Pajarito libre.

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¿Así se sentía recuperar la libertad? ¿Por qué se sentía tan frío, tan triste? ¿húmedo? ¿Estaba lloviendo?  oh, son lagrimas. ¿Quién llora? ¿Por qué llora?

Todo dabas vueltas y era como flotar. Flotar teniendo las extremidades pesadas, tan pesadas que no podía con ellas.  ¿Me había muerto u quizás estaba por hacerlo? eso explicaría el porque alguien lloraba. Me siento tan cansado, quiero dormir. También quería hablar, pero las palabras no salían.

—No te duermas, Taehyung. No lo hagas. —un voz dulce pronunció. Sonaba casi como Jungkook, pero él no existía. Y Dieter no era dulce. Hizo un intento por mantener sus ojos abiertos y enfocar a quién lloraba humedeciéndole el rostro desde arriba, eso porque él estaba recostado con la cabeza apoyada quien sabe donde.

—No puedes dejarme así, no después de tanto. —aquel sonaba a un reproche. Uno triste, tanto que lejos de molestar daba pena. Quién era dueño de aquella dulce voz parecía hacer esfuerzo por contenerse, pero la voz terminaba delatando al quebrarse.

—¿Jungkook? —susurró apenas, tras ello vino la tos que casi le arrebata todo el aire que sus pulmones con esfuerzo intentaban retener. —No, tú eres Dieter... ¿por qué lloras? —buscó observarle, pero apenas lograba tener destellos de claridad. Su visión permanecía borrosa. Sin embargo, ello no fue suficiente, había confirmado de que Dieter era quién le estaba cobijando mientras lloraba tal cual niño pequeño. Por segundos sintió ganar de acurrucarlo, pero sus extremidades no respondían. No como quisiera y que patético. 

—No te muevas, no es necesario, ya vendrán por nosotros... —Dieter pronunció con dificultad. Se estaba ahogando entre su propio llanto, quién diría que aquel podía tener esa clase de sentimientos. Incluso a Taehyung le parecía raro, aunque a su vez le decía el que su situación estaba peor de lo que podía sentir. 

Con esfuerzo el idol movió sus dedos diestros, y con otro esfuerzo mayor logró alzar la diestra llevando aquella al rostro ajeno que permanecía justo sobre él. Supuso entonces que su cabeza estaba sobre el regazo del mayor, era la única parte del cuerpo  que no sentía fría. Entonces le acarició. Una mejilla húmeda pero cálida y unos ojos tristes, Dieter estaba roto. Desde el comienzo siempre lo estuvo,  aunque oculto. Ahora estaba roto y a la vista del mundo. 

—No llores, no llores Dieter... incluso si muero, no llores. Siempre.... estaré contigo, es una promesa.  Como cuando... prometí a... Jungkook el que... nunca más iba a estar solo, esa... promesa va... para ti también. —la extremidad perdió  su fuerza pero fue sostenida antes de que diera de lleno con el suelo. 

—¡Cállate, joder! no necesito que digas esas cosas... —reprochó Dieter acunando la extremidad con suma delicadeza, casi como si temiera romperla. —No gastes tus energías y procura seguir respirando... —terminó por susurrar.

—Te amo, Dieter. 

Una extraña sensación de libertad le inundó y  con ello perdió la conciencia.
No habían más palabras pero si un motón de sentimientos a flor de piel, una calidez deseada y un montón de reproches.


"Si tan solo las cosas hubieran sido diferentes, quizás hubieran habido más sonrisas."

El idol que desapareció.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora