REDENCIÓN- DARIUS X LUX ✧LEAGUE OF LEGENDS✧

𝐶𝑎𝑝í𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋𝑋

La iluminación de las velas derramaba una luz cálida sobre las mejillas de Luxanna. Abrió los ojos lentamente y sintiendo una oleada de dolor en el estómago, tuvo la sensación de que algo le había estado presionando la cintura con fuerza.

—¿Cómo os encontráis lady Crownguard?

La rigurosa voz de Swain la sobresaltó.

Lo último que recordaba eran las voces del público, clamando Dama Luminosa con admiración ¿Es que había hecho algo heroico?

Desde entonces, todo se volvió oscuro. Hasta que despertó en la sala capitular del Alto Mando. La joven se pasó una mano por el vientre, sintiendo el último atisbo de dolor.

¿Por qué notaba tanto malestar en esa zona?

Cayó en la cuenta de que permanecía tumbada sobre la superficie de una mesa, tuvo que erguir la espalda para hacer frente a la inquisidora mirada del emperador.

—¿Qué hacíais en la arena del coliseo? —Demandó saber.

Luxanna tragó saliva y se armó de valor para arañar su memoria, agitada por los recientes acontecimientos.

—Me perdí por las calles de Noxus. —Gesticuló con las manos. — Quería retomar el entrenamiento con el señor Ald, pero no logré llegar. Creo que unos soldados debieron confundirme con un delincuente.

Swain elevó una ceja.

—¿Salisteis sola?

Ella lo miró por debajo de sus pestañas y asintió.

—Deberíais de haber esperado la vuelta de Darius. — Continuó el noxiano con tono más suave. —La situación de hoy ha sido totalmente innecesaria.

—No quiero continuar siendo una carga para él.

—Seréis una carga en el momento que os pase algo y él no pueda dar la cara por vos. Como ha ocurrido esta mañana. — La reprendió con la mirada. Luego aguardó unos instantes, rumiando las siguientes palabras. —Pero... he de decir que estoy sorprendido.

Luxanna parpadeó, confusa.

—Le habéis arrebatado el puesto al verdugo del coliseo. —Anunció con obviedad. — Sois la nueva ejecutora de Noxus.

—¿Cómo? — La joven se incorporó hasta quedar de pie frente a Swain. — No voy a hacer tal cosa. De ningún modo.

El nigromante esbozó una mueca.

—Habéis demostrado vuestra fuerza ante los ciudadanos de Noxus. Ante mí. — Señaló, con tono apremiante. — Habiendo derrotado al hermano de Darius, os convertís en la nueva actuante del coliseo.

A la joven se le secó la boca. Una corazonada llena de miedo la envolvió. Su intuición no le había fallado; no era obsesión lo que había hecho que le viera parecido con el guerrero... ¡Sino la genética!

—¿H-hermano de Darius? — Tartamudeó, enarcando las cejas. — No deseo ocupar su oficio ¡Todo ha sido un error! Él me atacó primero, yo tan solo...tuve...tuve que defenderme.

—Lo he visto, y lo habéis efectuado a la perfección. Por añadidura, habéis dejado a los ciudadanos de Noxus hambrientos de intriga. ­— Las comisuras de la boca de Swain ascendieron. — Jamás habían reclamado tanto la presencia de alguien en la arena. Dama luminosa.

Luxanna sacudió la cabeza y procuró controlar su creciente nerviosismo.

—Siento haber actuado de forma tan irresponsable. Estos últimos días me resulta imposible permanecer tranquila.