𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑉𝐼𝐼

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Darius, absorto en sus pensamientos, preparó la montura de su caballo. Debían de dirigir su marcha al sur, donde se asentaba el campamento de Drugne. Era territorio noxiano y estaba situado en la planicie de Dalmor, una formidable extensión de tierra fértil, rodeada por cordilleras y cadenas montañosas.

Una sensación de suspicacia brotó de su interior.

Al ser territorio noxiano, esas cimas se utilizan como explotación minera para fabricar armamento y herramientas. Pero durante años, las tribus nativas al este de las montañas han causado problemas.

Para sobrevivir, las gentes se vieron en la necesidad de trabajar para Noxus a cambio de que se les permitiera vivir bajo la protección y mando del imperio.

Se comprometieron a ser leales.

Aun así, cada cierto tiempo aparece un líder que logra sublevar a la población y quebranta el orden impuesto por Noxus. Defendiendo que deben recuperar su forma de vivir y libertad.

El guerrero terminó de ensillar al semental y acarició su cabeza con amabilidad. Se encontraba bien. La herida en el costado no le molestaba en exceso y había logrado dormir unas horas.

Después de abrir los ojos a la salida del sol, percibió un pequeño cuerpo que se hundía dulcemente contra él. Todavía tenía grabado en su memoria aquel femenino aroma a flores silvestres. Nunca había prestado especial atención al olor de una mujer, pero detestaba que la demaciana consiguiese que en él funcionara como un afrodisíaco.

Quizá el motivo por el que la encontraba tan atrayente, fuera la magia que la envolvía.

Jamás se había detenido a observar a una mujer de cerca. No le hacía falta mirarla para ver sus largas pestañas, acariciando la piel color marfil de sus mejillas; besadas por el amanecer. Ni sus rosados labios entreabiertos o su larga melena rubia desparramada por la almohada. Todos sus rasgos parecieron haberse grabado en su mente para torturarle.

Despertaba un instinto protector que ni él sabía que tenía. Cuando la descubrió la noche anterior, en la almena y a punto de ser vejada por el trabajador, sólo pensaba en aplastar el cráneo de aquel hombre.

Nunca la había visto tan descompuesta. Se sentía como si el dolor que ella proyectaba, hubiese sido provocado por él mismo.

Un momento. ¿Por qué le importaba tanto lo que sentía esa mujer?

Interiorizó que un guerrero no podía permitir distraerse con tales ideas. Lo detestaba, incluso aquella distracción podía costarle la vida.

Maldijo en silencio y se forzó a apartar aquellos pensamientos de su mente. 

Atravesaban una espesa arboleda de hayas y arbustos, sumergidos por leves rayos de sol, que se atrevían a emerger entre el cielo nublado. Cabalgaron en silencio durante un buen rato.

Pasar tantas horas subida a caballo estaba poniendo a la joven de los nervios. Cada minuto transcurrido, la volvía más impaciente por llegar al destino. La dichosa silla de montar le causaba dolor en el trasero y en las piernas, como si alguien estuviera clavándole alfileres en esa zona y de forma constante.

El mutismo de Darius y sus guerreros estimularon la fatiga acumulada de Luxanna. Pues no tenía nada a lo que prestar atención. La noche anterior apenas pegó ojo. No era capaz de evadirse de todo lo que había sucedido.

Todavía recordaba la fuerza de su agresor y el terrible propósito de este. Dudaba que pudiera recuperarse de aquella pretendida violación.

El guerrero la había salvado; la misma persona que había masacrado a su gente y se propuso secuestrarla. No lograba comprender el trasfondo del propósito de Darius. Pero la necesitaba viva.

REDENCIÓN- DARIUS X LUX ✧LEAGUE OF LEGENDS✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora