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-¡Debajo del sillón!- gritó Jimin.

El lobo se agachó e intentó meterse debajo del mueble, pero se le olvidaba que era demasiado grande como para entrar en él. 

-¡Jungkook lo vas a tirar para!- el cazador cogió los gruesos cabellos del animal y tiró de ellos- además estas asustando al niño.

Unos ligeros gimoteos se escuchaban detrás del sillón. Jungkook volvió a su forma humana y comenzó a vestirse.

-Debemos hacer que salga de ahí, hay muchos cables y puede pasar algo.

-No me asustes Jungkook, debimos avisar de esto desde antes- Jimin paseaba de un lado al otro sin saber qué hacer. 

Jungkook abrazó el tembloroso cuerpo del chico entre sus brazos.

-Mi amor no te preocupes, tengo una idea que seguro funcionará.

Jimin miró confuso a su pareja y vio cómo Jungkook sacaba un trozo de chocolate del estante de la cocina. El moreno le guiñó un ojo al chico y se agachó.

-Mira bonito, mira qué tenemos para ti si sales- comenzó a decir con voz suave. 

Los gimoteos cesaron y en poco tiempo, un pequeño hocico se asomaba por debajo del sofá.

-Tu padre se enfadará mucho cuando vea que no sales del sofá, pequeño- le advirtió suavemente Jimin.

Un cachorro de lobo salió con pasos tambaleantes y se tiró a los brazos de Jungkook, que se comió el chocolate.

-Te sentará mal tanto azúcar- le dijo mientras escuchaba los reclamos del cachorro, que se removía en sus brazos.

Jungkook se sentó con el bebé lobo en su regazo y comenzó a jugar con él. Pero paró al sentir una mirada severa sobre él.

-Te dije que era mala idea transformarte- le dijo Jimin con voz seria- sabes perfectamente que Baek es muy miedoso. 

-Lo sé pero solo quería encontrarle y en lobo mis sentidos están más desarrollados.

Desde que el pequeño Baek había aprendido a transformarse en un cachorro de lobo, le había dado por jugar al escondite de manera que ponía de los nervios a los mayores porque casi nunca le encontraban. Ese día, Hoseok y Shei habían decidido salir a la naturaleza a tener un respiro como parejas y decidieron dejar a su hijo con Jimin y Jungkook.

-Todo irá bien, Baek se queda con los mejores tios del mundo- les dijo Jungkook al despedirse.

Quince minutos más tarde, Jungkook y Jimin revolvían la casa de los Kim por todas partes buscando al cachorro. 

-Doy gracias a que mis padres estuvieran ocupados ayudando a reformar el pueblo, porque me habrían dejado sin orejas- dijo el cambia formas mientras alejaba sus dedos de los afilados colmillitos del cachorro. 

Jimin hizo un pequeño puchero y se acercó a la pareja.

-Es su hora de comer- dijo mientras cogía a Baek y le acercaba un biberón con leche.

Baek soltó un gritito de emoción al ver la comida y comenzó a lamer la cara de Jimin, que entre risas intentaba que cogiera el biberón. Un flash sorprendió al cazador y vio a Jungkook apuntándole con lo que le había dicho que era una cámara. 

Cada día, Jimin aprendía muchas cosas nuevas. Al estar en esa aldea de cazadores, tan anticuados y cerrados de mente, Jimin no sabía nada más que no fueran armas y lobos. 

Por eso agradecía cada vez que Namjoon le ayudaba con los libros, o Jungkook le explicaba qué eran las cosas con calma y amor. Le ayudaban a no avergonzarse tanto por ser tonto, o más lento que los demás al no saber las cosas. 

AlwaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora