6

173 11 8
                                    

Jimin estaba muy nervioso. Como siempre.

Esperaba una visita, también esperaba que su padre se fuera a cazar lejos tal y como le había comentado al chico.

Pero aún así se mordía las uñas esperando cualquier señal por parte de Jungkook.

Jungkook.

Ese nombre no se le había ido de la cabeza en todo el tiempo que llevaban separados. Cada vez que cerraba sus ojos veía los de él, tan oscuros y brillantes. Su cuerpo temblaba de la emoción con solo pensar que le podría ver aquel día.

Pensaba en Jungkook todo el día. Justamente lo estaba haciendo ahora, y una escena que no quería recordar invadió su mente.

Jungkook oliendo y lamiendo su cuello.

La cantidad de sensaciones que experimentó en ese momento no las olvidaría jamás. Algo parecía querer explotar en su interior, sus manos temblaban pero no por miedo. Tenía un cosquilleo en ellas, como que quería tocar algo. A lo mejor enterrar sus dedos en el largo pelo del cambia formas. O recorrer su ancha espalda...

Jimin no pudo evitarlo, se imaginó qué hubiera pasado si Jungkook y él no fueran completos extraños, si fueran pareja, la sensación de tener al chico por todo su cuerpo, impregnado, sus manos recorriendole entero.

Y ahora tenía una erección. Mierda. Su miembro alzado dándole a entender que había escuchado sus deseos. El chico se mordió el labio. Estaba solo en su casa, pero el lobo podría aparecer en cualquier momento.

-Aunque no ha aparecido hasta ahora...- susurró para sí mismo.

Pensó que terminaría rápido. Fue a su cama y se metió bajo las gruesas sábanas y el montón de mantas. El frío en la montaña era el peor.

Jimin se quitó la ropa con rapidez, lo había hecho más veces, solo que no pensando en un chico. Un chico como Jungkook. Un puñetero hombre lobo.

Pero eso no le impidió empezar a tocarse.

Comenzó a tocar suavemente con un dedo la cabeza de su miembro, luego dejó su mano libre por toda su extensión. Jimin mordió su labio inferior al sentir una oleada de placer recorrer su cuerpo. Un pequeño quejido sonó en la habitación cuando apretó con delicadeza sus testículos.

Su cabeza se hundió en la almohada junto con un jadeo cuando volvió a sentir otra descarga. Su imagen mental no era la más apropiada en ese momento, se imaginaba a él montando a Jungkook, sus ojos penetrandole mientras Jimin se hundía en él hasta el fondo.

-Aahh... Jungkook...

-Por fin dices mi nombre.

Jimin abrió los ojos que antes había cerrado por la sorpresa. El cambia formas, el puñetero Jungkook estaba en su habitación mirándole con una ceja levantada, los brazos cruzados y mordiendo su labio inferior. Jodidamente sexy.

-¿¡Jungkook!?- Jimin se cubrió con rapidez con las mantas. Su cara se puso más caliente de lo que ya estaba al ser descubierto en un momento tan intimo al igual que vergonzoso.

-No pares bebé, quiero ver cómo te corres gritando mi nombre- los ojos de Jungkook tenían un brillo travieso en ellos. Se relamio los labios al ver cómo Jimin se ponía rojo por la situación en la que estaban.

-J-Jungkook, no deberías estar... ¿¡Por qué llegaste justo ahora!?- en ese momento Jimin estaba un poco molesto, intentando ocultar su vergüenza.

-Lo siento, me entretuve. No creía que al llegar aquí tendría semejante obra de arte.

-C-Cállate- Jimin pudo notar lo sonrojadas que estaban sus mejillas en ese momento.

AlwaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora