𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐼𝑉

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Luxanna no supo de dónde había sacado el valor para huir de una forma tan imprudente. Pero cuando vio aquellos oscuros ojos, escrutándola con una intensidad hasta ese momento, desconocida, intuyó que estaba en peligro.

Darius la había descubierto. Ahora sabía que ella era una maga, y no podía pasar ni un instante más a merced de su captor. Usar el vuelo del ave como distracción para escapar de él había dado resultado, pero tenía la impresión de dejar a alguien terriblemente peligroso tras ella.

La maldita falda le dificultaba la carrera, por lo que tuvo que estirar las piernas en su totalidad, como si corriera por su vida. Había visto de primera mano que no era un hombre normal y corriente. Él no se estremecía ante el dolor, tampoco se detenía a pensar en las consecuencias de provocarlo. Era meticulosamente calculador e implacable.

Unos milisegundos después, algo la empujó desde atrás. Era una sensación parecida a que un animal la embistiese con furia. Se sintió tonta al intentar escapar. Nunca lo lograría. La joven se desestabilizó y aterrizó sobre su propia espalda. El golpe contra el suelo fue firme, pero reprimió un quejido de dolor.

Su miserable impotencia la enrabietaba hasta el punto de acallar cualquier remanente del daño que pudiera sufrir. Intentaba enfrentarse a él, y cuando al fin podía saborear una pizca de libertad, la atrapaba como si fuese una presa a merced del cazador.

Sintió el considerable peso del guerrero posicionándose sobre ella. Luxanna abrió los ojos y luchó por contener las lágrimas, pero se encontró con su mirada fría, dura e inclemente. Aquella proyección de la ira, la inmovilizó de forma fulminante.

—Te dije que no huyeras. — Dijo aquella voz grave.

—¡Soltadme!

—No. Has llevado al límite mi paciencia.

A Luxanna le parecía insufrible que el despreciable noxiano siempre venciera. ¿Por qué la vida era tan injusta? Alguien así no podía someterla. No le daría lo que deseaba. Sólo la utilizaba cruelmente para atraer a Garen y luego asesinarlo.

Era tan despiadado que resultaba imposible controlar el llanto.

Trató de taparse la cara con ambas manos, pero el guerrero se lo impidió, pasándole las muñecas sobre su cabeza e inmovilizándola con una sola mano.

—Deja de resistirte, muchacha. Es inútil.

—¡No puedes tener simplemente todo lo que deseas!— Ella se revolvió bajo su agarre. Mientras un torrente de lágrimas emanaba de sus ojos sin ninguna piedad. — N-no es justo...

Darius se tensó instintivamente al verla llorar con abatimiento y desconsuelo. Reparó en que dejó de utilizar el "voseo" para dirigirse educadamente a él.

Ahora la verdadera Luxanna empezaba a mostrarse tal y como era.

La sensación de sorpresa continuaba invadiendo sus entrañas. La muchacha tenía poderes. Lo había visto con sus propios ojos. Pero no lograba comprender que hubiese sobrevivido en un lugar como Demacia.

Allí la magia estaba prohibida y era un presagio de desgracia para la familia.

Escudriñó su rostro y vio el agua deslizándose por sus mejillas, húmedas y enrojecidas por el frío. Darius era inmune al llanto ajeno, pero la Ilyssa hacía el muy poco frecuente, sentimiento de culpabilidad, aflorase en su ser.

Se sentía como si le hubiese pisoteado la cola a un pequeño gatito.

Notaba su cuerpo temblando bajo el suyo. La trenza se le había deshecho y estaba enredada en una maraña de pelo que cubría parcialmente su cara. Con la mano que tenía libre, fue a apartarlo para verla mejor, pero ella se encogió horrorizada y cerró los ojos al ver que elevaba la mano en su dirección.

REDENCIÓN- DARIUS X LUX ✧LEAGUE OF LEGENDS✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora