17- El Giratiempo

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Los días pasaron, y poco a poco, incluso en los primeros días de Enero, los deberes comenzaron a apilarse en la lista de Nicholas. Por ese motivo, Nicholas, Adrian y Emily se quedaban hasta tarde todos los días, solos en la sala común, intentando bajar un poco la larga lista de deberes que cada uno tenía. Mientras más grandes se hacían, y más cerca estaban de los exámenes finales, más deberes les dejaban los profesores.

-No puedo creer que Snape nos haya puesto otra redacción-dijo Adrian, pasándose las manos por la cara, exasperado.

Nicholas tenía la cabeza apoyada en la mesa y comenzaba a quedarse dormido, hasta que Emily le pegó en la parte trasera de la cabeza con un libro. Solo había una persona más en la habitación, además de ellos tres, y era Riley, que estaba sentada sola en una esquina, estudiando.

Desde que habían dejado de ser amigos, Riley se pasaba todo el día estudiando sin descanso. Había superado a todos en las tareas e incluso se demoraba menos de lo que Nicholas lograba fingir en hacer las cosas en las clases prácticas.

Pero se veía sola y triste, y a menudo se escuchaba a alguien diciendo que Riley Dunn estaba encerrada en un baño llorando. Nicholas se preguntaba si alguna vez volverían a ser amigos. La verdad era que ya no estaba tan enojado con ella, pero tampoco se veía capaz de ir a pedirle perdón. Simplemente no era su lugar hacerlo.

-Por lo menos esta es más fácil-dijo Emily, terminando de escribir su redacción sobre la importancia de las espinas de un puercoespin en una poción bien preparada. Nicholas miró su hoja, no había escrito ni el título. Emily, que era casa igual de aplicada que Riley, a diferencia de ella, no les dejaba copiar de su tarea. Adrian, que aunque no lo admitía también era bastante aplicado, ya estaba terminando, pero Nicholas no veía donde empezar.

Las clases que no eran prácticas nunca le habían interesado tanto, así que, si no lo ayudaba Riley, muchas veces prefería no hacer las tareas. Sobretodo con Pociones, que era la materia que más le costaba.

Según él, la magia no se escribía, sino que se practicaba, y las tareas escritas eran una pérdida de tiempo.

-Yo ya terminé-dijo Nicholas, levantándose y desperezándose.

Emily tomó su hoja y lo miró con una ceja enarcada-Nicholas, aquí no dice nada.

-Bueno, no tengo talento para pociones, además de que como siempre digo...

-"La magia solo sirve en la prática"-terminaron Adrian y Emily, los dos enarcando una ceja.

-Algún día te van a echar-dijo Adrian, que ya había terminado su reacción-ni a McGonagall le entregas las tareas.

-Chicos, déjenme ¿sí? Sé lo que hago.

-Si, desperdicias tu futuro-dijo Emily, cruzándose de brazos.

-Yo seré jugador de Quidditch, no necesito estúpidas tareas escritas. Los tornados me contratarán apenas salga de Hogwarts.-Nicholas comenzó a caminar hacia su habitación, pero pudo escuchar claramente como Emily le susurraba a Adrian:

-Pero será un idiota.


Al otro día Nicholas despertó feliz. Aunque sabía que sus amigos no estaban muy felices con el hecho de que no hubiera hecho sus deberes, de todas maneras ese día era el partido de Quidditch entre Gryffindor y Slytherin, y después de una semana practicando con Lupin como defenderse contra los dementores y después de todo el entrenamiento que había tenido con el equipo, por fin podría jugar.

Adrian, que al parecer había olvidado lo del día anterior (a diferencia de Emily no le interesaba mucho lo que Nicholas hiciera o no con sus tareas), estaba igual de feliz que su amigo. No había nada que adorara más que ver Quidditch, y más cuando el partido era entre Gryffindor y Slytherin.

Nicholas Riggs y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora