Charlie le otorgó una lata humeante, tomando por sorpresa a la rubia.— Come, en un rato todos nos iremos.— Ordenó él, dándose vuelta de nuevo a su grupo quienes se mostraban ansiosos con el nuevo plan. La tensión se notaba, el miedo era disfrazado perfectamente por el grupo. Lo cual, la ponía aún más nerviosa.
Violet observó la lata en sus manos, haciendo una mueca al ver el recipiente. Ravioles. No extrañó el estofado insípido tanto como lo hizo en ese momento.
Sin embargo, el gruñir de su estómago le recordó que no podía hacer menos esa comida, las fuerzas eran necesarias para ese día en particular. Había un enorme camino por delante. Un plan, y una trayectoria.Hubo un par de inconformidades pero nada que no se pudiera arreglar con una charla con el líder. Charlie tenía liderazgo a pesar de todo, y los pocos que aún quedaban le eran leales, por lo tanto no la estaban siguiendo a ella, sino a Charlie. Y eso le quitaba un peso de encima, ir a luchar lado a lado no era reconfortante para ninguno, pero al menos se sentía menos presionada, todos iban por sus propios motivos.
Recuerda a la perfección todo el plan, y lo que Charlie le dejó en claro.
“Tú te encargas de sacar a tus amigos, nosotros de Delta. Después de ahí, estás sola.”
Iba a funcionar, porque en serio no sabía qué haría si llega a perder a las personas que ama.
Con ese pensamiento, se alejó un poco de campamento para llegar a lado de James, quien apartado de todos estaba sentado en un húmedo tronco.
El silencio ya era normal entre ellos, nunca era incómodo puesto que los dos tenían en común guardarse ciertos pensamientos. A veces necesitaban estar callados.Pero esa ocasión, ambos estaban con demasiadas cosas en la mente. Tantos miedos, desconfianza e histeria que mantenían atormentados a ese par.
— ¿De verdad te fias de ellos? — Habló James, sin mirar a la chica. Prefería guardarse esa respuesta en particular, porque no. No lo hacía, no era como en la escuela. Ellos eran diferentes, gente que asesina a sangre fría por intereses propios. Pero no lo diría en voz alta que temía ser asesinada cruelmente en sus manos.
Por eso evadió su pregunta con otra pregunta.— ¿Tú no? Es tu anterior grupo.
— Por eso te pregunto, sé cómo son, he sido como ellos, es por eso que sé que no son de confianza.— Agregó James, una vez más el silencio se hace presente en ellos.Violet se enfoca en la lata humeante que tiene en sus manos. Ya no se siente con tanta confianza como antes, tratando de evocar otra clase de pensamientos que no incluyan la traición de los susurradores, la cual, falla totalmente cuando dudas y más dudas atacan su cabeza.
— Carajo, ya me metiste mucha mierda en mi cabeza ahora.— Dice Violet, dejando la lata de ravioles a lado de James, quién con duda la toma para comer un poco.
— ¿Ya no te sientes tan segura? — Pregunta James, después de tragar un poco aún con la boca llena.
— Nunca lo estuve.— Responde sincera, aún antes de hacer todo el viaje con Louis y Clementine, tenía serías dudas que no quería admitir frente a ellos. Ve un segundo a la fogata, a unos metros de ellos donde estaba todo el equipo. — ¿Puedo preguntar algo? — dice antes de que se arrepienta, el chico asiente.— ¿Por qué te fuiste? — el chico evidentemente se sorprende, el pedazo de ravioles se queda atascado dentro de su boca.
— ¿A qué te refieres? — Pregunta, aunque realmente lo sabe.
— Si — Contesta obvia Violet.— ¿Por qué los dejaste? Parece que te necesitaban mucho. Aún parece que lo hacen. — Su vista automáticamente se dirige hacia el pequeño grupo alrededor de la fogata, afilando cuchillos, calentándose en el fuego, preparándose para una guerra de la cual nadie estaba seguro de salir con vida. Quiere pensar que no son realmente malos como James le ha hecho pensar, en algún momento pudieron ser personas buenas. Quizá como esos tontos de Ericcson por los cuales ahora arriesgaba su pellejo. Ella jamás podría abandonarlos, y si James lo hizo debe de ser por una muy buena razón. Pero después de un inmenso silencio decide guardar la compostura.— No importa, no es de mi incumbencia.—