de Septiembre, Nicholas no podía estar más frustrado. Sobre su escoba, en medio de la brisa, bajo el atardecer más frío del mes, podía ver como Oliver Wood, incluso más frustrado que él, le lanzaba la Quaffle a Zachary James por décima vez en esa tarde. El chico la atrapó a la perfección, y las esperanzas del equipo, ya perdidas desde el inicio del entrenamiento, subieron, pero volvieron a bajar cuando Zachary, al momento de tener que lanzársela a Leo Riggs, lo hacía con muy poca fuerza y la dejaba caer por décima vez esa tarde.

Oliver lanzó un gruñido de desesperación y bajó al suelo. Salió furioso del campo.

Todos bajaron en silencio. Nadie culpaba a Wood, ese era su último año y por lo que se veía, sus posibilidades de ganar la copa estaban perdidas.

Nicholas caminó en silencio junto a Matt y Mike Dunn, que estaban igual de desanimados que él, en dirección al Gran Comedor, para la hora de la comida. ¿Qué harían ahora? ¿Cómo ganarían la copa con un jugador tan malo como Zachary James?

Ni siquiera cuando llegaron al Gran Comedor, en medio de todas las conversaciones y las risas, la energía subió. Se sentían demasiado desdichados.

Nicholas se despidió de los gemelos y fue a sentarse junto a sus amigos de segundo año. Ocupó su lugar y miró su plato sin mucha hambre.

-¿Todo bien?-preguntó Emily, sentada frente a él.

-Es claro que no-contestó Riley, que todavía no podía perdonar a Emily-¿Nick? ¿Qué pasó?

Emily puso los ojos en blanco.

-Es solo que... Zachary James nos acaba de quitar todas las posibilidades de ganar la copa de Quidditch. ¡Es malísimo!

-Vamos-dijo Dean Thomas, que tenía su típico cuaderno de dibujo junto a su plato de comida-no puede ser tan malo.

-Es peor que eso-confirmó Nicholas, asintiendo.

-¿Y por qué no lo echan del equipo?-preguntó Adrian, sirviéndole papas cosidas.

Nicholas le sonrió débilmente y contestó:

-Nos quedaríamos sin cazador, y aunque no lo creas, los demás que se presentaron son incluso peores que él.

-Debes despreocuparte-dijo Dean, moviéndose para quedar a su lado-todo va a estar bien. Hablando de otra cosa, Adrian me dijo que sabes dibujar... ¿por qué no nos muestras lo que puedes hacer?

Todos los de segundos año asintieron. Nicholas se puso rojo y sonrió, tomó el papel y el lápiz que le daba Dean y comenzó a dibujar.

Dibujó a Buckbeak, el hipogrifo de Hagrid. Cuánto había adorado a esa criatura, era simplemente magnífica.

Cuando terminó el dibujo se lo mostró a sus amigos, que lo miraron impresionados. Exclamaciones de asombro salieron de sus bocas, y Nicholas se puso aún más colorado. Miró su propio dibujo y sonrió, la verdad es que le había quedado bastante bien.

-¡Wow, Nick!-exclamó Dean-¡sí que tienes talento!

-¡Está increíble, Nick!-dijo Lavender, impresionada.

Riley lo miraba sin poder creerlo. Solo Adrian no parecía asombrado, después de todo él era el único que sabía del talento de Nicholas.

La chica miró a Adrian con reproche y este se encogió de hombros diciendo:

Nicholas Riggs y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora