Reencuentro, Jungkook, Jimin y Natalie.

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Natalie dividía su tiempo en tres trabajos, mesera, modelo y profesora de baile. Siendo el de modelo el que le dejaba mayores ingresos pero la poca constancia del trabajo le había forzado a buscar mayor estabilidad, eso lo consiguió siendo mesera pues el trabajo de bailarina solo se resumía a los fin de semanas.  Eso la llevaba a andar corriendo de un lugar a otro y pensar seriamente el mudarse pese a su negativa a ello. Necesitaba vivir en un sitio más céntrico. 

El trabajo de mesera que tenía de lunes a sábado le robaba medio día,  a no ser que se quedara reemplazando un turno. 

—Natalie, ve, hay clientes esperando. —ella solo asintió a las ordenes y fue a darle atención a los clientes, ¿quién pensaría que ella algún día estaría recibiendo ordenes? al menos no era tan malo como lo había imaginado. Eso le quitaba un peso de encima. 

Ese día parecía ser un día más concurrido de lo normal, de pronto se percató que en su mayoría eran adolecentes. ¿Fans de alguien?  entonces una idea vino a su cabeza, misma idea que le hizo revisar su celular en un movimiento disimulado pues su atención debía de estar con los clientes y no con el celular. Revisó un grupo de chat que tenía con otras sasaengs de Jungkook, mismo grupo en donde se informaban los movimientos del idol que para su sorpresa, estaría pronto a llegar al restaurante. 

Maldijo mentalmente, ya no estaba a tiempo de pedir el día libre. 

—Natalie, deja de perder el tiempo y atiende a la gente... —la jefa de pronto le hizo dar un brinco por la sorpresa de que aquella le diera ordenes de tan cerca. Natalie asintió y sosteniendo una libreta siguió con su trabajo. Las mesas estaban llenas por lo que tenía la esperanza de que el idol decidiera ir a otro recinto. 

Los minutos pasaban y no hacía más que entregar bebestibles, al parecer nadie quería comer. Cosa obvia, el pedir algo era solo para disimular las verdaderas intenciones de las fans y les permitieran quedarse. Ella haría lo mismo. 

—¡Jungkook! ¡Es Jungkook! 
—¡Oppa!
—Dios, que alto es.  —ella rodó los ojos, pues el idol no era tan alto. Habían idols que estaban sobre el 1.80, ellos si eran altos. Pensó en ello intentando  permanecer con una expresión tranquila. 
—¡Oppa, oppa! —la euforia de las fans le era molesta, más porque sus gritos eran agudos, tanto que parecían más bien chillidos. 
—¡Viene hacía acá! —le empujaron casi haciendo que perdiera el equilibrio de no ser la pared que detuvo la caída. 
—Oh, no esta solo... 
—¿Quién es él?
—¡Oppa! ¡Oppa! ¿Quién es él? 
—Debe de ser un modelo, mira lo guapo que es... —Natalie se llevaba entonces una sorpresa al ver a Jimin. 

Jungkook y Jimin, perfecto. Suspiró profundamente y decidió irse a la cocina, acción frustrada por su jefa. Pareciera que ese día estaba encaprichada en asegurarse de que no tuviera un respiro.

—Ve a atender al idol. 
—¿Por qué yo? hay otras personas libres. 
—Porque tú vienes de ese mundo, les conoces mejor. —que hija de puta. Ganas de decírselo no le faltaron pero no podía perder ese trabajo. 
—¿No me harás caso? —tras un nuevo suspiro, ella asintió en dirección a la mesa. 

Aquellos habían reservado un puesto en la segunda planta, junto al ventanal que daba hacia la ciudad. Casi no habían personas en esa planta, cosa que agradeció, no quería seguir esquivando molestas fans histéricas.  Además,  quién mejor que ella para ese trabajo. Podría obtener información de primera fuente, misma que se encargaría de filtrar en los blogs de fans a los que pertenecía.

—Hola, buenas tardes. Soy Natalie y son quién estará encargada de atenderlos hoy. —una pequeña reverencia mientras hacia un esfuerzo por sonreír. Tras ello les pasó el menú y esperó unos segundos. Lo normal era dejarlos a solas para que tomaran sus decisiones, pero por la expresión en Jimin supuso que este le diría algo. 

—Oh, Natalie. Tanto tiempo. —pronunció el bailarín, mismo que le recorrió con la mirada, siendo acción similar a la del cantante. 

—Alguien como tú de mesera, vaya, he de admitir que con el ego que te cargabas nunca pensé el verlo. —Jungkook pronunció sin ocultar el tono de burla que al bailarín le causó gracia. 

—Yo tampoco, menos cuando era ella quién daba las ordenes. 
—Lo recuerdo, sobre todo esa que te hizo venir hacia mi ¿no? 
—Sí, algo que siempre le estaré agradecido. —claro, la orden que le había dado de conseguir información de Jungkook, misma que había hecho que ambos se juntaran. Pero si había algo que ella seguía sin poder controlar, era el quedarse callada. 
—¿Vienen a celebrar su aniversario? ¿Hace cuanto están juntos? ¿Debería de pedir un pastel para esta ocasión especial? —si bien ella no gritó, si habló en un tono alto. Lamentando el que no hubieran suficientes fans cerca. Sin embargo, las que estaban al parecer lograban escuchar. 
—¿Aniversario? 
—¿Aniversario de qué? —que ganas le daban de responder esa pregunta. 
—Oppa, explícanos. 
—Sí, queremos que nos expliques. 

Natalie vio como Jimin se tensaba a a Jungkook no le hacía puta gracia. Había conseguido fastidiarle al menos un poco y con eso de daba por pagada. 

—Iré a atender otras mesas, a mi regreso les tomaré su pedido. —sin más se retiró. Pero en dirección al baño, tiempo que aprovecharía para escribir en el blog. 

"Hay rumores de que Jungkook estaría celebrando un aniversario con la persona que lo acompaña" "El chico que le acompaña es Jimin, su bailarín principal"  "¿Tendrán una relación oculta?" 

El idol que desapareció.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora