Darius abrió las puertas de su alcoba y procuró refrenar la familiar oleada de ira que brotaba de su interior. En el momento que abandonó el pasillo, agradeció que el guardia los interrumpiera. La demaciana le hacía sentirse como si fuese un héroe, cuando siempre había sido el brutal jefe militar temido por todos.
Era un mar de dulzura, para un hombre que solo había conocido la violencia. conseguía conmoverlo y sacar una ternura de su interior que daba por inexistente. Nunca se había sentido así, Luxanna despertaba en él un fuerte instinto protector que ni sabía que tenía.
En incontables veces, había sabido dejar sus sentimientos de lado y cerrar su mente de forma súbita.
Pero con la joven no le resultaba nada fácil, había algo en ella que le conseguía tocar la fibra sensible, quizá era su inocencia y honestidad. Era demasiado inocente y pura para alguien con un interior tan atroz como el suyo. Estaba tan acostumbrado a que la gente se dirigiera a él con doble intención, que encontraba inconcebible que la muchacha no lo hiciera.
Pero todas esas nuevas sensaciones le daban un miedo de muerte.
—Me alegro de veros, general. — Dijo una voz femenina desgraciadamente conocida.
Oteó la habitación y reconoció a Johanna de inmediato. La noxiana sonrió y se levantó semidesnuda de la cama. Tan solo iba cubierta por una fina bata de hilo que no dejaba nada a la imaginación. Aquella morena era su amante más reciente, y desde que conoció a Luxanna, alguien que le resultaba indiferente. Lo que era raro, porque necesitaba con todas sus fuerzas acostarse con una mujer.
Pero la muchacha que quería no podía ser suya.
—Hoy no puedo. — Dijo tajante y con los ojos fijos en su rostro.
La noxiana hizo una mueca dolida y envolvió sus brazos en el cuello de Darius, presionando su servicial y suave cuerpo contra él.
—Últimamente nunca podéis... — Se quejó. — ¿Quién es la afortunada?
—Eso no te incumbe.
Al guerrero no le gustó nada la malicia que vio en la cara de la mujer, no tenía que dar explicaciones a nadie y menos a una fulana celosa. Últimamente cualquier tontería le hacía perder los estribos.
—Tienes que marcharte. —Reiteró con voz grave.
La mujer lo miró con picardía y se pegó más, deslizando las manos por los musculosos hombros y masajeando la zona.
—Entrenáis demasiado, general. Necesitáis relajaros.
El noxiano la cogió por las manos y le dio la vuelta, bruscamente.
—He dicho que no. — Recalcó.
Johanna se cruzó de brazos. En su bronceado rostro, Darius pudo ver que estaba dolida.
—Pensaba que entre nosotros había algo más.
—No te confundas, muchacha. Lo que había solo era sexo.
En un principio no era su intención ser cruel, pero ahora le daba igual. Menos deseaba que esa arpía lo atosigara de aquella manera.
Únicamente compartió varias veces la cama con ella para encargarse del placer de la muchacha y el suyo con un solo objetivo en su mente: Desfogar. Una vez estaba cumplido ¿Qué más podía hacer? Desde luego, no deseaba rodear a la muchacha con los brazos y disfrutar de su cercanía. Pero con Luxanna le había ocurrido todo lo contrario.
—Ya veo lo que pasa aquí. — Exclamó resentida. — ¿Habéis disfrutado desflorando a esa demaciana? Una doncella así... nunca sabrá satisfaceros. La asustaréis.
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REDENCIÓN- DARIUS X LUX ✧LEAGUE OF LEGENDS✧
FanfictionLuxanna Crownguard es una joven dulce y sencilla. Su rutinaria vida empieza a resultarle deprimente debido al secreto que esconde y no puede mostrar a nadie: posee el don de la magia de luz. Cuando su hogar cae víctima de un ataque noxiano, es capt...