Capítulo 4: Dos pájaros de un tiro.

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—Jungkook, él es Jimin. Jimin, él es Jungkook, espero logren llevarse bien considerando el tiempo que pasaran juntos. —el manager les dejó a solas tras cerrar la puerta de la sala de ensayos, sin darle tiempo a los reproches de Jungkook.  La agencia había decidido que él debía de regresar a los escenarios y desviar un poco la atención de los fans por la desaparición de Taehyung.  Las negativas del idol poco importaban, era un trabajador y debía de producir. 

Su mirada estaba en Jimin, atento, analizandole mientras aquel no era indiferente. Aunque, claro, las razones si lo eran. La oportunidad le estaba abriendo las puertas a matar dos pájaros de un tiro. Aunque parecía ser demasiada coincidencia el que días atrás Natalie le pidiera seducir a Jungkook, y a los días se presentara la oportunidad de ser uno de sus bailarines. Bueno, no solo uno, el principal. Mucha coincidencia que de seguro llevaba el nombre de Natalie. 

—Gusto en conocerte. —Jimin hizo una leve reverencia en señal de respeto, curvando sus labios en una cálida sonrisa que obtuvo una mirada indiferente por parte de Jungkook. 

—No te hagas falsas esperanzas. No es nada contra ti, pero, no tengo intenciones de perder el tiempo aquí contigo. —pronunció con completa sinceridad. Llamándole la atención el que el ajeno no pareciera sorprendido. 

—Es por Taehyung ¿verdad? 
—Obviamente. 
—¿Él es lo suficientemente importante como para que te jodas la carrera?
—Lo es. 
—¿Ustedes... —fue silenciado antes de terminar de formular la pregunta, con ello y tras alzar la mirada, se topó con la ajena de manera más intensa; penetrante, que le hizo creer que estaba tocando fibra sensible. 
—Haces demasiadas preguntas, Jimin. —dio unos cuantos pasos hacia él, obligandole a retroceder hasta lograr acorralarlo con la diestra que fue a dar sobre uno de los grandes espejos que cubrían una de las paredes. 
—¿No puedo hacerlas? —le miró directamente a los ojos, no quería que el ajeno ganara seguridad sobre su persona al verle intimidado. 
—Puedes pero no debes. El tema que tiene que ver con Taehyung me pone especialmente de mal humor. —confesó. 
—Responde a mi pregunta y no volveré a mencionarlo. —se le estaba presentando la oportunidad de confirmar las sospechas de Natalie por lo que no iba a desperdiciarlo, más cuando ello significaba tener que entrar en juego absurdo de seducción que seguía por no llamarle.
—No, y no. No estoy aquí para negociar contigo. Y ya te lo advertí de buena forma, no le vuelvas a mencionar. —sentenció. 
—Me huele a que ustedes son más que simples compañeros, o amigos. Taehyung es atractivo, bastante; de seguro es un buen amante. Cualquiera inflaría el pecho al tenerlo de pareja, incluso si solo lo tienen para follar de vez en cuando, me pregunto si... —un golpe que vio con dirección a su rostro le hizo dar un brinco y a su vez quedarse en silencio. El golpe había dado de lleno sobre el espejo, de seguro trisándose, cosa que no tuvo que corroborar, era cosa de mirar la expresión de Jungkook junto con la velocidad del impacto que en verdad vio en su cara. Tragó saliva y cerró sus labios entreabiertos por la sorpresa. Solo entonces se dio cuenta de que quizás provocar al ajeno no era el mejor de los caminos.

—Mierda, Jungkook ¿qué haces? ¿sabes lo difícil que fue conseguir que... —el manager hacia ingreso de manera oportuna a la sala de ensayos, a lo que Jungkook sin decir más nada le ignoró y salió de la sala con la zurda empuñada. Restandole importancia al daño de sus nudillos por el golpe y cortes propios de haber roto un espejo.

—Perdonalo, Jimin. Él esta muy frustrado por lo de Taehyung y lo lento que anda todo, además de que le obligaran a regresar. —el mayor buscó bajarle el perfil al asunto, si pasaba que Jimin renunciaba; las cosas se iban a poner complicadas para él tanto como para el idol.

—Descuida, hyung. Yo entiendo, además, fui quién habló demás. —pronunció con una sonrisa en sus labios, una que era completamente falsa. Pues,  a diferencia de ambos, no era de los que le restaban importancia a esos asuntos; sin embargo, sabía que no era el mejor momento para dejarlo en evidencia. Menos si quería permanecer en ese entorno.

—Gracias y disculpa nuevamente. Hoy no creo que Jungkook se aparezca por la agencia nuevamente, pero, pronto tendrá que hacerlo quiera o no. Hasta entonces te avisaré, nos vemos. —el mayor se retiró apresuradamente, de seguro en búsqueda del enfurecido idol.

Por su parte, Jimin buscó un lugar apartado en el que poder hablar con libertad, terminando por escoger uno de los baños tras asegurarse de que estuviera vacío.

—Demonios, ¿por qué tienes que demorarte tanto en responder?
—Estaba ocupada, ¿qué pasa? 
—¿Tuviste algo que ver con eso de que me contrataran como bailarín de Jungkook? —la respuesta era obvia, pero, no perdía nada en confirmar.
—Claro, y ya sabes que hacer. 
—Hace unos minutos estuve con él, y casi me jodió la cara. 
—¡Supongo que tu no le hiciste nada!
—Uy, ¿te preocupas más de él que de mi?
—No es eso, pero si le hiciste siquiera un rasguño, dudo que mis hilos hagan que puedas seguir ahí.  Y entonces...
—Entonces el plan se jode. Y tranquila, me terminaron pidiendo disculpas.
—Dudo que él.
—Bueno, su manager. 
—Un punto al favor, si a él le preocupa el que te puedas ir, quiere decir que desde arriba le están presionando. 
—Y eso es bueno, ¿no?
—Lo es.
—Tengo que cortar.
—¿No estas solo?
—Estoy en el baño. —y alguien acaba de entrar. 
—Ven a verme. 
—No lo haré. 
—¿Por qué no? 
—Porque se te olvida mi nombre. Hasta que puedas pronunciarlo incluso en sueños, hasta entonces no caminaré hacia ti de nuevo. 
—Sabes que lo terminaras haciendo igual.
—Quizás, pero hoy no. 
—Jimin...
—Nada.
—Ya te prometí no volver a gemir el nombre de... —llamada finalizada. Natalie se había quedado con la palabra en la boca; cosa que le molestaba enormemente, misma razón que le hizo llamar un par de veces más a Jimin. Llamadas que no contestó pues sabía que lo que le esperaba eran un par de gritos de ella. Gritos que no le aparecía escuchar por lo quedaba de día. Estaba en plena mudanza, aún le quedaban muchas cosas por ordenar en el nuevo departamento, por lo que aprovechando el que había sido liberado de sus deberes en la empresa; decidió regresar a casa y seguir con lo suyo. 

La verdad era que no tenía paciencia para un berrinche más por parte de la menor. Jungkook ya le había dejado demasiado tenso.

El idol que desapareció.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora