Ambas continuaron su camino rumbo afuera, temiendo ser interceptadas por algún guardia pero eso de igual manera no las detuvo. En un segundo pasaron varios guardias enfrente de ellas, de inmediato Clementine pegó a ambas contra la pared para evitar que las vieran.
— ¿Qué crees que pase allá afuera? — Clem se asomó hacia el pasillo, no pudiendo ver nada más que gente corriendo de un lado a otro. En un instante un par de sujetos salieron hacia afuera y pudo visualizar el caos que se formaba tan sólo por unos breves segundos.
Todo estaba en descontrol, justo como se lo imaginó.
— Tenemos que salir, buscar a Violet. No podemos quedarnos mucho más tiempo.— observó arriba de ella los conductos de ventilación, y de inmediato descartó esa idea por lo pequeñas que eran ellas. Pero luego pensó, no conocía bien el edificio pero podía ir por el cuarto de lavado. Había aquel elevador pequeño, no entrarían en él pero podían subir por los rieles que los sostenían. Buscarían a Violet y a Louis donde se supone deben estar y ya después irían por los demás. Sólo tenían que escabullirse hasta esa bodega y todo estaría en sus manos.
— Tengo una idea, vamos.
Sophia asintió, y dieron al vuelta dispuestas a irse, pero se detuvieron abruptamente cuando en su campo de visión se cruzó un guardia armado.
— ¿Qué demonios están haciendo? — Espetó, mirando con enojo a las muchachas.
— Clem...— susurró Sophia, temerosa, sus ojos reflejaban el pánico que estaba por desbordarse. Clementine no pudo reaccionar a tiempo, no hasta que el sujeto las tomó a ambas de los brazos.
— ¿Creen que es tiempo de holgazanear? ¡Vayan al frente¡ Tenemos que defender la entrada norte.
El combatiente las sacó afuera del edificio y las arrojó hacia la línea enemiga. Justo lo que menos quería era estar en medio del batallón. Sophie comenzaba a bloquearse. Había todo un caos creciendo tras la murallas, guardias y combatientes yendo de un lado a otro, cargando armas y creando murallas para un enemigo que hasta entonces no era muy claro, el desconocimiento era hiriente, ninguno se esperaba que una horda de esa magnitud llegara a sus puertas. Pudieran haber cien, doscientos, miles de caminantes allá afuera y ninguno en Delta estaba del todo listo para enfrentarlo. Eso Clementine lo pudo percibir, y no sabía si lo utilizarían como ventaja o al contrario sería una amenaza más para su plan de escape.
De pronto se acercaron hasta cierta fémina que daba órdenes a los muchachos para fortalecer las barricadas y el muro que quedó sin terminar. Algunos caminantes ya comenzaban a rodear el lugar y unos cuantos trataban de entrar por el muro colapsado. Eran detenidos por algunos en Delta, pero el crecimiento era alarmante. Ni siquiera Asha pudo disimular la preocupación en su rostro. Daba órdenes, y exigía a los demás que se preparasen ante cualquier posibilidad, si los caminantes logran entrar tendrían que estar listos.
— ¿Por qué carajos nadie avisó de la horda? ¿Dónde están los idiotas en turno de los puestos de vigilancia? — Preguntó al sujeto una vez se acercó, completamente enojada.— ¿Sabes algo de Brown? — el mencionado niega varias veces. La muchacha soltó un par de maldiciones al aire mientras intentaba comunicarse por medio de una radio a las torres. Sólo había estática.— Mierda, tenemos que asegurar bien las compuertas si no queremos que entren. Lleva los hombres que puedas a la entrada, utilicen lo que sobró del muro si es necesario para reforzar las paredes.
— Ya usaron algunos autos para bloquear el muro.
— No será suficiente, Lily está reuniendo material en el este. Asegúrate que vayan lo suficiente.— Le ordenó, y ya entonces se percató de la presencia de las chicas.
— Encontré a estas dos tratando de esconderse. — Le señaló, Asha asintió y le dió una señal para que se moviera. Miró a ambas chicas y con un poco de suspicacia les otorgó a Sophie un arma en sus manos.
