Capítulo 7: Soy Dieter.

45 4 0
                                    


A un día para que se cumplieran los seis meses del secuestro de Taehyung, Lia preparaba sus cosas personales para lo que iba a ser su ausencia por un mes por ordenes de Dieter, el jefe. Sin autorización para despedirse, ella salió del que había sido su hogar por largos seis meses en los que cuidaba y atendía a Taehyung.  Lamentando el no poder informarle de su larga ausencia, ella se instalaba en el cuarto piso del edificio que semanas atrás había visitado.

Una vez despierto, Taehyung se dio cuenta de que estaba encerrado. Una bandeja con comida descansaba en su espera mientras él sentía repentina angustia por no saber ni entender el por qué de su encierro. Si bien no olvidaba que estaba secuestrado, ya se había acostumbrado a no estar en un espacio tan reducido como era su habitación. Así como el hablar con Lia, o ayudarle en lo que fuera. 

Comió con tranquilidad y luego se duchó.  Al menos habían tenido cierta consideración en asegurarse que la habitación contara con baño propio, lo que le permitía tomar largos baños cuando su encierro tenía pinta de que no sería corto. El día pasó demasiado lento, pero el haber estado sumergido en la tina por un par de horas, le había relajado lo suficiente como para quedarse dormido apenas su cuerpo sintió en cobijo de las frazadas de la cama; despertando solo cuando escuchó un ruido que no pertenecía a su habitación. Llevándose con una sorpresa, entonces. 

Sus ojos estaban vendados, pues, pese a abrir sus ojos, estos seguían en oscuridad y no solo eso, el movimiento de sus extremidades también estaban limitadas pese a seguir acostado.  Una mala sensación no tardó en embargarle y con ello el recuerdo de su violación.

—¿Lia? ¿Lia estas ahí? háblame por favor... —el silencio se hizo presente, aunque no por mucho tiempo. Una caricia le hizo alzar el mentón, tras ello un recorrido por el lado derecho de su cuerpo en dirección a la clavícula y pecho. Un escalofrío le recorrió e inevitablemente tragó saliva. Estaba nervioso, más de lo que quisiera admitir.

—Tranquilo Taehyung, no te haré daño, no mientras seas un buen chico. —el tiempo pareció detenerse mientras el corazón parecía querer salir por su boca. La voz, esa voz, la conocía tan bien que podría apostar su vida de que se trataba de Jungkook. Aunque sonaba a una completa locura, se dejó llevar por la emoción.

—Ju-jungkook ¿eres tú? ¿estás aquí? —la angustia no tardó en llegarle. 
—¿Te han secuestrado también? ¡Joder, dime algo! —impaciente intentó liberarse de los agarres que le mantenían pegado en la cama. 
—Calma, te harás daño. —la misma voz pronunció y lejos de calmarse se alteró aún más.
—Jungkook, te juro que si todo esto a sido una puta broma tuya, te juro que no  te lo perdono en la vida. ¿Entiendes? en la vida. —el llanto no tardó en aparecer tal cual llave recién abierta. 
—¡Sueltame de una puta vez! 
—Pero que pajarito tan ruidoso. —"pajarito" aquel apodo le daba real asco, más porque le recordaba a sus violadores. 
—¡NO ESTOY BROMEANDO, SUÉLTAME DE UNA PUTA VEZ!
—El único que da ordenes aquí soy yo, así que deja de gritar o en verdad perderé la paciencia y te irá mal, Taehyung.  —si bien la voz sonaba a Jungkook, tenía algo diferente. Quizás la entonación, o la pronunciación.
—Al menos quitame la venda. No nos vemos en medio año, al menos tienes que dejar que te vea. —intentó calmarse, primero quería confirmar sus sospechas y luego, luego vería que hacer con lo demás.
—Te la quitaré, pero tienes que mantener la calma. Aunque te sea difícil, mi paciencia es poca. —confesó Dieter tras observarle con atención. Había dejado la caricia desde el momento que aquel se había alterado. Cosa que de cierto modo entendía, misma razón que le hacía ser un poco más paciente, pero eso también tenía un limite, uno muy corto. 

Con cuidado desató la venda que mantenía a ciegas a Taehyung, mismo que parpadeó un par de veces en búsqueda de aclarar la visión pues la luz le causaba incomodidad normal que no tardó en irse.

—Tu cara, tu expresión es un autentico poema, Taehyung. —ensanchó una sonrisa que estaba cargada de satisfacción, más porque sabía lo confuso que debía de ser todo ello para él.

—Jungkook... en verdad eres tú. —el llanto de Taehyung regresó, en parte por la felicidad que sentía y otra por sentirse traicionado.

—Te equivocas, soy Dieter.
—Dieter mis pelotas, dejas tus putas bromas, Jungkook.
—Que modales, y no estoy de broma. Soy Dieter en el cuerpo de Jungkook. 
—¿Qué? —el llanto cesaba de a poco, sin embargo él seguía sin entender nada.
—Eso, soy Dieter en el cuerpo de Jungkook. Dos personas en un cuerpo. —pronunció despreocupadamente.
—No te creo, Jungkook. 
—No me creas, pero deja de llamarme así. Soy Dieter. 
—No, eres Jungkook. —no podía evitar el pensar en toda su historia con Jungkook, siendo aquel  el que nunca pareció tener indicios de una doble personalidad o algo de ese rollo.
—¡Mientes! 
—No miento. —la sonrisa en él seguía. 
—¿Crees que te crea que eres ese tal Dieter y que me has secuestrado? 
—Que niño más inteligente, fue así. Te secuestré porque me cansé de tener que compartirte con el mundo, me perteneces y soy el único que tiene el derecho de verte brillar. 
—Estás como una puta cabra. ¡Me violaron por tu culpa! —sentía que en cualquier momento iba a colapsar.
—Lo sé, pero ya me hice cargo de ellos. Incluso hice que Lia te entregara sus inútiles pollas. —Lia, había olvidado a Lia.
—¿Dónde esta ella?
—No importa dónde este ella. Lo que importa es que estaremos todo un mes a solas.
—¡Ni de coña, me das asco! —Taehyung estaba colmando su paciencia. 
—¿Asco? si bien que has follado conmigo y no te he dado precisamente asco. —burlón pronunció.  Plantando la duda en Taehyung.
—Eso... ¿cuando? —el mayor no tardó en reír. 
—¿Ni cuenta te has dado? vaya, ¿y dices amar a Jungkook cuando no logras diferenciar cuando estas follando con él o conmigo? —el rostro del menor evidenciaba completa confusión, cosa que estaba disfrutando.
—Eso ¡Eso en mentira!
—No lo es, y no tengo problemas con hacerte recordar, ¿sabes? —sin más se aproximó al ajeno, liberandole las piernas para sin espera ni titubeos, desnudarle de la parte inferior.
—¡No quiero! —se removió en un intento de zafarse. 
—Vas a querer, ya verás...
—¡NO! ¡ME DAS ASCO, QUITATE! 
—Peor para ti, entonces. —sin inmutarse, dejó las caricias y la "dulzura" al bajarse el pantalón para entonces dejar a la vista su erección. El menor le generaba demasiada tensión sexual, por lo que aquel incluso sin hacer nada ya le ponía caliente. Taehyung realmente desconocía los efectos que tenía sobre su persona, aunque bueno, el haberle secuestrado ya evidenciaba en algo aquello.
—Yo en verdad no quería que nuestro reencuentro fuera así, pero como al parecer no me la vas a poner fácil, no me tomaré el tiempo para ser cuidadoso. —pronunció al tiempo en el que se posicionaba entre las piernas del menor, direccionando su erección  hacia el anillo anal ajeno, aprovechando de la humedad que envolvía a su glande al estar excitado. No tardó en ejercer presión sobre el anillo que se negaba a ceder.

Dieter jadeó, una parte de él aún se contenía.

—¡Déjame! ¡Eres asqueroso, me das asco, no me toques ni me metas tu sucia polla! ¡Eres igual o peor que esos putos violadores! —¿le acababa de comparar con unos violadores? mala idea. 

—Sí, quizás tienes razón. Te mostraré que tanto me parezco a ellos. —sin más y sin cuidado alguno, perforó la cavidad anal de Taehyung. Mismo que gimió de dolor pues debió de sentir como su interior se desgarraba en el vaivén que no le dio espacio para tomarse un respiro, no siendo el único afectado por la falta de lubricación y estreches. El pene de Dieter también sufría las consecuencias; sin embargo, aquellas no fueron impedimento para que cesara su impulso hasta llenarle de su semilla.

El idol que desapareció.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora