Capítulo 10: Jodido Jungkook.

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Taemin

—Un respiro, necesito un respiro. —agotado se desparramó en el sofá de su camarín, las cosas se habían vuelto un caos.  Uno que apenas le permitía tomar un descanso, era una suerte si lograba comer más de dos comidas al día y ello le tenía en una baja de peso que su cuerpo comenzaba a reclamar. 

Bebió agua, bastante agua tibia en la que esperaba fuera una caricia para su usada garganta. Sería una pésima idea enfermar justo cuando tomaba el liderazgo nuevamente en la industria aunque a su vez el pensamiento de tomarse unos días, quizás unas semanas le llamaban. Cerró sus ojos por los que creyó unos segundos que terminaron siendo un par de horas y quizás un par más de no ser por reiterado golpe en la puerta que le hizo despertar. 

—Ya salgo, ya salgo. —un debil bostezo escapó de sus labios, junto con ello sus ojos se llenaron de lágrimas que abrieron paso a un nuevo bostezo mientras abría la puerta de manera despreocupada. De seguro era su manager y reproches de aquel. No se equivocó.

—¿Dónde estuviste todo este tiempo? todo mundo te andaba buscando. 
—Pues todo el tiempo estuve aquí, luego del ensayo... me dormí sin darme cuenta. Tampoco es para tanto. Peor sería si estuviera en el hospital por un colapso que huelo me va a ocurrir un día de estos. —reprochó con la razón en cada palabra. Le estaban sobre cargando. Entendía que era el idol que daba mayores ingresos en la empresa, pero, eso no quitaba el que era humano y no un androide que podía trabajar casi sin descanso. 

—Me pusiste de nervios, por segundos pensé en que quizás correrías la suerte de Taehyung. 
—Creo que es más posible que corra la suerte de Jungkook.  —vio la duda en el mayor. 
—¿Jungkook? ¿qué tiene que ver él en todo esto? —de pronto interrumpió Natalie. 
—Natalie. —ambos hombres pronunciaron. 
—Hola, oppa. Hola manager Nam. —Taemin sintió como su brazo derecho era envuelto por uno de los brazos de la menor y aquello le indicaba el que tendría que pasar tiempo con aquella.
—Manager Nam, creo que mi tío estará feliz de que le digas que oppa se encuentra bien.
—Cierto, ya voy. No te desveles demasiado, Taemin, mañana madrugas. —aquel asintió a las palabras del mayor quién sin más se retiró. Tras ello soltó el agarre que había generado la ajena. Una cosa era con más gente al rededor,  y otra muy distinta cuando estaban a solas.
—¿Qué quieres? —preguntó Taemin mientras bebía nuevamente agua, sentía la boca seca. 
—Nada, solo vine a visitar a mi tío y entones pasaba por aquí, les escuché hablando de Jungkook y entones les interrumpí. —Taemin analizó las palabras ajenas en silencio. Era bastante cercano a Natalie como para entender y saber que ella no decía las cosas por nada.

—¿Qué rollo te traes con él?
—¿Con Jungkook?
—Sí, de él hablamos ¿no?
—Nada. Es solo que no me fío de él. 
—¿No te fías de él? pero que milagro... 
—¡Yah! no tienes que ser sarcástico. 
—No lo soy, pero tú no te fías de nadie nunca. 
—Es mejor así que desilusionarte del mundo. 
—Solo no me metas en problemas. —ella rió ante las palabras de Taemin.
—¿Problemas? que va, tú no tienes relación con Jungkook. 
—Quién sabe. —Taemin dejó la frase en el aire, lo suficiente como para sembrar la duda en Natalie. 
—¡No jodas!
—No jodo. —sonrió amplio. Si había una de las cosas que realmente disfrutaba, era el jugar con la impulsividad de Natalie, que decir de su curiosidad.
—¡Oppa! 
—Esta guapo. —siguió con su juego solo por el gusto de hacerla enfandar.
—¡No sé porque todo mundo dice eso! —Natalie había sido envuelta en el juego sin siquiera darse cuenta de ello.
—Todos ¿Todos quienes? —y con ello se abría la puerta se sacar mentira por verdad. Los años de conocerla le permitían saber que bastaba con alterar un poco el estado de animo de aquella para poder saber cosas que ella en tranquilidad no diría. Era la típica persona que no sabía callarse cuando algo le estaba molestando.
—Jimin y...¡Taehyung! —las mejillas femeninas estaban rojas por tanto gritar. 
—Oh, Taehyung. ¿Quién es Jimin? 
—Un bailarín nuevo en la empresa...
—¿Solo un bailarín? digo, aquí hay un montón y nunca que vi preocupada por alguno de ellos. —su mirada estaba atenta en ella, analizandole.  Ella por su parte estaba cruzada de brazos. 
—Allá las cosas son diferentes. —ella se excusó rápidamente por lo que intuyó había dado en el punto. 
—No creo que tanto. Y puedo apostar que te haz liado con Jimin. —el silencio se hizo presente por parte de ambos. 
—¡Eso no importa! tú te has liado con no se cuantas... 
—Shh, no reveles mis secretos que yo no ando revelando los tuyos. —el indice diestro se apoyó justo en el centro de los labios femeninos, entonces ella asintió. 
—Ya me tengo que ir, nos vemos. 
—¡Oppa! —él detuvo el paso ante el grito de Natalie, suponiendo que aquella le iba a pedir algo. 
—Dime. 
—Llévame. 
—No. Tú viniste solita y te vas solita, además, de seguro queda alguien más que lo pueda hacer. Quizás estas de suerte y esta tu tío. 
—Pero... 
—Pero deberías de aprender a conducir.  —sin más se retiró. Él sabía que ella sabía conducir, solo que fingía el no saber para sacarle provecho al estar dependiendo siempre de otra persona.  Y bueno, Natalie seguía creyendo que le tenía engañado. 

El idol que desapareció.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora