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¡Feliz lectura!
La tranquilidad y desasosiego eran dos términos que la escuela de Ericcson no permitía dentro de sus integrantes.
En su interior una tormenta de pánico y miedo invade cada rincón de aquella escuela, con sus pequeños quienes habían tomado el coraje para unir fuerzas y transformar su indefensa escuela para convertirla en un campo de batalla listo para cualquier ataque. Sin duda en esos momentos eran testigos de que la desesperación llevaba a los chicos a ser solidarios y llevar a cabo su plan de resguardo, ese que Violet tenía bajo su manga.
Había pasado ya una semana completa, semana en la que los chicos de Ericson se dedicaron a trabajar arduamente en sus puestos de batalla, en caso de que los saqueadores volvieran, y estaban seguros que esta vez no los tomarían por sorpresa. Les tenían preparado un gran plan en su contra, del que estaban seguros de que si alguno de los saqueadores se atrevía a poner un pie cerca de ahí ninguno iba a salir limpio.
Las trincheras habían sido levantadas en medio del patio de la escuela, los muros alambrados para evitar ser sorprendidos desde ahí, incluso pusieron algunas cabezas de caminantes en estacas solo para hacer una tétrica decoración (idea de los más pequeños). Todo estaba siendo montado, la escuela se preparaba para una guerra desconocida e incierta. Y eso que aún no terminaban con el trabajo, apenas estaban empezando.
Así, los problemas también venían en paquetes pequeños, para cada joven que residía entre los muros era una tarea distinta de cada día.
Como lo habían acordado, el grupo se encargó de hacer una votación con respecto al plan de Violet, del cual, gracias a la mayoría había salido como vencedora.
El descontento se había notado desde cierto chico con orígenes árabes. Él junto con Louis se habían puesto en contra de la búsqueda de nuevos adversarios argumentando con que nadie sabía un comino de aquella gente. Sí estaban vivos, sí estaban de su lado o de Delta, aún así el grupo decidió darles la espalda a lo que según ellos era sentido común. No era justo recalcando que Violet iba de un lado a otro persuadiendo a los demás. Consiguiendo así la aprobación para su retorcido plan.
Y así, cada mañana la escuela presenciaba las interminables peleas entre Violet y Aasim.
Mientras uno argumentaba que lo mejor era esperar el ataque y resistir todo lo que pudiesen, otra atacaba con que lo mejor era quitar el problema desde raíz y usar todo lo que estuviera a su alcance para lograrlo.
La tensión era palpable, entre todos se encargaban de que la incomodidad desapareciera, labor el cual fallaban dado a la inesperada separación de ciertos muchachos.
Tampoco tenían claro qué había pasado exactamente aquella noche, pero Clementine estaba segura de que precisamente algo se había roto entre ellos.
No tenía idea de qué precisamente era, pero su corazón herido y tomando en cuenta lo testaruda que era, ella mantuvo la distancia a pesar de cierta insistencia por parte de Louis, quien había intentando acercarse a la castaña quien obviamente no quería mantener algún tipo de acercamiento.
Fueron pasando los días, en que Louis también se cansó de intentarlo, rehuyendo de la compañía del otro. Si alguno decidía trabajar con algún chico del grupo y casualmente coincidían el contrario tomaba sus cosas y se iba a otro extremo a trabajar.
Sin pasar desapercibido por los demás, ninguno de ellos podían estar en la misma habitación a menos que alguno la dejara en el momento.
No querían ser entrometidos, pero la curiosidad por saber qué había pasado con los chicos los estaba matando.
