— Entonces... ¿Vamos a hacerlo? — la pregunta queda en el aire, ninguno se atreve a contestar mientras la castaña mantiene en silencio, con los binoculares que Aasim les prestó para la misión. Clementine ignora a los dos chicos que tiene a lado, peleando entre ellos sobre quién será el afortunado que le toque ir a esa misión suicida.
— ¡Yo fui a la estación de tren! ¡Te toca arriesgar tu trasero ahora!— dice Louis en contra de Violet, a lo que esta se limita a darle un golpe en el hombro. El chico finge severa indignación, y le devuelve el golpe a la rubia, y así ambos empiezan una pelea con manotazos.
— Silencio.— ordena Clementine con voz severa, los dos de inmediato se detienen al mandato de la castaña. Clementine guarda los auriculares en su mochila cuando ha terminado de realizar una estrategia mental para cruzar ese lago de caminantes que rodean el estacionamiento. El terreno es amplio, al otro lado del supermercado hay un carro rojo, un par de contenedores de basura que sirven perfectamente para esconderse. Sólo tenía que idear un cebo.
Era pan comido.
La comida que noches antes habían encontrado en la vieja estación de tren parecía demasiada en su momento, hasta que se fue acabando con el pasar de los días hasta que no quedase nada más que un par de latas, aún cuando ya eran menos integrantes en la escuela. Y la comida que juntaban en las trampas de peces y de conejos no era suficiente para alimentar el resto de los chicos. Teniendo eso en mente Clementine se apresuró a explorar más allá de la zona segura. Tenía que encontrar algo antes de que la comida se acabe por completo. Y en medio de una caminata Clem terminó encontrándose con un viejo supermercado rodeado de bardas, tenía buen aspecto y si tenían suerte quizá no habría sido saqueado antes. Lo dudaba mucho puesto que estaba rodeado de decenas de caminantes, y no había forma de entrar sin ser visto. Y ahí estaban, aquel trío tratando de armar una estrategia para conseguir provisiones. Pero con ese par que la acompaña era difícil trabajar sin perder la paciencia.
— Yo iré.— dice Clementine, los dos al escucharla se miran mutuamente.
— Okay, por mí está bien.— responde Vi y Louis quiere darle un golpe por ello, no quería arriesgarse a ir, le parecía tonto y un suicidio entrar a ese lugar, no había punto de entrada ni de salida.
— Wow, tranquilo vaquero, estaciona tu vaca.— Dice Louis, pero ambas chicas lo ignoran.— ¿No deberíamos sentarnos a discutir esto como gente civilizada?
— No somos gente civilizada.— responde Violet en defensa.
— Bueno, entonces como gente que tiene instinto de supervivencia.— dice poniendo sus manos en sus costados, pero las chicas lo ignoran bajando del remolque al que habían subido para tener mejor vista del supermercado.— Lo dije una vez, y lo vuelvo a repetir. Están LOCAS.
Los tres se dirigen en cuclillas hasta llegar al inicio de la barda.
— La única forma de entrar es si despejamos la zona...
— Lo cuál es imposible.— le interrumpe a Clementine. Esta bufa antes de volver a hablar.
— Podemos crear una distracción, como la vez pasada. Tú Louis, me tendrás que subir por la barda, iré hacia el carro rojo, lo haré funcionar. Hará suficiente ruido para atraerlos, me esconderé por lo mientras en los basureros que están a lado en lo que la entrada se despeja.— ambos asienten de acuerdo al plan. Entonces Clem continúa explicando.— Violet, tú irás a la parte de atrás, despeja el lugar, ahí me esperarán mientras entro y trato de abrir la puerta trasera. ¿Entendido?
— Bien.— Dice Vi, de inmediato se aleja hasta la posición que le indicó Clem, desde lejos matando a los caminantes con el arco que tomó de Aasim.
