𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋

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Durante los dos días siguientes esperó a que alguien fuese a buscarla.

Serenamente.

O tan serenamente como podía esperarse de cualquiera que lo único que podía hacer para entretenerse, era observar la agitada Plaza de Marfil por la ventana.

La única persona con la que había intercambiado unas pocas palabras fue la ama de llaves. Aparecía a lo largo del día para subirle la comida, o al acercarse la hora del baño, la acompañaban dos hombres cuyas miradas adivinaban intriga.

Precisamente, ninguno de ellos era un gran conversador.

Luxanna suspiró y desvió la mirada hacia la chimenea, observaba la madera consumirse por las llamas lentamente. Aquella imagen le recordó a su situación actual, pues probablemente a lo largo de la semana, acabaría consumida por el entorno.

Ese mismo fuego humano tenía por nombre Darius.

Sus ojos volaron hacia la puerta y vio el cuchillo todavía hundido en la superficie. Todos los que entraban en la habitación se habían percatado de ello, pero nadie tuvo la determinación de extraerlo.

Excepto Luxanna.

Cuando su cabeza no quería pensar más y necesitaba descargar aquella horrible sensación de impotencia, tiraba del mango con todas sus fuerzas para sacarlo de la puerta.

En vano, aunque no le sorprendía.

La brutalidad de aquel guerrero le ponía el vello de punta.

Pero más la desconcertaba la peligrosa proximidad que tuvieron en su último encuentro. Instintivamente se rebeló, olvidando de forma imprudente el mal que él le podría haber hecho si se lo proponía.

Pero hasta ahora, nadie se había atrevido a hablarle de la forma en la que él lo hacía y mucho menos, sujetarla de ese modo. Se había amoldado perfectamente al cuerpo duro y musculoso del noxiano, incluso él también pareció notarlo.

Había mirado sus labios con anhelo. Parecía como si su interior librase una feroz batalla para no pegar la boca a la suya.

Luxanna sacudió la cabeza ante el rumbo que tomaban sus pensamientos.

Fuego y humo. Un rastro de hedor a quemado atravesó sus fosas nasales. Se levantó de la silla y volvió a respirar. Las cocinas se encontraban en el piso inferior, pero no identificó ningún aroma de comida.

Aguardó unos minutos, pero el repentino olor se intensificó.

Arrugó el ceño y con los sentidos inusualmente alerta, vaticinó que algo no iba bien. El revuelo de voces y gritos procedentes del otro lado de la ventana lo confirmaron.

Luxanna giró el cuello y su sangre se heló.

Las llamas recorrían los alrededores de la Plaza de Marfil y la torre dónde se encontraba.

La creciente ansiedad le agujereó el estómago. Puso atención y logró distinguir los golpes de espada y una serie de gritos al poco tiempo. Estrechó los ojos, sin llegar a percibir con claridad imagen de las personas en el exterior.

¿Los estaban emboscando? 

Tras rascarse los ojos, continuaba viendo borroso debido al humo. Maldijo y cuando volvió a reparar en el estado del dormitorio, el miedo se apoderó de ella.

Retales de humo atravesaron los huecos de la puerta, haciendo que la habitación empezase a sumergirse en una niebla tóxica.

Luxanna corrió hacia la puerta y tiró.

REDENCIÓN- DARIUS X LUX ✧LEAGUE OF LEGENDS✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora