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Jimin se despertó y lo primero que vió fue una cabellera llena de ondulaciones. Sonrió con los ojos cerrados y aspiró el perfume del pelo de Jungkook. Abrazó el cuerpo del chico por detrás mientras éste gruñía al ser despertado.

-Buenos días lobito- dijo Jimin mientras besaba el hombro del cambia formas.

-Ojalá despertar así todos los días- a Jimin se le escapó un jadeo al escuchar la grave voz de Jungkook.

Se rió al ver que el chico escondía la cara bajo la almohada en un intento de volver a dormir. Pero Jimin no lo iba a permitir. Comenzó a hacerle cosquillas para despertarle y nada más tocarle en la zona de los costados, Jungkook ya estaba en la otra punta de la enorme cama.

-¡No soporto las cosquillas!- se quejó, a lo que Jimin le respondió con una fuerte carcajada por la cara de indignación de Jungkook.

El chico se ofendió y colocándose en posición de ataque, saltó y aterrizó sobre Jimin. Aprisionó el cuerpo del chico entre sus fuertes muslos y comenzó a hacerle cosquillas, a lo que Jimin respondió con un agudo grito.

-¡No! ¡Jungkook para!- se agitaba e intentaba escapar, pero era imposible.

En vez de hacerle caso, el licántropo comenzó a gruñir en voz baja, para seguir con el juego. Aunque toda diversión paró cuando por accidente, Jungkook mordió a Jimin en el cuello, haciendo que el chico pegara un grito por la sorpresa.

-P-Perdona...- Jungkook le miraba arrepentido- no supe medir mi fuerza.

Jimin sonrió, haciendo que sus ojos desaparecieran. Cogió la cara del más alto entre sus manos y se acercó a él.

-Eres un pequeño cachorro- susurró mientras besaba la punta de la nariz del moreno.

A Jungkook no le gustaba que le llamaran cachorro, porque básicamente era verdad. Todavía era un adolescente algo torpe que no controlaba del todo su alfa interior. Por eso se le ponían los ojos amarillos con frecuencia y no controlaba su fuerza, como acababa de pasar.

Pero ese molesto apodo no le molestaba en absoluto si venía de los labios del pequeño cazador. Le hacía sentir como algo pequeño y adorable, que requería el amor y los mimos del chico.

Jungkook besó con cariño la mejilla de Jimin y luego la punta de la nariz. Pero cuando se disponía a besar sus mullidos labios, alguien tocó la puerta.

-Mierda- soltaron a la vez.

Jungkook corrió a esconderse en el baño mientras Jimin se arreglaba el pelo y abría la puerta con lentitud. Al instante, unos brazos le rodearon y él correspondió encantado al abrazo de su amigo.

-¡Hobi!- gritó con felicidad al ver a su mejor amigo.

Le invitó a pasar y cuando estuvieron resguardados del frío invierno, ambos chicos vieron al cambia formas en la puerta de la habitación de Jimin, con los brazos cruzados y una mueca de desagrado en la cara.

-¿Qué hace el pulgoso aquí?- preguntó su amigo. Jungkook bufó, rodando los ojos.

-Cachorro...- susurró Jimin divertido mirando a Jungkook. Luego se giró para hablarle a Hoseok- lo encontré anoche en mi armario, no quería decirme porqué estaba ahí y aquí está.

Hoseok meneó la cabeza en señal de desaprobación y se sentó derrotado en el sofá. Pronto Jimin y Jungkook se unieron a él, sentándose juntos en el otro asiento.

Hoseok se pasó la mano por su morena cabellera.

-Vengo para darles una noticia, no es agradable pero... ¿Recuerdas al viejo Sam?- miró a Jimin- El que siempre estaba al lado de la taberna cantando.

AlwaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora